sábado, 19 de enero de 2008

Venezuela. Vieja relación, o coincidencia?

Las ultimas declaraciones del Presidente Chávez y los diputados venezolanos a favor del estatus de beligerancia de las FARC parecen ser el clavo final de una relación que se venía deteriorando sin remedio y bajo la complacencia de ciertos sectores políticos colombianos y venezolanos que sin duda han sacado rédito de una situación que a todas luces se ha salido de las manos.

La historia, por lo menos la más reciente, se remonta al 2004, cuando varios diarios entre ellos el Nuevo Herald y El País de Colombia informan que las FARC se han quedado sin balas y que un grupo numeroso de guerrilleros explora las posibilidades de comprar en el mercado negro grandes cantidades de munición para sus rifles AK-47 7.62 X .39 mm. El mismo año, según archivos que se encuentran en una corte de la Florida, se confiscaron 204,000 balas de ese mismo calibre que iban a ser negociadas en el occidente de Venezuela, cerca de la frontera con Colombia. El Tiempo, el 16 de junio de 2004, también da cuenta de la crisis que viven las FARC gracias a los comentarios del exguerrillero Carlos Ploter, que en una intervención durante su visita a la Fundación Heritage dice que las “FARC compraron una gran cantidad de fusiles AK-47 para los cuales no tienen munición”.

Poco después se desenreda la madeja y nos enteramos gracias a una exitosa operación de inteligencia del ejército colombiano que Vladimiro Montesinos estaba justo en la mitad de la operación de la venta, por parte de la mafia rusa, de 10,000 fusiles AK-47 del calibre referido a las FARC. Con un detalle importante para menester de nuestra historia: el calibre de las balas con que llegaron los fusiles era diferente y el material de guerra no pudo ser utilizado.

El analista Javier Cáceres de Notiven, cuenta que paralelamente existía la necesidad de renovar el armamento venezolano por versiones más livianas. Curiosamente en vez de comprar el que más conveniente era según los estudios, un rifle de calibre 7.62 X .51mm, la decisión curiosamente favoreció la compra de fusiles de 7.62 X .39 mm. Para la época Rodrigo Granda, el canciller de las FARC, vivía tranquilamente en Caracas. ¿Relación, o coincidencia?

Entre tanto, el proyecto bolivariano, o Polo Patriótico -su nombre en Venezuela- va afianzándose con la paciencia de una araña y con la complicidad de muchos en diferentes países. El discurso sube de tono entre azufres y victimizaciones ante invasiones virtuales que dan la excusa perfecta. Dos años más tarde, Venezuela se convierte en el país de más gasto militar en América Latina. Para el 2006, el vecino país de Colombia, invertía más de USD 4 mil millones de dólares, más que Pakistán e Irán. Las cosas comienzan a complicarse cuando Venezuela confirma su decisión de conformar una gran fuerza de resistencia civil y de brindar ayuda militar y económica a otros países solo a cambio de su apoyo al movimiento político bolivariano.

Chile, Perú y Colombia entre otros se preocupan. En Brasil, presitigiosos políticos describen el gobierno del presidente Chávez como uno “populista militar” que “ha regresado al país a 1950, al periodo de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez. Insisten en que el movimiento no solo es peligroso para Colombia sino para el mismo Brasil.

Ricardo Sucre, un politólogo de la Universidad Central de Venezuela va más lejos. Dice que la falta de transparencia en todo esta proceso deja bien abierta la posibilidad de que las armas del ejército venezolano vayan a otras manos, incluyendo el Frente Francisco Miranda, un grupo pro-chavista de corte paramilitar, que lo respaldaría en caso de una traición por parte del ejército venezolano. De hecho, los informes de contra terrorismo internacional dejan el beneficio de la duda sobre cómo algunas de las armas incautadas a los grupos armados de izquierda en Colombia, han pertenecido a las fuerzas venezolanas. ¿Relación o coincidencia?

Para complicar las cosas y sembrar más dudas a presente y a futuro, Venezuela ha disputado la validez de las resoluciones 1373 y 1540 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, documentos importantes en la lucha antiterrorista. Venezuela incluyó un pie de página donde dice que la adquisición de armas de destrucción masiva no es una amenaza para Occidente, dejando abierta la posibilidad de que Venezuela tenga entre sus planes el desarrollo de un programa nuclear que habría ya consultado con Argentina y Brasil, que miran con recelo la propuesta.

El apoyo explícito al “proyecto político bolivariano” de las FARC ha sido el equivalente a una bomba regional y salvando las distancias políticas y geográficas, equipara al grupo terrorista con el Hezbollah, ampliamente apoyado por Irán casi de la misma forma en que el presidente venezolano lo ha hecho con los armados ilegales colombianos. ¿Relación o coindiencia? Relación o coincidencia mortal para la estabilidad de América Latina.

Lo cierto es que los antecedentes y los recientes acontecimientos nos ponen en una delicada situación que nos puede llevar a una confrontación entre los dos países con consecuencias lamentables. Una indeseable militarización conllevaría la presencia de militares diferentes a colombianos y a venezolanos con imprevisibles resultados. Viéndolo así el último artículo de la curtida periodista anti chavista, Patricia Poleo, aunque un poco exagerado en mi concepto, algo tendría de verdad.

La solución no parece ser otra que la intervención de Castro o de Lula en la disputa entre hermanos. Sin embargo no es seguro que sea exitosa. Detrás de toda la situación se encuentra el controvertido Ministro del Interior venezolano Rodríguez Chacín conocido de las FARC desde la decada de los 90 cuando era jefe de la DISIP -Dirección de los Servicios de Inteligencia y Prevención de Venezuela-, quien no solo facilitó la vida de "el canciller" de las FARC en Caracas, sino en cuya finca pernoctó Ivan Márquez, del Secretariado de las FARC hace un par de meses. De Rodríguez Chacín, ya sospechaba el expresidente colombiano Andrés Pastrana, quien le prohibió continuar, salvo previa autorización, sus visitas al Caguán, en plena época de la zona de distensión. En la finca del mismo importante funcionario venezolano habrían permanecido Clara Rojas y Consuelo Gonzalez de Perdomo antes de su liberación.
Todos los ingredientes para un conflicto que puede salirse de madre están dados: un grupo terrorista con infulas políticas apoyado por un gobierno extranjero, grupos políticos externos e internos interesados en socavar la autoridad del gobierno colombiano, radicalismos alimentados con tetero por los grupos políticos de turno, armas, drogas, petróleo, secuestrados y una inmensa falta de respeto de parte de unos y otros. Los grandes perdedores sin duda seremos los civiles, los desarmados, y la democracia colombiana. Dentro de esta lista, un gran perdedor. El Polo Democrático, el partido de izquierda colombiano, que por carambola habría perdido su momento estelar para lograr por sí solo un desempeño político importante. El momento se lo ha robado Chávez, como lo digo, con el beneplácito inocente de los mismos afectados.
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