jueves, 30 de noviembre de 2006

EL ORO Y EL PETROLEO o el mundo en problemas

11月29日
EL ORO Y EL PETROLEO o el mundo en problemas
Tokio, Noviembre 29 de 2006

Buenos días.

Los lamentos retumban por todo el mundo. En Asia los analistas se rascan la cabeza y se preparan para lo que pudiera llegar a ser una de las grandes crisis industriales de la historia.

La aparente estabilidad de los precios del petróleo en estas últimas semanas no es nada más que una máscara. Se deprecia el dólar en Colombia, se deprecia en Japón y en Europa, por una decisión políticamente motivada desde los Estads Unidos, donde sube la inflación. El panorama no es alentador: debilidad económica en Estados Undios, inestabilidad geopolítica en el Medio Oriente y en algunos países de América Latina, el declive de la producción natural y el control por parte de los productores mandarán el precio por lo menos a US$70 por barril.

El oro también ha hecho lo propio, la onza se cotizó el mes pasado por encima de los US$600 y aunque los analistas dicen que el precio ha llegado al tope hay quienes piensan que los cambios en la política económica estadounidense producirán un debilitamiento más fuerte del dólar hacia 2007 y por tanto empujará más al petróleo y al oro.

No solo en Colombia sino en otros países, muchos culpan a los dineros ilegales por la apreciación de la moneda estadounidense. Si bien puede tener algo de cierto, parecieran no tener en cuenta que existe una política de las autoridades monetarias de los Estados Unidos de mantener el valor del dólar por debajo contra otras monedas para impulsar el crecimiento económico y enrutar de nuevo su deprimida industria. No importa cuántas veces salga el señor Bernanke de la Reserva Federal a decir que Estados Unidos vela por un dolar más fuerte. Sencillamente no es cierto.

A mayor depreciación del dólar, mayor interés de los inversionistas en el oro , y eso incluye a los bancos centrales de cada país. Así que nada de raro que la industria minera del oro continue con buen pie y se consoliden grandes operaciones entre las mismas compañías que no harán otra cosa que reducir la cantidad de oro circulante y provocar una subida drástica.

La historia del petróleo, que nos pone a muchos a sufrir no será diferente. Ayer el ex presidente Jimmy Carter decía que la victoria en Iraq era casi imposible. El Pentagono y un Grupo de Estudio irakí están empeñados en la labor de encontrarle una salida al gran caos sin que probablemente lleguen a una solución, justificando entonces la continuación de la ruta ya fijada por el presidente Bush. Así que tendremos un panorama poco alentador con un Iraq en medio de un conflicto civil que amenaza con destestabilizar a todo el Medio Oriente.

Con la inestabilidad en el corazón de la producción del petróleo a flote, y el creciente enfrentamiento entre Washington y Tehrán las producción del 2007 se verá afectada reduciendo la entrega de crudo. Al mismo tiempo el declive en la producción de los campos petroleros pondrá su cuota en el problema. Basta solo con ojear las noticias para darse cuenta de que la capacidad de los campos canadienses, americanos y mexicanos está disminuyendo. Otro tanto se deja sentir en Ghawar en Arabia Saudita y la situación parece ser similar en el Mar del Norte de Europa.

Y aunque se hayan descubierto nuevos campos en el Asia Central y Sur América, la producción de estos nuevos depósitos no será suficiente para abastecer al resto del mundo. Como si fuera poco las cuotas que se imponen los productores con el ánimo de manipular el precio acaban de agravar el problema. Nos enfrentamos literalmente a un cartel o mafia petrolera que queda a capricho y gusto de los mandatarios de cada país. No solo se expropia en Venezuela y en Bolivia. El presidente Putin ha hecho lo suyo: simplemente revocó el permiso de explotación de las multinacionales en las Islas Sakhalin, vecinas del Japón.

El panorama no es promisorio. En América Latina que tenemos por costumbre achacarle todos los problemas al gobierno de turno -sea cual sea su tendencia- no la pasaremos bien. Nos enfrentaremos irremediablemente a un dólar bajo, a unos precios del combustible altos -excepto en Venezuela- y por ende a una inflación que probablemente sea difícil de controlar. Y entonces Ortega en Nicaragua se dará cuenta de que el músculo no le alcanza, Torrijos en Panamá tendrá motivos reales para preocuparse por la expansión del Canal, Uribe en Colombia será el culpable -aunque no lo sea- de la revaluación del peso y del precio de la gasolina, Lula en el Brasil tendrá que afrontar nuevas protestas, y así cada uno de los países del mundo.

El tema señores está en el petróleo. No podemos vivir sin él y estamos literalmente atrapados por nuestro pasado.


Saludos,

Soros