domingo, 7 de octubre de 2007

Ahmadinejad, ganador por punta y punta

Buenos días,

¿Perdiendo el norte o perdiendo el sur? Debe ser la pregunta que últimamente se hacen los catedráticos y políticos norteamericanos luego del éxito de la visita del Presidente de Irán a la Universidad de Columbia. Lo que en principio pretendía ser un homenaje a la libertad de expresión en la tierra de oportunidades, pronto se convirtió en una cátedra de cómo violar el principio básico de la cortesía: tratar bien al huesped aunque no sea de nuestro agrado, de otra forma, para qué invitarlo.
Columbia perdió el norte. Perdió el norte cuando confundió al presidente de una república teocrática con un dictador, perdió el norte cuando le insinuó no estar a la altura intelectual de un debate que se suponía alturado, perdió el norte cuando al día siguiente la prensa mundial registraba, no sin bochorno, los insultos del presidente del alma mater hacia Ahmadinejad, y las carcajadas de los estudiantes ante la aseveración de que en Irán no había homosexuales.

Ahmadinejad dejó el auditorio con las orejas rojas y enfiló hacia el sur. Ese, que poco a poco se va perdiendo. Dos realides diferentes: en el norte "un dictadorzuelo" del eje del mal, en el sur, un héroe. En Bolivia, junto a Evo Morales, y en Mérida, junto a Hugo Chávez, se presentó sin mucha publicidad pero con la victoria de norte en el bolsillo.

El presidente iraní aterrizó en La Paz abordo de un avión del gobierno venezolano y ni corto ni perezoso desembolsilló un plan de cooperación de mil millones de dólares, más otro por cien millones de dólares para impulsar el comercio y la tecnología. La idea detrás de todo este andamiaje es la "refundación" de la compañia boliviana de petróleos YPFB cuyo socio principal por el momento es PDVSA.

A cuatro horas y media de La Paz lo esperaba el presidente venezolano que lo recibió como un héroe luego de referirse al desplante sufrido a manos de la Universidad de Columbia. No es para menos. No solo se trata de mera retórica anti imperialista, sino de 17 mil millones de dólares iraníes invertidos en refinerías e industria petroquímica entre otros. Se trata de una victoria geopolítica tejida desde Teherán y con ayuda de Caracas para convencer a Sur América de que el proyecto nuclear iraní es legítimo si lo que persigue es generar electricidad. Total, tampoco es descabellado que Brasil, Argentina y hasta la misma Venezuela sueñen con el mismo objetivo a corto plazo.

Estados Unidos va perdiendo el sur a medida que emerge un "bloque alternativo", anti estadounidense y anti neoliberal al cual se sumarían Nicaragua y Ecuador, que pareciera seguir al pié de la letra el mismo guión venezolano. Nacen nuevos polos de poder que pretenden construir un nuevo orden mundial que quizá no contemple una sola potencia dominante. Así pues aparte de Estados Unidos, tenemos a Rusia, China, India y Brasil -que al parecer lidera el favoritismo suramericano.

Si en Rusia se discute el surtido de gas a Europa, en Brasil y Venezuela se habla de un mega gasoducto. El individualismo presente en nuestros países acostumbrados a lidiar con el del norte y no con el vecino, va cediendo a pesar de los "buenos y los malos". Los "buenos" encabezados por Brasil y Chile, los "malos" encabezados por Venezuela. Todos cuestionando las políticas erradas y el desprecio de Washington hacia América Latina.

Ahmadinejad sabe que su cercanía con los gobiernos suramericanos crispa a los políticos estadounidenses que ven con preocupación la instalación del enemigo en su patio trasero. La cosa va en serio. Irán abrirá por primera vez en su historia una embajada en Quito, que se suma a las ya existentes en Colombia y Uruguay. Irán coquetea con Nicaragua y se ha comprometido con el gobierno de Ortega a financiar la compra de cuatro mil tractores, plantas procesadoras de leche, diez mil viviendas y puertos, entre otros.

Ahmadinejad también sabe que cuando en la ONU se refiere a más de mil millones de personas en el mundo que viven con menos de 1 dólar diario, sus palabras repercuten desde las favelas de Río de Janeiro hasta las chabolas de El Cairo. Es bien conciente de que su discurso cae como anillo al dedo en el Medio Oriente y encuentra eco en América Latina através de su gran amigo Hugo Chávez.

La coyuntura económica mundial es única. Solo basta recordar que Irán y Venezuela ocupan el tercer y y el séptimo lugar en reservas de petróleo, y que ambos países ganaron por lo menos 80 mil millones de dólares el año pasado. No bastará el mote "islamofascismo" acuñado exclusivamente al Medio Oriente para disuadir a América Latina de su cada vez más creciente conexión con Irán. Poco les importará a los pobres latinoamericanos lo que piense el presidente iraní sobre el holocausto, o sobre las armas nucleares, o sobre los homosexuales si a cambio reciben importante ayuda financiera aparentemente incondicional.

¿Qué tan incondicional? No lo sabemos. Por lo pronto ya es preocupante la alerta impuesta en Costa Rica y El Salvador ante la posibilidad de que tres peligrosos iraníes crucen sus fronteras. Se refieren a Ali Mohebbi, Hosein Nemati y Ali Moderassi, miembros de la Guardia Republicana de Irán que según la prensa estarían afincados en Managua.

Saludos,