jueves, 25 de septiembre de 2008

Venezuela, China y Rusia: la Guerra Multipolar de los Hidrocarburos

Mientras un escuadrón de la Flota Norte de Rusia se desplaza hacia la costa de Venezuela, el Presidente Hugo Chávez vuela hacia Moscú, como escala de un periplo en el que ha incluido a Cuba, China, Rusia, Belarrusia, Francia y Portugal. El presidente venezolano ha preferido no asistir a la Asamblea General de Naciones Unidas celebrada en Nueva York, argumentando que "Estados Unidos está en declive, mientras China y Rusia continuan desarrollándose". Una excusa floja, sin duda, sin que por eso deje de ser peligrosa.

El viaje no podía estar mejor planeado en medio de la debacle económica que vive Estados Unidos y del riesgo inminente de que esos 700 mil millones de dólares que el gobierno estadounidense ha destinado para salvar su sistema financiero, no surtan el efecto deseado y el colapso suceda llevándose de por medio no solo a Wall Street sino a otros alrededor del mundo. La idea del Presidente Chávez no sería otra que la de subrayar su profundo desprecio por Estados Unidos y por cualquiera que sea su siguiente presidente.

El Presidente de Venezuela no tenía otra opción que la de embarcarse en una carrera contra el tiempo para encontrarle clientes al petróleo que dejará de venderle a Estados Unidos, como para darle un puntillazo final. Sería incoherente, y él lo sabe, que luego de piropearlos con su "yanquis de mierda", pretenda seguir vendiéndoles el petróleo que una y otra vez amenaza con quitarles.
El Presidente Chávez debe estar relativamente preocupado. El 60% de su petróleo tiene clientes en Estados Unidos y debe buscarle salida, así sea a un precio inferior, para evitar una catástrofe económica en Venezuela.

Los chinos y los rusos se frotan las manos. Saben de la necesidad venezolana y de la suya propia. Para los rusos, poseedores de increibles yacimientos de gas y petróleo, se trata de un recorderis a la administración estadounidense de que las zonas geopolíticas se respetan. Para los chinos, se trata de su propia supervivencia para reir de último a carcajadas: primero terminar con los recursos de los demás, y luego explotar los suyos, que no son de ninguna forma despreciables.

China ha acordado con Petróleos de Venezuela, PDVSA, la construcción de tres refinerías - más cerca de Beijing que de Caracas - que refinarán el planeado millón de barriles diarios que deben llegar del país latinoamericano para el 2012. Así mismo, China y Venezuela construirán una refinería conjunta en plena Cuenca del Orinoco cuyo objetivo es exportar incluso a otros países. Con un poco más, US$4 mil millones de dólares puestos por Beijing y otros US$2 mil millones puestos por Caracas, se construirían tres super tanqueros que vendrían a completar el paquete de inversiones petroleras.

En el interín, la petrolera rusa Gazprom, la compañía exportadora de petróleo más grande del mundo, se ha comprometido el lunes pasado con el gobierno venezolano para asumir el 15% de la exploración de dos yacimientos en la plataforma marítima de Venezuela. Todo tenía que concidir para darle más despliegue al desplazamiento de la Flota Norte de Rusia hacia el Caribe para ejecutar ejercicios militares conjuntos con las fuerzas venezolanas a más tardar en diciembre. Simultáneamente a la firma del negocio petrolero, zarpaban de Severomorsk, en el Círculo Ártico, el enorme buque de guerra nuclear Pedro el Grande, escoltado por otras tres naves, que se unirán a otros tres bombarderos despachados a Venezuela por la Fuerza Aérea de Rusia la semana pasada.

Moscú busca no solo mostrarle los dientes a Estados Unidos y a Occidente en general por su intromisión en Georgia. Busca hacerse a los recursos que por miopía, soberbia, y mal cálculo no quedaron en manos occidentales. Moscú se emociona ante los importantes yacimientos de niquel cubano, y la exploración y producción de gas natural en las zonas de Blanquilla y Tortuga en el Caribe. Un negocio redondo. Rusia entonces le vendería su propio gas a Europa, amenazándola con cerrar el suministro como ya lo hizo en el pasado, y solucionaría su propia demanda con gas venezolano, que comprará seguramente a un precio muy inferior al que le pagan sus pobres clientes europeos.

La avanzada rusa no solo quedó en Caracas. Alexander Medvedev, Vice-Presidente Ejecutivo de Gazprom, fue hasta Bolivia para conversar con la compañía boliviana de petróleos, más conocida como YPFB. El resultado de la visita no pudo ser mejor: un acuerdo de entendimiento para crear un nueva empresa conjunta, que incluye a bolivianos y franceses para explorar el yacimiento gasífero de Acero de 4,764 kilómetros cuadrados. La inversión del proyecto, según el gobierno boliviano, estaría rondando los US$4.5 mil millones de dólares. Su objetivo es producir 26 millones de metros cúbicos de gas por día.

Aún con tan brillantes expectativas económicas queda en el aire el apoyo ideológico que tanto Rusia como China estarían dispuestas a dar al presidente venezolano a expensas de sus relaciones estratégicas con Estados Unidos. Hu Jintao, el presidente chino, se deslindó del afán del mandatario venezolano por unirse a la definición de la "revolución" china y aclaró que sus relaciones eran eminentemente comerciales. Otro tanto hará Vladimir Medvedev, el presidente ruso, que seguramente dejará la delicada labor en manos de su Ministro de Asuntos Exteriores.

La Guerra Fría -esa que algunos periodistas se niegan a sepultar-, no es otra cosa que la "Guerra Multipolar de los Hidrocarburos", como pienso que debe ser acuñada esta nueva etapa de la historia. Una guerra de nervios que queda sellada con el afán de Estados Unidos de hacer alianzas energéticas y políticas con las naciones satélites de la extinta Unión Soviética, y el afán de Rusia de demostrar que el nuevo tablero está en América Latina.

Insisto en que América Latina, por cuenta del Presidente Chávez está cayendo en un conflicto que inicialmente no nos correspondía, y aunque el presidente venezolano diga lo contrario, hemos pasado del imperialismo yanqui - por ponerlo en sus propias palabras-, al imperialismo petrolero. Si antes teníamos que arrodillarnos ante el dólar, ahora tendremos que hacerlo ante un barril de petróleo y las muchas armas nucleares que poco a poco comenzaremos a ver por el vecindario.


Foto: El Presidente de Venezuela Hugo Chávez, a su arribo a Beijing el pasado 23 de Septiembre. (Foto: AP/ Alexander F Yuan)