miércoles, 8 de octubre de 2008

AEROLINEAS a la carta

El costo del combustible alcanza por lo menos el 40% del gran presupuesto de las aerolíneas. De los US$147 dólares por barril que alcanzó el petróleo en julio de este año hemos bajado a gloriosos US$93, dicha que no encuentro reflejada por ninguna parte del billete aéreo que compré para mi viaje de febrero.

Los ejecutivos de "airlines inc" tienen la respuesta para todo. Mientras US Airways dice que la gasolina cuesta un 25% más que el año pasado, American Airlines argumenta que aunque caigan los precios del petróleo las tarifas no serán mejores porque todavía no alcanzan el nivel de ganancias proyectado.

Mantener un avión en el aire cuesta. Las aerolíneas culpan al petróleo, los expertos opinan diferente. Harrell Asociados, una firma consultora experta en viajes aéreos, argumenta que así como el número de pasajeros ha bajado las aerolíneas también han reducido la frecuencia de sus vuelos, generando escasez de sillas y obligando al cliente a pagar un poco más. La tendencia empeorará el año entrante, dicen, así el petróleo se mantenga en los precios actuales.

Sin embargo, bien diferente podría ser el panorama si la crisis económica mundial empeora y la ocupación de las aeronaves desciende a niveles preocupantes. El abuso sistemático en las tarifas está replanteando las necesidades de transporte de muchos potenciales turistas en el mundo y está generando oportunidades de oro para el turismo regional. Para un inglés, unas divertidas vacaciones en Nueva York bien pueden competir con el reconocimiento de la ruta del whisky en Escocia, por ejemplo. En tal caso, aerolíneas y hoteles, no tendrán más remedio que hacerse al bolsillo de los pasajeros mediante novedosas tarifas y servicios.

Tarifas como la de venderle a usted el avión a la carta. Lejanos parecerán los días en que usted se subía a una aerolínea y tenía derecho a almohada, cobija, un sandwich y por lo menos un vaso de agua. La idea es tentar al pasajero con una tarifa barata y básica para luego subirla con ventajas o beneficios. El truco, que Air Canada emplea desde hace cinco años en sus trayectos nacionales, comenzará a formar parte de la nueva imposición de políticas de American Airlines a partir de 2009. Suficiente como para que todas sigan el ejemplo.

Bajo este nuevo sistema, el pasajero cree estar pagando menos, pero en realidad termina pagando más por cada beneficio: cambio de vuelos, registro de equipajes, ascenso dentro de la misma clase económica, y el derecho a reservar la silla que más le convenga. Las mantas, las almohadas, los audífonos y las bebidas tendrá que pagarlas directamente a la azafata. Una verdadera diferencia de clases dentro de la misma cabina económica del avión.

Siempre existe la posibilidad de meter lo necesario en el equipaje de mano, pensarán muchos. No este caso. Si la tendencia continúa, olvídese de incluir la manta, los audífonos, el cojín para el cuello y alguna golosina. También le cobrarían el derecho de subir con su maletín abordo. Como también le cobrarían la reservación hecha a través de la Internet, aunque no tenga usted contacto personal con ningún empleado de la aerolínea. De paso recibirá la propuesta -ya en aplicación- de un descuento si no acumula las jugosas millas que le corresponden por trayecto. Puestos a pensar, no faltaría mucho para que le cobren según su peso corporal. Sencillamente, el avión consume más combustible por cada pasajero con exceso de kilos. No es lo mismo un cliente de 40 kilos que uno de 130. Técnicamente hablando, éste último hace por un pasajero y dos maletas facturadas. No es descabellada la idea.

La nueva estructura tarifaria pareciera por lo pronto operar en vuelos nacionales dentro de los Estados Unidos y es posible que en algunas rutas dentro de Europa. Así que si se está entre los afortunados que todavía puede cruzar océanos para visitar a su país, simplemente escoja la ruta más corta -que podría ser la más cara- y siempre con trayectos internacionales. Por lo pronto no le cobrarán el registro de la primera maleta y por lo menos tendrá derecho a que la azafata le ponga de mala gana el café en la mesita individual. Evite el tránsito entre ciudades de los Estados Unidos.

Europa se está embarcando en un proceso similar. La tan publicitada unión de Iberia con British Airways -casi parte de American Airlines- ha quedado en veremos. La crisis económica las ha puesto a pensar más en su reestructuración tarifaria que en los costos legales que acarrea la fusión. British Airways registró 4.8% en la reducción de su ocupación tan solo en septiembre. Las proyecciones, de profundizarse la crisis, son preocupantes no solo para la administración de la transportadora británica, sino para sus accionistas, y en últimas para los empleados que esperan serios recortes de personal.

¿Qué pasa con las nuestros, Avianca, Copa, Lan, y Taca en Suramérica y la aerolíneas asiáticas -en lo que a mí respecta-? Que tienen una oportunidad de oro para marcar la diferencia y conquistarse al pasajero internacional con respeto, amabilidad y una sola tarifa que compita con las de sus contrapartes extranjeras. Literalmente competir no solo con buenos precios sino con corazón y patriotismo, y venderle la idea al pasajero que es siempre mejor dejar el dinero en su región que en una aerolínea extranjera.

¿Cuánto piensan ganar las aerolíneas estadounidenses a punta de arandelas? United Airlines piensa hacerse a US$700 millones de dólares. Northwest -que se fusionará el próximo año con Delta-, solo por cargos sobre equipaje, aspira a cerca de US$200 millones, Continental predice más de US$100 millones por cuenta de US$15 que el pasajero paga por registrar una sola maleta.

La próxima vez que planee un viaje piense en términos de precio-calidad, siempre tenga en cuenta que una conexión en un punto cualquiera de los Estados Unidos para ir a otro destino, le incluirá cargos extra por tratarse de trayectos nacionales. Piense en otras alternativas. Si viaja con niños, olvídese de peluches, muñecos y cuanta chuchería se les antoje. Acostúmbrelos de una vez por todas a que las reglas las impone usted. En el equipaje y como regla fundamental, haga uso de las bolsas al vacío. Le llegará la ropa como un acordeón pero le cabrá más en la maleta. Lleve barritas energéticas, no le de el gusto a la aerolínea de pagar US$5 por un paquete de papas fritas saladas llenas de colesterol y una Coca Cola. En últimas pida agua. Lleve sus propios audífonos, y no crea que los 30°C de Miami corresponden a los 18°C dentro del avión. Viaje cómodo, llévese unas buenas revistas y camine mucho antes de embarcarse en un vuelo largo para que duerma. El tiempo se le hará más corto y evitará al gusanillo de la envidia que hace su entrada triunfal cuando cierran las cortinas de primera clase.

Foto: Singapore Airlines/ Bussiness Class