jueves, 21 de agosto de 2008

Pakistán y el dominio Talibán

De Islamabad a Colombia hay una gran distancia, pero quien lo creyera, la dimisión de Musharraf y la frágil situación de su país tienen mucho que ver con la propuesta que estudia el gobierno colombiano para el envío de tropas a Afganistán.

En Pakistán, vecino de Afganistán, pareciera que los talibanes están ganando la batalla. Ya lo habíamos comentado en este mismo blog el año pasado en abril de 2007 ( http://soros-sehablaespanyol-soros.blogspot.com/2007/04/paquistan-caida-libre-hacia-el-taliban.html) y en octubre de 2006 (http://soros-sehablaespanyol-soros.blogspot.com/2007/03/pakistan-un-proximo-estado-taliban.html ). Así que la noticia, de la renuncia del Presidente de Pakistán Pervez Musharraf, titular de prensa en todo el mundo, en realidad es el pozo de la cascada de acontecimientos que se vienen sucediendo desde el nefasto 11 de septiembre de 2001.

La renuncia de Musharraf era esperada por los talibanes. Era la consecuencia lógica luego del controvertido regreso de Benazir Bhutto ( http://soros-sehablaespanyol-soros.blogspot.com/2007/10/paquistn-musharraf-bhutto-una.html) y de su posterior asesinato. La desaparición de Bhutto, impulsó en las elecciones a los dos partidos de oposición a la mayoría en el congreso. Aislado, Musharraf pierde poder, y para evitar ser destutido por sus enemigos, renuncia.

Inmediatamente comenzó la ola de ataques que se regó como pólvora de Kabúl a Islamad. En Sarobi, Afganistán, por lo menos 100 talibanes emboscaron a una patrulla mixta de soldados franceses y afganos dejando un saldo de 10 muertos y 21 heridos. Los franceses pertenecían a la ISAF -Fuerza de Asistencia para Afganistán-.

No mucho tiempo después, una serie de carros bomba estallan en Campo Salerno, la segunda base militar estadounidense más importante en Afganistán, justo a 20 kilómetros de la frontera con Pakistán. Los talibanes dicen haber matado a por lo menos 40 soldados estadounidenses. La ISAF lo niega.

Este martes, ya en Pakistán, como para que no quede duda del trayecto de la mecha, los talibanes atacaron un fuerte de Bajaur, una zona de los distritos federales tribales de Pakistán. Los muertos ya no son afganos ni están tan lejanos a Islamabad. Según Dawn, uno de los diarios más importantes de Pakistán, toda la estratégica Provincia Nororiental, excepto el Valle de Peshawar, ya está en manos de milicias talibanes. Hace unos minutos, en las goteras de Islamabad, dos atacantes suicidas se han inmolado justo a la entrada de la planta de municiones más importantes de Pakistán, matando a más de 60 personas.

Afirman otros diarios, que los cuarteles de al-Qaeda en la montañosa y apartada región de Waziristán, tienen planes precisos para continuar destrozando Afganistán y de paso desestabilizar Pakistán aprovechando el vacío de poder que ha dejado Musharraf. El objetivo, no sería otro que limitar la colaboración de Pakistán con las fuerzas multinacionales que luchan contra los talibanes y al-Qaeda.

Lo más preocupante del caso es que esta última jornada de violencia en Afganistán, pareciera no solo ser el fruto de al-Qaeda. Salem Shazaad, un periodista especialista en asuntos afganos, dice que muchos jefes tribales y religiosos, que antes apoyaban los esfuerzos de Kabul, actuan a nombre de los talibanes para, según ellos, sacar a las fuerzas de ocupación de su territorio.

El diario MidEast Times, ha informado que el Consejo Senlis, un importante grupo de estrategas políticos, aseguró que el esfuerzo por contener a la insurgencia talibana no funciona y que son necesarios más recursos. Los últimos combates "envían un claro mensaje de que la estrategia de Occidente en Afganistán está fallando", dicen, mientras aseguran que la OTAN deberá aumentar el pié de fuerza de sus hombres de 53000 a 80000. Y es curiosamente aquí, donde encaja perfectamente la solicitud que hiciera el gobierno español al gobierno colombiano para reforzar su escruadrón en Afganistán con soldados colombianos expertos en operaciones de desminado.

Así están las cosas. La politica paquistaní ha continuado en picada tal como se temía hace un par de años. No sería apresurado entonces, afirmar que la dirección que tome ahora Islamabad tendrá un altísimo impacto no solo en Pakistán y en Afganistán sino en buena parte del planeta.

La situación política en Pakistán, hasta ahora el aliado militar más importante contra los talibanes, es confusa y continúa con grandes fracturas entre los principales partidos de oposición. El Partido del Pueblo de Pakistán (PPP) de la desaparecida Benazir Butho y la Liga Nawaz Musulmana de Pakistán (PML-N) - dirigida por el controvertido, Nawaz Sharif -expresidente de Pakistán-, no han logrado ponerse de acuerdo sobre la restitución del órgano judicial paquistaní destituido por Musharraf. La razón: para Sharif la restitución es una promesa electoral; para Zardari, el viudo de Bhutto y actual jefe del PPP, es equivalente a la revocatoria de la Ordenanza para la Reconciliación Nacional que es la que lo protege de ser enjuiciado por corrupción dentro y fuera de su país.

Así pues, mientras el PPP intenta mantener a su jefe político fuera de la cárcel, y el PMLN-N, intenta lo contrario, Pakistán se hunde, ofreciendo una oportunidad de oro para los talibanes que buscan, desde hace rato, la desintegración de Pakistán y el control de Afganistán. El frágil gobierno de Hamid Karzai en Kabul solo podrá mantenerse en el poder mientras existan fuerzas extranjeras que le ayuden militarmente. Fuerzas extranjeras que tienen gran parte de su apoyo logístico en el vecino Pakistán.

Los últimos acontencimientos han abierto un gran boquete en la guerra contra el terror, que implica el uso de más fuerza militar en Afganistán. Ni Obama, ni Mc. Cain ni la misma OTAN podrán escapar al desgaste de una guerra lejana y que promete arreciar. La pérdida total de Afganistán sería el principio de la expansión talibán hacia Cachemira, y fuente de gran inestabilidad no solo en Asia Central sino en todo el Medio Oriente.

La OTAN necesita 30,000 soldados más -por ahora-. ¿De dónde los sacará?