10月14日
PAKISTAN, UN PROXIMO ESTADO TALIBAN?
Tokio, octubre 14 de 2006
Lejos de Colombia, y en las duras montañas de Paquistán se forja otra vez la historia. En esta ocasión de un país que tiene armas nucleares comprobadas y una relación difícil con la India, también nuclear por excelencia. Hablamos de volver a ver mujeres con burka completa, con manos amputadas, mendigando en las calles. Me refiero a una amenaza real, en la que espero fallar al contemplarla desde mi cómodo apartamento en Tokio.
Esta vez un realísimo golpe de estado se ha develado en Paquistán contra el Presidente el General Pervez Musharraf justo luego de haber llegado de su exitosa visita a los Estados Unidos. La gran mayoría de los arrestados son oficiales de medio rango de la Fuerza Aérea de Paquistán y el hijo de un brigadier del ejército. Todos son musulmanes.
La conspiración fue descubierta gracias a la ingenuidad de un oficial de la fuerza aérea que utilizó este mes un celular para activar un rocket de alta tecnología contra la residencia del presidente en Rawalpindi. El rocket fue descubierto y el mecanismo reveló el número del oficial. Era tan solo la punta del iceberg de lo que sucede en el tejido militar paquistaní. La investigación llevó a más rockets que estaban estratégicamente instalados en zonas supuestamente de alta seguridad, incluyendo los cuarteles de los Servicios de Inter Inteligencia en Islamabad.
No es la primera vez que intentan asesinar a Musharraf desde que se hizo al poder en un efectivo e higiénico golpe de estado en 1999. En todos los atentados han estado involucrados oficiales de las fuerzas armadas. Sin embargo esta vez no iban precisamente detrás del mandatario paquistaní, el golpe estaba dirigido a desestabilizar toda la administración de Paquistán.
Pero el golpe no pasaría de ser una anécdota como la de muchos otros países cercanos al nuestro si no es porque sucede en un momento clave: durante su reunión con el Presidente Bush, Musharraf llamó la atención sobre la real amenaza de los talibanes en Afganistán, y no de Al-Qaeda. En Washington, incluso los dos presidentes acordaron programar una gran operación contra los talibanes.
Musharraf también había dado la voz de alerta. Semanas atrás había afirmado que en su país antiguos funcionarios de los servicios de inteligencia apoyaban a los talibanes y dió la orden de que fueran investigados los más altos oficiales. Incluso dos de los exgenerales más importantes, son considerados como los fundadores del movimiento talibán. Uno de estos ex oficiales era el cónsul general en Herat, el oeste de Afganistán cuando los talibanes emergieron a los mediados de los años 90.
Musharraf también había pedido que se hiciera una lista de oficiales retirados que hubieran estado involucrados en operaciones de inteligencia y que fueran sospechosos de ser simpatizantes del Talibán. Al mismo tiempo, Musharraf fue retirándose poco a poco de un acuerdo previo en el que Islamabad se comprometía con la facción de los talibanes paquistaníes en Waziristan a liberar a todos los posibles detenidos de Al-Qaeda en Pakistán. Poco a poco fue arrestando a cabecillas importantes del grupo terrorista, incluyendo al hermano de un importante parlamentario paquistaní.
Muchos de los ex oficiales del ejército y de los organismos de inteligencia combatieron con Osama Bin Laden en contra de los rusos durante la invasión soviética en los años 80. Pero el verdadero riesgo, dicen los expertos está en que no solo los que han salido de las filas castrenses son afines al Talibán. Los retirados actuan libremente, dicen, mientras que los oficiales activos tienen algunas limitaciones y simplemente van poco a poco esculpiendo la piedra pensando en un cambio radical en Paquistán. Mientras el gobierno paquistaní está comprometido con la "guerra contra el terror", las instituciones más estratégicas son renuentes a seguir las instrucciones.
En realidad el asunto no es nuevo, y mientras el peligro de un nuevo estado talibán se cierne y un posterior enfrentamiento nuclear entre India y Paquistán no es producto de una mente febril, se sabe que ni Musharraf ni los gobiernos occidentales están preparados para un enfrentamiento claro contra las fuerzas opositoras que actuan en el gobierno de Islamabad.
Musharraf sabía que en su ejército hay quienes obtienen su inspiración del Islam e incluso de los ataques del 11 de septiembre de 2001, cuando el antiamericanismo en esa región se hizo más evidente. Sin embargo había logrado vender la idea de que su ejército es compacto y está bajo control.
Lo cierto es que el trato, entre Musharraf y los islámicos radicales se está rompiendo a pedazos en la medida en que los Estados Unidos y Gran Bretaña le exigen a Paquistán firmeza ante el resurgimiento de los talibanes. El gobierno entonces, ha reaccionado mediante el seguimiento o arresto de los seguidores del Talibán. Pero aquellos uniformados le han dejado saber que no están dispuestos a tirar todo lo ganado por los talibanes en Afganistán.
Saludos,
Soros