jueves, 21 de febrero de 2008

OBAMA, PETROLEO, Y PETROEUROSTAN

Estados Unidos y el mundo entero parecen vivir un frenesí mediático importante por cuenta del senador y posible presidente de los Estados Unidos, Barack Obama. El actual senador Obama, registra en las cámaras de televisión, vende bien las noticias en el prime time y ha acaparado la atención de todos aquellos estadounidenses y extranjeros que hartos de las políticas de Bush están dispuestos a votar no solo por la esperanza y el cambio sino por la frescura y la inexperiencia que conlleva.

La luna de miel, de llegar Obama al despacho oval, no será de largo alcance. Luego de la resaca electoral, sin importar el candidato, los estadounidenses despertarán ante una realidad imposible de cambiar por lo menos a corto plazo y que implica el aceptar que Estados Unidos no solo ha perdido su puesto en la economía mundial sino que además el futuro no parece ser el más prometedor.

El elector estadounidense espera el milagro económico Obama. Esperan regresar a la prosperidad de los 90, cuando el barril de petróleo estaba a USD11 y cuando Estados Unidos producía la mitad del combustible consumido. Actualmente a USD100 por barril de petróleo la propuesta económica y fiscal de Obama parece un cuento de hadas por el que habrán de pagar un alto precio los estadounidenses. Para hacerse a una idea, en 1998 Estados Unidos pagó cerca de USD45 mil millones de dólares por su petróleo importado; en 2007 la suma ronda los USD400 mil millones de dólares. Palabras más o menos, la riqueza estadounidense ha sido paulatinamente transferida a los países de la OPEP provocando la consecuente pérdida de terreno del dolar ante otras monedas, eso sumado a que hay grandes compradores del crudo a la vista: China e India.

Estados Unidos superará la crisis pero lo hará en condiciones muy débiles porque su estilo de vida es insustentable para un petróleo tan costoso. Toda esa riqueza generada por tan lujoso estilo de vida deja jugosos réditos en los Fondos de Riqueza Soberanos (SWF), que no es otra cosa que depositos gigantescos de dinero que manejan las autoridades financieras de Kuwait, por ejemplo. Cada petrodólar que ingresa aumenta la suma para alcanzar a la friolera de los 12 trillones de dólares que se esperan acumular para el 2015. Con ese dinero de los Fondos de Riqueza, el Golfo Pérsico ha adquirido calladamente varias firmas estadounidenses. La Autoridad de Inversiones de Kuwait, sin ir muy lejos, adquirió USD12 mil millones en el Citigroup y USD6.5 millones de acciones en Merryll Lynch. Otro tanto han hecho las autoridades de Abu Dhabi. Una pequeñísima muestra de la riqueza y el poder que se ha desplazado hacia el Medio Oriente y Rusia. Dice el Fondo Monetario Internacional que estos países lograron amasar US$750 mil millones de dólares en 2007, lo que nos espera a futuro no es más que la continuación de la avalancha de la dictadura del petróleo y del declive, por lo menos temporal de la economía estadounidense. Aun a expensas del estadounidense y el emigrante del común que piensa que vive en un país todopoderoso.

"Mi punto, Su Majestad será, cuando los consumidores tengan menos capacidad de compra a causa de los altos precios del combustible - en otras palabras, cuando afecte a sus familias y cause una desaceleración económica. Si la economía se desacelera no podremos comprar tantos barriles de petróleo saudita", dijo Bush antes de la audiencia real en Arabia Saudita. "Los sauditas elevaremos la producción del petróleo solo cuando el mercado lo justifique", contestó el Ministro de Petróleos Ali al-Naimi. La pregunta del millón es cuándo lo justificará el mercado. Sin duda, cuando tengan el mundo a sus pies y cuando Estados Unidos haya aprendido una dolorosa lección de convivencia con su nuevo amo.
Otro golpe contundente está tocando a la puerta. El equivalente de un sunami que, de prosperar, arrasará con la hegemonía del dólar. Sin mucho bombo y sin mayor registro en Irán ha nacido la Iranian International Petroleum Exchange (IPPE) que no es otra cosa que el primer paso para competir directamente con el IPE (International Petroleoum Exchange) de Londres y el NYMEX (New York Mercantile Exchange) de Nueva York. El último objetivo es desterrar al dólar como moneda única para operaciones petroleras y dejar en cambio, una canasta de monedas que sirvan a los propósitos de los países productores para controlar, desde su territorio, el valor del crudo. Por ejemplo desde el año pasado, Japón compra petróleo iraní en yenes, no en dólares. Así que es bien posible que tarde o temprano, Estados Unidos tenga que pagar su petróleo importado en euros no en dólares. Venezuela, Noruega y Rusia han abandonado el petrodólar. Europa, que le compra más a la OPEP que Estados Unidos, está a favor de un euro más fuerte y apoya la nueva bolsa iraní. A Rusia tampoco le disgusta la idea porque el rublo se verá fortalecido.

A Obama le será difícil actuar en el Medio Oriente. No solo no podrá traer de vuelta a las tropas desde Iraq, tan pronto como se lo ha prometido a su electorado. De cara al Medio Oriente no ha ofrecido ningún cronograma de corto alcance que sugiera pensar que la intervención militar terminará pronto. Para algunos observadores árabes, Obama ha sido demasiado pro Israel en sus declaraciones sobre el conflicto con Palestina, y algunos le ven demasiado inexperto como para medírsele a un hueso tan duro de roer.

Para América Latina las cosas no están nada claras. No solo Obama nunca ha visitado la región, sino que escasamente conoce sus realidades. Se opone a los tratados de libre comercio, aunque en sus argumentos económicos tenga la intención de fomentar las exportaciones estadounindenses, y no tendrá, aunque muchos lo crean, una mano más suave contra la inmigración ilegal. Al final, quizá los dos únicos mandatarios que le importen, por lo menos en título serán el de Venezuela, habida cuenta del petróleo y del escenario descrito, y el de Colombia, porque se quiera o no, el narcotráfico siempre será un rentable caballito de batalla.
Por ahora les dejo con una frase de Obama que parece haber salido de labios del propio George Bush. La fe, dijo, "es lo que me mueve para hacer lo que hago, lo que me renueva... Dios está con nosotros y quiere que hagamos lo correcto... nada podrá detenernos porque son las intenciones de Dios". (Redemption World Outreach Center, Octubre 7 de 2007)