sábado, 31 de julio de 2010

ESTADOS UNIDOS: Los Wiki-secretos de McChrystal.

El excomandante de las fuerzas de los Estados Unidos en Afganistán sabía lo que hacía cuando se confesó con la popular revista Rolling Stone y dejó ver la otra cara de Afganistán: unos soldados que se dejan la vida combatiendo contra los talibanes, y unos burócratas encabezados por el mismo presidente estadounidense, que no conocen la realidad sobre el terreno, o simplemente, dicen no conocerla.

Los secretos revelados esta semana a The New York Times, The Guardian, y Der Spiegel están detallados en 92000 informes que abarcan las administraciones de Bush y Obama y dejan ver tan solo un destello de las razones por las cuales, luego de US$300 mil millones de dólares invertidos en Afganistán, la guerra va de mal en peor. Los documentos muestran la doble moral y la cuestionable lealtad y competencia de la policía afgana, y cómo el ejército paquistaní a veces coopera, pero tambien trabaja en las sombras aliado con el enemigo que aparentemente todos quieren combatir.

El archivo le da la razón a McChrystal cuando se quejaba de que el conflcito afgano ha sido uno de segunda clase. Uno que han librado soldados casi desprotegidos. Una misión militar con poco dinero y pocas tropas. Iraq, la guerra estrella de Bush, se había llevado una buena parte de los recursos.

Los informes dan lujo de detalles sobre varios aspectos ocultados a la opinión pública:
- El uso de misiles guiados por calor contra aviones de la OTAN. Un arma que fue suministrada por los mismos Estados Unidos a los muyahidines que combatían la ocupación soviética en Afganistan durante los años 80.
- Las operaciones secretas de la armada y la fuerza aerea de Estados Unidos, encargadas de rastrear, capturar y matar a cerca de 70 comandantes talibanes. Los aciertos – que son muchos – se hacen invisibles a medida que en ellas mueren civiles y provocan resentimiento en la población.
- El impresionante uso de aviones no tripulados, que independientemente de los informes sobre su excelente desempeño, no son tan infalibles como lo han planteado algunos militares. Algunos de ellos chocan, o se caen, obligando a las tropas a tomar altísimos riesgos para rescatarlos antes de que caigan en manos del Talibán.
- El aumento de fuerzas paramilitares que emboscan, ordenan bombardeos, y se encargan de misiones nocturnas.

Los informes también cuentan cómo los insurgentes afganos utilizan una red importante de agentes dobles, colaboradores e informantes, que tienen acceso a los uniformes del ejército y que en ocasiones llegan a combatir contra las tropas de la OTAN en vehículos que han sido destinados por Estados Unidos para la modernización del ejército y de la policía de Afganistán.

A pesar de que los soldados estadounidenses se han esmerado para aprender de la cultura afgana, se estrellan irremediablemente con la corrupción y con desentendimiento por cuenta de las costumbres entre unos y otros. De poco sirve que los soldados reparen las represas, construyan puentes, escuelas y entrenen a las autoridades regionales. Por ejemplo, en noviembre de 2006 las fuerzas estadounidenses establecen un orfanato equipado con camas, tendidos, chaquetas, velos y juguetes. En diciembre del mismo año, durante una inspección de rutina, encuentran el orfanato casi vacío con muy poco equipamiento. El gobernador de la provincia Paktia, teme que el director del orfanato se haya robado el dinero. Según los informes del director, las instalaciones servían de albergue para 102 niños, cuando en realidad eran menos de 30. En octubre de 2007, en otra inspección, los oficiales encuentran el orfanato vacío y cerrado.

La muerte de civiles en condiciones poco claras ha minado la confianza afgana. En realidad la prensa solo registra los bombardeos que matan a un buen número de civiles. Fuego cruzado, momentos caóticos en que algún conductor se despista y se acerca demasiado a los convoyes, o malas intrepretaciones durante las operaciones de seguridad, son los causantes de un buen número de víctimas.

De Osama bin Laden, poco se dice: que atiende reuniones en Quetta, Pakistán, que su hombre de confianza viaja entre Irán y Corea del Norte para adquirir armamento, que Laden ha ordenado un ataque suicida contra el presidente afgano, Hamid Karzai. Nada que pueda mejorar o desmejorar la imagen de los militares de la OTAN.

Los documentos, aunque realmente no contradicen versiones oficiales de la guerra, sí demuestran que en muchas ocasiones los militares estadounidenses han dado partes tergiversados que evitan informar al público.

La administración Obama se defiende. Niega haber disfrazado el panorama de la guerra, y argumenta que justamente destinó 30 mil soldados más en diciembre de 2009 para tratar de solucionar el problema. Sin embargo, deplora la desclasificación de los secretos revelados esta semana que “ponen en peligro la vida de los soldados estaodunidenses y otros aliados y amenazan nuestra seguridad nacional”.

A la luz de los Wiki-secretos, hoy más que nunca, cobran vigencia las palabras de McChrystal antes de que fuera despedido por Obama: “En Washington no me dan ningún medio para ganar la guerra sobre el terreno. No solo tengo cada vez más dificultades para hacerme oír, sino que incluso los aliados se están retirando poco a poco y han fijado su retirada total a medio plazo. Nuestra intervención es impopular; el apoyo a Hamid Karzai no hace más que agravar las cosas. Esta guerra no se puede ganar. De ahí el dilema: o bien sigo pidiendo más medios en vano, o bien tendré que dejar el campo de batalla en la derrota. En ambos casos, estoy vencido". No ha sido Obama el del portazo a McCrhystal, ha sido McChrystal quien ha tirado la guerra en las narices de la Casa Blanca.
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