jueves, 29 de julio de 2010

AQUELARRE CHAVISTA EN EL PANTEON

JOAQUIM IBARZ 29/07/2010 - 09:11 horas

"Dejadme descansar en paz. Bolívar". Esta frase ha aparecido pintada en los últimos días en muchos muros de Caracas. El Libertador se queja de que con Chávez ni los muertos, ni siquiera los más ilustres, pueden descansar en paz. La brujería o santería es un tema difícil, que pudiera promover la burla y el escepticismo y pocos quieren tocar. Sin embargo, está en el aire por toda Venezuela, en rumores tan intensos que ensordecen: Harto de manipulaciones y de prácticas cercanas con la santería cubana, Bolívar le pide al presidente venezolano que le permita reposar en su tumba y rechaza el intento de profanación de sus restos. Para muchos, la exhumación del Libertador en el Panteón Nacional se convirtió en un aquelarre que descendió a Venezuela al más oscuro pozo del tropicalismo bananero. Los historiadores más serios de Venezuela denuncian que arrastrar a Bolívar, el suramericano más culto y emancipado de su generación, el único de su época a la altura del Barón von Humboldt o su preceptor don Andrés Bello, desde el altar de la República "a la cloaca de las aspiraciones necrofílicas de un teniente coronel primitivo e inmoral", escapa a la comprensión de una sociedad que naufraga en el oscuro corazón de las tinieblas en pleno siglo XXI.

Evidentemente, Chávez, en su proceso de personalización del poder, de asalto a la propiedad privada, de restricciones a la disidencia política y de destrucción de la doctrina de la separación de poderes, no solamente que no abraza el legado de Bolívar, sino que representa su antítesis. La apropiación que el Presidente Hugo Chávez, hace de la figura simbólica de Simón Bolívar para legitimar su postura política, evidencia una lectura tergiversada que contradice el propio pensamiento bolivariano, sostiene Enrique Krauze. Para el historiador mexicano, hay dos aspectos que "habrían hecho de Bolívar un opositor a Chávez". "Como republicano, Bolívar estaba del lado del orden institucional y legal, y abjuraba, detestaba a la revolución (...) Y en cuanto al poder absoluto en manos de un líder carismático, creo que Bolívar precisamente luchó toda su vida contra la monarquía, que es justamente la encarnación del poder absoluto de aquel tiempo. Krauze señala que presentar a Bolívar "como un revolucionario social es contradictorio con los escritos del propio Bolívar frente a los conatos de revolución social de los cuales él supo en su tiempo".

Poco después de la medianoche del 15 de julio, Hugo Chávez retrocedió en el tiempo, y presidió la exhumación de los restos mortales de Simón Bolívar, el mayor héroe de la independencia de América Latina, y objeto de la obsesión personal y política del presidente venezolano.

El esqueleto fue sacado por partes. Algunas piezas, tales como dientes y fragmentos de hueso, fueron separadas para que se les realizasen "pruebas". Lo que quedó fue puesto en un nuevo ataúd con el escudo del gobierno de Chávez. Chávez, quien también enviaba mensajes a través de Twitter sobre el procedimiento, pronunció un discurso incoherente en el que le pedía a Cristo que repita el milagro de Lázaro y resucite a Bolívar.

Al parecer, Chávez también conversó con sus huesos: "Yo he tenido algunas dudas", dijo Chávez. "Anoche, viendo los restos de Bolívar […] le pregunté "padre ¿eres tú o no eres; o quién eres?" y me respondió "sí, soy yo, pero despierto cada 100 años cuando despierta el pueblo"," relató Chávez a toda la nación, mientras decía estar parafraseando a Neruda.

La necromancia de Chávez no acabará sólo con la exhumación de Bolívar. Chávez ya ha anunciado que va a exhumar más cadáveres de los miembros de la familia de Bolívar, y prometió que construirá un nuevo mausoleo para el Libertador.

Por decreto presidencial, todos los canales de televisión en Venezuela mostraban imágenes de Bolívar en pinturas históricas, luego imágenes de su esqueleto, y luego imágenes de Chávez, con el himno nacional a todo volumen en el fondo. El mensaje de esta parodia macabra es inconfundible: Chávez no es un seguidor de Bolívar, Chávez es Bolívar reencarnado. Y cualquiera que se oponga o lo critique es un traidor, no sólo de Chávez sino de la historia.

La gran mayoría de venezolanos tuvo la oportunidad de observar a través de los medios cómo un grupo de hombres y mujeres vistiendo batas y máscaras que cubrían prácticamente la cara, exhumaban la tumba del Libertador. Una de las razones según el Presidente era conocer si verdaderamente el Padre de la Patria había sido asesinado por la oligarquía colombiana o había muerto de una enfermedad como así lo ha hecho saber la historia de Venezuela.

¿Qué es lo que en verdad buscaba el presidente Chávez al desenterrar al Padre de la Patria? ¿Qué motivó al mandatario a cometer lo que muchos consideran una profanación o, peor aún, un acto de barbarie? Orlando José Bruzual Rojas en un artículo en el diario El Universal que titula "Chávez, deja a Bolívar en paz" se pregunta si los restos del Libertador serán utilizados para un ritual de mayombe o si forma parte de un show mediático para ocultar los verdaderos problemas que sufre el país?

A Hugo Chávez no le ha bastado montar la legitimidad de su régimen en la leyenda bolivariana; necesita adueñarse físicamente de los restos de El Libertador. La apropiación tiene, por supuesto, una intención política. En medio de la campaña electoral para las elecciones parlamentarias del 26 de septiembre, el presidente resucitó a Bolívar, en la búsqueda de apropiarse de sus dones", bromeó el experto en políticas de Comunicación Antonio Pasquali. Temeroso ante el descontento popular. Detrás del "hombre fuerte" de la televisión, agresivo y altanero, está el caudillo que sabe puede perder el control de la Asamblea que ha manejado estos años como le viene en gana.

Los analistas políticos indican que gran parte del electorado que no señala sus preferencias votará contra Chávez. Él lo sabe y hace esfuerzos desesperados por atraer el voto inventando que se prepara la invasión del país y las "fuerzas oscuras" atentan contra el pueblo. El resultado de las encuestas, más allá de los fantasiosos discursos chavistas, responde a la violencia incontrolable, a los malos servicios y al desabasto de alimentos y productos básicos que vive la población consecuencia de la insostenible política económica que impulsa Chávez. Su incapacidad es cada vez más evidente y sigue despilfarrando, es sólo gasto y no inversión, la enorme renta petrolera de la que dispone y solapando la corrupción creciente de los sectores que le son afines.

Para Elías Pino Iturrieta, director de la Academia Nacional de Historia de Venezuela no hay ninguna evidencia de la época que indique algo parecido a la existencia de un asesinato o de un hecho de violencia. "No existe un mínimo fundamento científico que justifique este espectáculo nocturno. Ningún historiador sensato puede avalar la hipótesis del asesinato de Bolívar".

Lo cierto es que Chávez ya no se conforma con citar a Bolívar, repetir sus citas y distorsionar a menudo su biografía. Ahora busca el fuego sagrado que emana su calavera para poder seguir calentando su "Revolución" y su lucha contra "los agentes del Imperio". Y cuando ya la llamarada que sintió al abrirse el féretro no le alcance ahí sí, llegará el turno de los guionistas, cuando el presidente grite a los cuatro vientos, con o sin Maradona a su lado: "¡Bolívar Soy Yo!"

Como ha apuntado el escritor Rafael Rojas, la exhumación busca aportar otra alegoría al chavismo: Simón Bolívar no murió de tuberculosis, sino que fue envenenado por el imperialismo. El héroe no pudo haber caído por azares de bacterias diminutas, sino por la perversidad de los enemigos de la patria. Revelar un asesinato de hace 180 años es atizar la guerra permanente; poner en guardia a la República contra esos criminales históricos que sólo cambian de traje pero no de propósito.

En su artículo "El Ultraje", el comentarista venezolano Pedro Lastra se avergüenza de que, de la mano de Hugo Chávez, "Venezuela ha descendido a los horrores primitivos narrados por Joseph Conrad desde lo profundo del corazón del Congo belga". "Lo que ningún presidente de la era democrática ni siquiera los déspotas y tiranos que han ensombrecido la historia de la República; lo que los magistrados del siglo XIX que llevaran a cabo la construcción de la Nación, desde el general José Antonio Páez a Guzmán Blanco y desde el general Falcón a Joaquín Crespo y Cipriano Castro osaran siquiera pensar, lo acaba de hacer, en nocturnidad, en secreto y con alevosía un teniente coronel, analfabeta, ramplón, brutal y ambicioso hasta el delirio: ultrajar los restos del Libertador de la Patria, Simón Bolívar".

Según Lastra, tendrán que dar cuenta ante la historia los compañeros de armas de Chávez, los altos mandos que se postran en su presencia, los jueces y magistrados que se humillan ante sus observaciones, los politicastros que se avasallan ante sus órdenes y le soplan las entrepiernas al más mínimo gesto de su mano violadora. "Generales y coroneles, fiscales y contralores, asambleistas y funcionarios: una corte de adulantes, cómplices, ladrones y farsantes tendrán que responder, llegada la hora de la decencia nacional por el hecho más oscuro, bochornoso, indigno y malvado de que tenga memoria la República. Pues haber violado el sarcófago de quien se ganara el derecho a la adoración de la posterioridad, con el inmundo propósito de manosear sus restos y obtener, por ese medio indigno de las peores tradiciones de la magia negra y la brujería de pueblos los más primitivos del planeta, un último aliento ante la debacle en que se hunde su régimen, es posiblemente el más grave de los pecados cometidos por cristiano alguno en Venezuela.

En Venezuela es más que sabido que Hugo Chávez es tremendamente supersticioso y se rodea de talismanes y artefactos de Santería que conoció en su viaje a Cuba 1994. Allí tomó contacto con logias rituales nacionales y santeros paleros que visitan constantemente la Isla caribeña.
También es abiertamente conocido en toda Venezuela que en el palacio presidencial de Miraflores se sacrifican animales para el culto de la santería. El sacerdote católico José Palmar asegura que uno de los motivos por los que Hugo Chávez viaja tanto a cuba es para recibir sortilegios".

El padre José Palmar afirma en forma taxativa: "Doy palabra cierta, Chávez ha personificado el mal en este país, una madrugada bajé a Miraflores con la ayuda del que era Jefe de la Casa Militar de la época y vi para mi horror todos aquellos santeros cubanos con gallinas, con templos de sacrificios, con sangre de cualquier animal y un hedor incomparable" El sacerdote sabe de lo que habla, porque fue un religioso que pertenecía a las filas oficialistas y hoy, es un disidente del chavismo.

Chávez difícilmente dejará de usar a Bolívar como su inspiración política y como un símbolo de nacionalismo muy efectivo entre sus seguidores. Ningún venezolano fue consultado para proceder a la violación de los restos del Libertador. Lastra escribe que "amparado en el silencio y la oscuridad, con el auxilio de patólogos extranjeros, atropellando la alta tradición científica del Dr. José María Vargas, el último venezolano en tratar esos restos hace 170 años por orden testamentaria del propio Libertador, una banda de hienas carroñeras han satisfecho el más horrendo de los horrendos caprichos presidenciales: manosear los huesos de Simón Bolívar".
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