Difícil será resumir la interesante disertación the Jousep Stroup de Global Events Magazine online, no solo por la complejidad del tema sino por la gravedad de los hechos que expone. Y es que a pesar de las políticas fiscales del Presidente Obama y de ese aparente optimismo de Wall Street en los últimos días, se observan nubes de tormenta severa mucho peores que las que hemos visto, sobre la economía estadounidense y sobre el orden financiero mundial.
No hay conspiraciones de ninguna índole. Simplemente, el sistema financiero parecería acercarse a un colapso a medida que se hace más notoria la debilidad del dólar como moneda representativa mundial. La transición pareciera, según Stroup, desordenada, incontrolable y algo menos que catastrófica. Todo depende, dice, de que los más poderosos tomen las decisiones adecuadas y decidan mantener el dólar a flote, por lo menos por ahora. Todo depende de que el pánico no se profundice en la población y de la velocidad a la que se contaminen los mercados.
Y es que no hace falta ser adivino para predecir que un error en estos momentos, por pequeño que sea, puede tener consecuencias devastadoras. Ya no estamos en manos de la Reserva Federal de los Estados Unidos, ni Banco Central Europeo, ni de los jeques árabes; las finanzas, la economía y la política están profundamente interconectadas y la incertidumbre se hace más palpable a medida que los gobiernos toman medidas nacionalistas, proteccionistas, y por supuesto de supervivencia económica. No se le puede creer a nadie. Stroup trae a colación cómo, cuando reventó la crisis en 2007, los gurús aseguraban que la catástrofe solo se limitaría a las hipotecas, y que solo unos US$200 mil millones de dólares se verían afectados en el sistema bancario. No pasaron muchas semanas para que la leyenda de “Wallstreetlandia” –como me permito llamarle- cayera aparatosamente y con ella, el bolsillo de millones de compañías y ahorradores por todo el mundo.
No es más sino referirse a los miles de millones de dólares inyectados a bancos y corporaciones en el mundo para darse cuenta de que nos tomaron del pelo a todos y que ha sido el robo más descarado de la historia al bolsillo de los contribuyentes. Los indicadores económicos no rebotan por una sencilla razón: Obama como candidato era la esperanza, como presidente pareciera ser, aparte del maquillaje populista, más de lo mismo. Si sus intentos fallan, el descalabro económico y el desorden mundial que vemos será un pálido reflejo de lo que se nos avecina. Nos guste o no, el dólar de los Estados Unidos constituye el pilar central del orden financiero actual y solo es cuestión de imaginar el caos y la gran depresión que vendrían atados a su caída.
No hay conspiraciones de ninguna índole. Simplemente, el sistema financiero parecería acercarse a un colapso a medida que se hace más notoria la debilidad del dólar como moneda representativa mundial. La transición pareciera, según Stroup, desordenada, incontrolable y algo menos que catastrófica. Todo depende, dice, de que los más poderosos tomen las decisiones adecuadas y decidan mantener el dólar a flote, por lo menos por ahora. Todo depende de que el pánico no se profundice en la población y de la velocidad a la que se contaminen los mercados.
Y es que no hace falta ser adivino para predecir que un error en estos momentos, por pequeño que sea, puede tener consecuencias devastadoras. Ya no estamos en manos de la Reserva Federal de los Estados Unidos, ni Banco Central Europeo, ni de los jeques árabes; las finanzas, la economía y la política están profundamente interconectadas y la incertidumbre se hace más palpable a medida que los gobiernos toman medidas nacionalistas, proteccionistas, y por supuesto de supervivencia económica. No se le puede creer a nadie. Stroup trae a colación cómo, cuando reventó la crisis en 2007, los gurús aseguraban que la catástrofe solo se limitaría a las hipotecas, y que solo unos US$200 mil millones de dólares se verían afectados en el sistema bancario. No pasaron muchas semanas para que la leyenda de “Wallstreetlandia” –como me permito llamarle- cayera aparatosamente y con ella, el bolsillo de millones de compañías y ahorradores por todo el mundo.
No es más sino referirse a los miles de millones de dólares inyectados a bancos y corporaciones en el mundo para darse cuenta de que nos tomaron del pelo a todos y que ha sido el robo más descarado de la historia al bolsillo de los contribuyentes. Los indicadores económicos no rebotan por una sencilla razón: Obama como candidato era la esperanza, como presidente pareciera ser, aparte del maquillaje populista, más de lo mismo. Si sus intentos fallan, el descalabro económico y el desorden mundial que vemos será un pálido reflejo de lo que se nos avecina. Nos guste o no, el dólar de los Estados Unidos constituye el pilar central del orden financiero actual y solo es cuestión de imaginar el caos y la gran depresión que vendrían atados a su caída.
No es por molestar que los opositores de Obama insisten en que los auxilios han sido irresponsables. ¿De dónde sale tanto dinero? Estados Unidos está empeñando su futuro y una muestra de ello son esos US$2 trillones de dólares que saldrán en nuevos documentos del Tesoro. ¿Quién rescata a quién? Difícil saberlo, mucho menos después de las gotas de agua fría que van cayendo por cuenta del gobierno chino y que luego comentaremos. Son US$2 trillones de dólares que prometen pagar bien a quien adquiera la deuda de los americanos. US$2 trillones de dólares aparentemente seguros de los bonos del tesoro americano.. En caso de una falla del esquema quedarían expuestos a un gran riesgo, no solo los bancos estadounidenses sino los gobiernos de países emergentes que inviertan en medio de la escasez de créditos, provocando según Stroup el estrangulamiento completo del sistema.
Es en este punto donde China aparece tímidamente. Una vez perdida la confianza en los documentos financieros, los inversionistas no tendrán más remedio que recurrir a las “barras duras” del metal y otras fuentes energéticas que ya vienen siendo acaparadas principalmente por la potencia asiática.
El 12 de febrero, el director de la Comisión Regulatoria Bancaria de China, dejó caer la primera gota que ha puesto a pensar a más de uno. Advirtió que el oro y otros bonos de gobiernos selectos (exceptuando los de Estados Unidos) eran más atractivos en términos de riesgo para China. Con razón. Un reciente informe de Bloomberg estima que el gobierno de los Estados Unidos ha gastado en un pestañear por lo menos US$9.7 trillones de dólares… ¡y lo que falta! (no sumemos la guerra que se viene en Afganistán).
Pálidos deben estar quienes pensaban que el gasto durante la guerra contra el terror en Iraq era insostenible, y quienes por supuesto olvidaron al calor de las pasiones políticas que la actual situación económica de los Estados Unidos viene de décadas de despilfarro energético y de consumo desenfrenado. Hoy por hoy, dicen los que saben, un estadounidense promedio necesita US$5.54 para adquirir lo que en 1970 costaba US$1.
Stroup argumenta que solo hay una forma de poderle ganar el pulso a la inflación que parece cernirse sobre el dólar. Predice que si la confianza en el dólar y en la habilidad de los Estados Unidos para sortear la crisis cae sustancialmente, el mundo literalmente se dirige a una catástrofe económica y se pregunta si China seguirá firme y le dará la mano al dólar.
La respuesta llegó antes de lo esperado. La semana pasada el Primer Ministro chino, Wen Jiabao, advirtió directamente a los Estados Unidos sobre la preocupación de su país al poseer demasiada deuda externa americana. Simplemente era el broche de oro a las declaraciones de Luo Ping, vice director de la Comisión Regulatoria Bancaria de China, a Noticias Bloomberg: … “ Los odio. Una vez ustedes comienzan a sacar US$1 trillón o US$2 trillones… sabemos que el dólar se va a depreciar, así que los odiamos a pesar de que no podamos hacer mucho”.
Hillary Clinton llegará a China mañana y la espera una exigencia. La garantía de que Estados Unidos no depreciará la tasa de cambio del dólar y la promesa de que las posesiones chinas en dólares estarán seguras. China comprará a los Estados Unidos sí y solo sí. En otras palabras, según el mismo Luo Ping, …"los bonos del Tesoro de Estados Unidos todavía son una opción para China. Pero si Estados Unidos expide una gran cantidad de ellos en medio de su esfuerzo para solucionar la crisis, todos los inversionistas poseedores de estos papeles sufrirán pérdidas”. (Xinhua News Agency, febrero 18, 2009).
Para los expertos chinos, el gobierno Obama está creando una situación peligrosa e inestable, de aquí a dos o a tres años. Si Obama falla, el gobierno estadounidense no tendrá otra opción que la de seguir produciendo dinero con su consecuente depreciación. China se está preparando desde ahora y comienza a diversificar sus inversiones porque teme que el pánico hacia el dólar se generalice, y lo que muchos quisiéramos saber es en qué están inviertiendo los chinos. En qué países y en qué monedas. China tiene la sartén por el mango y bien pueden interpretarse sus últimos comentarios con respecto al dólar como una amenaza.
Caricatura (ampliar): Brian Fairrington. http://editorialcartoonists.com/cartoonist/profile.cfm/FairrB/