lunes, 31 de diciembre de 2007

2008 Putin: pero sigo siendo el rey


Buenos días,

La prestigiosa revista Time eligió como personaje de 2007 al Presidente de Rusia Vladimir Putin. No era para menos. Defraudados deben estar aquellos quien en un ataque de provincialismo extremo daban por seguros ganadores a Hillary Clinton, o a Hugo Chávez.

Lo cierto es que tendremos Putin para rato, y este año que se va en Japón con un atardecer radiante, estará marcado para mal o para bien por las complejas relaciones Rusia - Occidente, Rusia - Irán que no solo harán temblar de rabia a los Estados Unidos sino que pondrán a Europa en una delicada posición política y energética.

Empezaremos el año con la controversia que genera la supuesta entrega de misiles S-300 rusos a Irán. Los iraníes gritan a los cuatro vientos que su nuevo equipo, mejor que la tecnología Patriot, estará en capacidad de alcanzar aviones, misiles tipo crucero y misiles balísticos a una altura de 27000 metros y que gracias a la tecnología rusa podrán causar grandes daños a las fuerzas israelíes y estadounidenses si se atreven a atacar suelo iraní. Los rusos, a través del Servicio de Cooperación Militar lo niegan y afirman que semejante operación no ha sido considerada en las conversaciones entre los dos países.

No menos expectativas causa el anuncio iraní de inaugurar su primera planta nuclear, construida y equipada por Rusia, en el verano de 2008. De hecho a Teherán ya han llegado dos cargamentos de combustible nuclear, debidamente revisados por la Agencia Internacional de Energia Atómica, de acuerdo con la promesa de Moscú de despachar en el lapso de dos meses, ocho cargamentos que contienen 82 toneladas de combustible nuclear a Irán. Sin embargo, el proyecto Bushehr – como se llama la planta- no es el resultado de una nueva alianza estratégica entre Teherán y Moscú simplemente cristaliza una contrato de mil millones de dolares firmado en 1995. Técnicamente hablando, Teherán cumple con su sueño y se libra de las sanciones internacionales, amparado por la promesa rusa de vigilar el desarrollo pacífico del proyecto nuclear.

Una vez cimentada la confianza con Irán, Rusia espera en el palco de huéspedes de honor el nuevo panorama energético que incluye a los iraníes como exportadores de gas. La influencia de Moscú no quedará limitada a su esfera geográfica sino que jugará un papel clave desde China y Japón hasta el corazón de Europa.

Los observadores europeos saben que el control total del estado ruso sobre la exploración petrolera, gasífera y por supuesto la administración de los gasoductos y oleoductos es la carta que el manipulador Kremlin jugará a su favor para poner a Europa, y si es posible, el mundo a sus pies.

A pesar de que en Bruselas se estableció un ambicioso plan de seguridad energética que debía ser efectivo entre 2007 y 2009, pocos resultados se han logrado. Con preocupación se han dado cuenta de que cada vez más dependen de la energía rusa y que las importaciones de combustible pasan los 290 millones de toneladas de petróleo y los 130 mil millones de metros cúbicos de gas. Eso sin tener en cuenta que el consumo de energía en Europa demandará por lo menos 200 mil millones de metros cúbicos mas por año hacia 2015.

Una solución podría estar en el proyecto Nabucco, actualmente en construcción, propuesto por Turquía para transferir gas desde las repúblicas del Asia Central e Irán hacia Europa. Negocio conveniente para los europeos que no confían en Rusia y para los iraníes que necesitan las divisas para continuar no solo su criticado desarrollo nuclear sino con la construcción de su sistema defensivo. Sin embargo, es bien posible que Rusia –jugador principal en el desarrollo nuclear iraní- no esté de acuerdo con que le quiten una buena tajada de su dominio sobre Europa y termine con aliarse por debajo de la mesa con Occidente para imponer sanciones a Teherán. Una vela a la derecha y otra a la izquierda, por si acaso.

Moscú evitará a toda costa competir con Irán porque entre los dos tienen cerca del 20% de las reservas de petróleo y casi la mitad de las reservas de gas del mundo. Mientras Estados Unidos continúe con su postura de hierro en contra de Irán en la complicada política del Oriente Medio, le hará un enorme favor a Rusia, a la que poco le importa involucrarse en el lío árabe mientras no se le crezca el problema musulmán en sus fronteras.

Rusia, en medio de su impresionante renacer económico se enfrentará a elecciones presidenciales en marzo. Putin dejará su cargo después de 8 años y ha nombrado a Dimitry Medvedev como su posible sucesor. Medvedev, consciente de la increible popularidad de Putin, le ha ofrecido quedarse en el gobierno como Primer Ministro. Será la llave ganadora para salir triunfante en las elecciones que le permitirán al actual presidente ruso, relanzarse sin ninguna objeción legal una vez termine Medvedev.

Putin con la frialdad de un maestro de ajedrez y la habilidad de un profesional judo, sexto dan, sabe muy bien que para ganar hay que desestabilizar al oponente, utilizar maestría, precisión, flexibilidad y velocidad para el contrataque, estudiar la ley del mínimo esfuerzo y máximo resultado, desplazarse con talento: cortando la salida del rival, acortando distancias, impidiendo sus giros y avances. Sensibilizar el cuerpo y alertar la mente para anticiparse al ataque. Bloquear, neutralizar, y esquivar: hacer que la fuerza, el peso, la intención, la velocidad del ataque, cualquiera que sea su dimensión, se pierda en el vacío.