sábado, 9 de junio de 2007

Brasilia- Nueva Deli sin escalas














Buenos días,

"Ni se les ocurra ignorarnos", pareciera ser el mensaje conjunto que India y Brasil le han hecho llegar al G8 y a las Naciones Unidas durante la visita del Presidente Lula da Silva a su contraparte indio el Primer Ministro Manmohan Singh.

No es para menos. El antes relegado Brasil ha comenzado a rebotar el balón en las grandes ligas y no solo se ha hecho sentir en el G-8, sino que se ha unido a la India para alcanzar la tan anhelada silla en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.

Lula, que a pesar de sus críticos ha demostrado ser un gobernante sereno y progresista, fue la voz cantante de un comunicado que coincidió con la cumbre de Alemania. Habló de la incapacidad de las actuales organizaciones internacionales para responder a la inequidad y a los problemas de seguridad del mundo en desarrollo, insistió en que India y Brasil son actores importantes dentro de la redefinición mundial y culpó a los países desarrollados del cambio climático.

Brasil, India y por supuesto China -por obvias razones-, han sostenido por mucho tiempo que los países ricos deben hacerse cargo del desastre que cause el cambio climático. Lula y Singh, que como muchos otros de sus homólogos enfrentan un porcentaje elevado de pobreza, insisten en que "la solución al cambio climático no debe yacer sobre la perpetuidad de la pobreza en los países en desarrollo" y que los mismos, no deben aceptar ningún tipo de solución que estanque el crecimiento y retarde el alivio de la pobreza.

A parte del tema del medio ambiente, Lula y Singh han firmado siete tratados que incluyen exploración petrolera, comercio, educación, proyectos espaciales e incluso coproducciones audiovisuales (Globlywood y Bollywood). Aspiran a incrementar su comercio bilateral de US$2.4 mil millones en 2006 a US$10 mil millones en 2010. La idea es, según los dos mandatarios, ser complementarios y no competitivos.

Brasil le ofrece a India su experiencia en agricultura y biocombustibles. India, que importa el 70% de sus necesidades energéticas, ve en el etanol un alivio. La experiencia India en producción de medicamentos, le cae como anillo al dedo a un Brasil que quiere convertirse en la farmacia de productos buenos y baratos de América Latina. Brasil ha dado un paso gigantesco al terminar la patente de una conocida arma contra el SIDA. Importar la droga de la India le ahorrará dice el Ministerio de Salud del Brasil, US$30 millones de dólares solo en 2007.

Sin embargo, lo que produce que en el G-8 se mire por encima de las antiparras, es el uso de la energía nuclear con fines civiles. Para poder trabajar mejor, no solo con su socio latinoamericano, India necesita levantar la prohibición de su comercio nuclear, y para eso es vital la ayuda de Brasil que pertenece al GSN (Grupo de Suministro Nuclear). A India, con un programa nuclear a gran escala reconocido, le conviene. Para Brasil, dueño de unas de las reservas de uranio más grandes del mundo, significa un suculento mercado que no se puede perder.

India se está convirtiendo en un líder que compite con China en el continente asiático. Brasil en Suramérica va solo y Lula se gesta, para disgusto de algunos vecinos, como un líder pragmático y con vocería representativa reconocida a nivel mundial.

India, Brasil, China, México y Sudáfrica, integrantes del G-5, se reunieron luego en Heiligendam, Alemania, coincidiendo con la cumbre del G-8. Aunque el mensaje de India y Brasil se escuchó fuerte y sonoro, no se espera que el cambio en la política mundial sea inmediato. La prensa especializada ha resumido las reuniones con el siguiente titular: "Muchas imágenes, pocos compromisos".

Saludos,

http://www.univision.com/contentroot/wirefeeds/35dinero/7092669.html
http://www.elnuevodiario.com.ni/2007/06/04/ultimahora/3513
http://www.nuclearsuppliersgroup.org/member.htm
http://www.g-8.de/Webs/G8/EN/Homepage/home.html