Buenas noches,
La chic Italia se crispa y las elegantes calles de Milan han sido testigos de lo que hasta hace unos años hubiera parecido una escena de la mejor película futurista del Canal Fox. Hace unos días, en plena capital de la moda, 300 chinos de todas las condiciones, megáfono en mano, protestaron en un italiano a veces difícil de entender. Las imagenes de no ser porque han advertido que son tomadas en Italia, bien podrían haber despistado al televidente más curioso.
La razón: el gobierno de Milán se cansó del desorden de los chinos. La guerra que pareciera haber empezado por los carritos que utilizan para trasladar la mercancía de las tiendas a las camionetas, en realidad comenzó cuando los habitantes y comerciantes del centro de Milán se desesperaron por la cantidad de camisas, pantalones y mercancías baratas que llegaban y salían de los locales chinos. Con semejante movimiento, el caos.
Un lugar típicamente milanés en el que se encontraba desde una aguja a un transformador poco a poco se fue convirtiendo en una sucursal de Guanzhou. Los chinos se tomaron el barrio y ni siquiera se tomaron el trabajo de relacionarse con la comunidad.
Las cejas italianas se arquean cuando en vez de la bandera de la Bota ondea la de China y cuando los chinos han dejado ver un resentimiento sin paralelo por el orden que ha querido implantar la Alcadía de Milán. La tensión ha llegado a tal nivel, que el mismo Primer Ministro chino, Wen Jibiao, esta muy interesado en ver la evolución de sus súbditos en Italia.
Las autoridaes italianas tratan de no darle tanta relevancia al problema e intentan hacer entender a las chinos que las leyes son las del tráfico en cualquier ciudad del mundo, pero no dejan de ocultar su sorpresa al ver que en menos de diez minutos habían cientos de ellos en las calles armados de banderas y megáfonos, y envueltos en una trifulca con la policía que dejo 18 heridos.
Como ya lo explicaba en un artículo anterior, el inmigrante chino nuevo no respeta las normas de convivencia a las que se habían adaptado sin problema los primeros que llegaron y han formado clanes muy cerrados a los que a veces ni siquiera tiene acceso la policía. En Milan, como en muchas otras partes del mundo, han florecido subgrupos de la triada china: una potente organización criminal que se nutre del tráfico de drogas, del lavado de activos, del pirateo de software, discos compactos y Dvds, entre otros menesteres.
A medida que China se convierte en un oso económico que lo devora todo, más tiendas y negocios, legales o ilegales prosperan en cualquier esquina del mundo. En Milán, una ciudad de un millón trescientos mil habitantes, hay más de 13 mil chinos legales y probablemente otro tanto de ilegales. Se cree que en toda Italia hay más de 114,000 registrados. Poco a poco prosperan y se van haciendo dueños de vecindarios completos que van transformando en una pequeña China donde las leyes del país anfitrión parecieran no existir.
En el caso de Milán, no solo en la comunidad china el italiano parece inexistente sino que además han llevado a la quiebra a varios almacenes tradicionales que no lograron competir con los supermercados chinos que venden "todo lo que usted quiere comprar a precios de risa". El asunto parece ser peor en muchos casos. A pesar de haber nacido en Italia se niegan a registrar a sus hijos como italianos y en cambio, los envían de vuelta a China todos los veranos para que estén más familiarizados con su gente y no con el país que los acoje. Algunos, aunque sepan hablar italiano, simplemente se niegan a hacerlo.
China sabe que sus ciudadanos en el extranjero pueden convertirse en un arma de presión y en cierta forma en una expresión de la expansión del poder y de la influencia de Beijing. Rusia en ocasiones anteriores ya ha dicho que considera la exagerada migración china a su país como una amenaza a su seguridad nacional.
Para Beijing la migración es una bendicion: menos gente abordo, 35 millones de soldados civiles bien repartidos, y US$20 millones de dólares anuales en remesas.
Saludos,
http://soros-sehablaespanyol-soros.blogspot.com/2007/04/de-chino-chino.html
La chic Italia se crispa y las elegantes calles de Milan han sido testigos de lo que hasta hace unos años hubiera parecido una escena de la mejor película futurista del Canal Fox. Hace unos días, en plena capital de la moda, 300 chinos de todas las condiciones, megáfono en mano, protestaron en un italiano a veces difícil de entender. Las imagenes de no ser porque han advertido que son tomadas en Italia, bien podrían haber despistado al televidente más curioso.
La razón: el gobierno de Milán se cansó del desorden de los chinos. La guerra que pareciera haber empezado por los carritos que utilizan para trasladar la mercancía de las tiendas a las camionetas, en realidad comenzó cuando los habitantes y comerciantes del centro de Milán se desesperaron por la cantidad de camisas, pantalones y mercancías baratas que llegaban y salían de los locales chinos. Con semejante movimiento, el caos.
Un lugar típicamente milanés en el que se encontraba desde una aguja a un transformador poco a poco se fue convirtiendo en una sucursal de Guanzhou. Los chinos se tomaron el barrio y ni siquiera se tomaron el trabajo de relacionarse con la comunidad.
Las cejas italianas se arquean cuando en vez de la bandera de la Bota ondea la de China y cuando los chinos han dejado ver un resentimiento sin paralelo por el orden que ha querido implantar la Alcadía de Milán. La tensión ha llegado a tal nivel, que el mismo Primer Ministro chino, Wen Jibiao, esta muy interesado en ver la evolución de sus súbditos en Italia.
Las autoridaes italianas tratan de no darle tanta relevancia al problema e intentan hacer entender a las chinos que las leyes son las del tráfico en cualquier ciudad del mundo, pero no dejan de ocultar su sorpresa al ver que en menos de diez minutos habían cientos de ellos en las calles armados de banderas y megáfonos, y envueltos en una trifulca con la policía que dejo 18 heridos.
Como ya lo explicaba en un artículo anterior, el inmigrante chino nuevo no respeta las normas de convivencia a las que se habían adaptado sin problema los primeros que llegaron y han formado clanes muy cerrados a los que a veces ni siquiera tiene acceso la policía. En Milan, como en muchas otras partes del mundo, han florecido subgrupos de la triada china: una potente organización criminal que se nutre del tráfico de drogas, del lavado de activos, del pirateo de software, discos compactos y Dvds, entre otros menesteres.
A medida que China se convierte en un oso económico que lo devora todo, más tiendas y negocios, legales o ilegales prosperan en cualquier esquina del mundo. En Milán, una ciudad de un millón trescientos mil habitantes, hay más de 13 mil chinos legales y probablemente otro tanto de ilegales. Se cree que en toda Italia hay más de 114,000 registrados. Poco a poco prosperan y se van haciendo dueños de vecindarios completos que van transformando en una pequeña China donde las leyes del país anfitrión parecieran no existir.
En el caso de Milán, no solo en la comunidad china el italiano parece inexistente sino que además han llevado a la quiebra a varios almacenes tradicionales que no lograron competir con los supermercados chinos que venden "todo lo que usted quiere comprar a precios de risa". El asunto parece ser peor en muchos casos. A pesar de haber nacido en Italia se niegan a registrar a sus hijos como italianos y en cambio, los envían de vuelta a China todos los veranos para que estén más familiarizados con su gente y no con el país que los acoje. Algunos, aunque sepan hablar italiano, simplemente se niegan a hacerlo.
China sabe que sus ciudadanos en el extranjero pueden convertirse en un arma de presión y en cierta forma en una expresión de la expansión del poder y de la influencia de Beijing. Rusia en ocasiones anteriores ya ha dicho que considera la exagerada migración china a su país como una amenaza a su seguridad nacional.
Para Beijing la migración es una bendicion: menos gente abordo, 35 millones de soldados civiles bien repartidos, y US$20 millones de dólares anuales en remesas.
Saludos,
http://soros-sehablaespanyol-soros.blogspot.com/2007/04/de-chino-chino.html