Buenos días,
La globalización y la invasión de productos chinos en el mundo ha prendido las primeras alarmas en la salud mundial. Ya no se trata de barreras comerciales ni de bajos precios que revientan el mercado. Simplemente es cuestión de vida o muerte. Una muerte que llega desapercibida y en contenedor bajo inocentes empaques de alimento para animales o medicinas.
La historia publicada por el New York Times esta semana y escasamente difundida en los medios colombianos, tiene como preludio en mi concepto, una masiva intoxicación y muerte de animales domésticos en los Estados Unidos luego de consumir suplementos alimenticios que se vendían como pan caliente y en buena cantidad. Tiene como antecedente el preocupante mensaje de auxilio que sale desde Hongkong luego de la aparición de una enfermedad mortal que ataca a los cerdos en el sureste chino, al parecer a causa de un gluten contaminado con desechos plásticos o melamina. -el mismo caso de los Estados Unidos-. Tiene como antecedente la muerte de decenas de personas en Bangladesh, Haití, Argentina, Nigeria e India.
Beijing guarda un alarmante silencio ante los reclamos de Hong Kong. Había prometido ser más transparente en la información luego de la aparición del SARS en 2003. Entonces el gobierno chino también calló durante 4 meses. Nada se podía hacer. El virus había matado a cientos y amenazaba con extenderse por todo el mundo, causando un pánico sin precedentes.
En el interín, los periódicos de Hong Kong dan cuenta de por lo menos cerdos que sangran sin razón aparente, y de la crisis y el terror que envuelve a los campesinos del sureste chino que tratan de vender rápidamente y a un precio irrisorio lo que queda de sus animales y se aterran al ver cadáveres de cerdos que flotan en el Delta del Yangtze en China y el Delta de Río Perla cerca de Hongkong. 1300 cerdos infectados y más de 300 muertos.
Las autoridades hongkonesas preguntan desesperadas sin respuesta. Nadie sabe si lo que sea que esté atancando a los cerdos es generalizado, es controlable o si tiene algún tipo de impacto en la salud pública.
Se preguntan los expertos si se trata de una forma del virus aviar. Aparentemente no. El sangrado y las lesiones en la piel no son características del H5N1, pero no lo descartan porque justamente el cerdo es un animal propenso a contraer ciertos tipos de virus humanos y aviares. Incluso, el modelo científico más popular para predecir la pandemia del virus aviar se desarrolla a partir de intercambio de material genético cuando ambos, personas y cerdos se contagian al mismo tiempo.
Pero ahí no termina la historia. Como en un conjuro particular, 365 muertos en Panamá, por razones diferentes pero por causa primaria de contaminación de medicinas ponen los pelos de punta. Se trata del envenamiento de medicinas con glicol dietileno, un disolvente industrial y estupendo antirrefrigerante. El gobierno panameño solo confirma 100 casos, pero teme lo peor.
La sustancia ha sido utilizada en medicinas para el resfriado y para la fiebre como sustituto barato de la glicerina, un componente común de las medicinas, la pasta dental y otros productos.
La historia que ha seguido con celo el New York Times habla de miles de muertos envenenados sin causa aparente durante las dos décadas pasadas. Las pesquisas se acercan en tres o cuatro veces a China, famosa por el desarrollo de medicinas piratas.
En Panamá, asegura el New York Times, la investigación también apunta hacia China, concretamente a las fábricas de químicos situadas en el Delta del Yangtze -donde curiosamente se da el fenómeno en los cerdos-, que desarrollaron y exportaron el veneno bajo la etiqueta de 99.5 por ciento de pura glicerina. El compuesto pasó entonces por tres continentes, sin que las autoridades de ningún país detectaran certificados falsificados que eliminaban el nombre del productor y del primer dueño del embarque. Todos, dice la historia compraron la supuesta glicerina sin saber de donde venía.
La Oficina para el Control y la Administración de Drogas y Alimentos de los Estados Unidos ha intentado sin éxito investigar a fondo. Desde los 80 le siguen la pista al caso. Así llegaron hasta Dalian, al noreste chino, pero sus intentos por visitar la fábrica fueron obstaculizados por Beijing, que aceptó la inspección a regañadientes después de un año de hecha la petición, cuando la sospechosa planta se había mudado y todos sus archivos habían sido destruidos.
El New York times estableció que la misma compañía había estado involucrada no solo en el envenamiento de Haití sino que también había embarcado 50 toneladas de glicerina hacia los Estados Unidos en 1995, que lograron detectar.
China dice estar haciendo lo posible por desenmascarar a los piratas de los medicamentos y no solo ha arrestado a varios ejecutivos envueltos en la operación sino que ha descubierto por lo menos 400 operaciones fraudulentas.
Tres historias distintas y un solo país verdadero. Cerdos que mueren sin saber por qué, mascotas que mueren en Estados Unidos por comida contaminada con melamina, y componentes medicinales que han matado a cientos sino a miles durante décadas. Silencio cómplice y Olimpicos en el 2008.
La pregunta del millón queda para los responsables de los gobiernos de cada uno de los países en los que ustedes habitan. ¿Qué está haciendo el gobierno de su país por controlar esos embarques que incluso han burlado a las autoridades españolas y a las de otros países?
Antes de comprar una medicina, o comida para sus mascotas, prefiera las de marca. Nunca se sabe si usted es de los desgraciados con quienes juegan a la ruleta rusa los piratas de la medicina. Los riñones fallan, el sistema nervioso central comienza a desequilibrarse. La parálisis aumenta, haciendo difícil la respiración. La mayoría de las víctimas ha muerto.
Saludos,
New York Times:
http://www.nytimes.com/2007/05/06/world/americas/06poison.html?_r=1&th&emc=th&oref=slogin
AP: http://news.yahoo.com/s/ap/20070508/ap_on_re_as/china_pig_illness_2