Buenos días.
Las noticias del Medio Oriente siempre parecen confusas. Bastante tenemos ya con tratar de entender la guerra étnica en la que se han trenzado suníes y chiítas en Iraq, los objetivos geopolíticos de Irán en expandir su influencia hacia Iraq, Líbano y cualquier otro lugar donde se lo permitan, el doble juego de Arabia Saudita, la opulencia de Qtar y los planes de Al Qaeda que no tienen otro fin que la expansión islámica, y la reconquista de los terrenos perdidos, así sea a punta de sangre y fuego.
El norte de África ha quedado esta semana atónito ante los atentados que sacudieron Algeria y Marruecos, que no son otro indicativo que la amenaza de grupos radicales que intentan implantar el régimen islámico en África. Basta darse un recorrido por los titulares del Daily Star del Cairo, o por los cables internacionales que salen de la zona para darse cuenta de la clara intención de desestabilizar las fronteras al sur de Europa.
El miércoles, 1900 kilos de explosivos sacudieron a Argel, en tres atentados estratégicamente planeados, uno contra el Primer Ministro de Argelia Abdelaziz Belkhadem y dos más en otras zonas del país, también contra edificios gubernamentales.
Magreb, como se le conoce a la region norteafricana comprendida entre Túnez, Marruecos, Argelia y Mauritania, siempre ha estado bajo la lupa de Al Qaeda por ser considerada una plataforma perfecta para lanzar ataques contra las ciudades europeas. No en vano, en su último atentado, la organización terrorista ratifica su juramento de "no descansar hasta recuperar la tierra del Islam desde Jerusalén hasta Al Andalus", es decir todo el sur de la península ibérica.
En consonancia, la actividad radical islámica crece en Marruecos y Argelia echando por tierra las estimaciones de los optmistas, incluso en la misma España, que descartan cualquier intento de recuperación de parte alguna de su territorio. Parecen convenientemente olvidar que las reconquistas se fraguan en los tejidos sociales, y eso es lo que centímetro a centímetro y sin mucha bulla van batallando en pleno Córdoba, o en el mismo París, por citar algún ejemplo.
Túnez, tranquilo por excelencia y receptor de miles de turistas que aprovechan sus estupendas playas o escapan hacia la majestuosidad del Sahara, no ha sido ajeno a la jornada de violencia. Con mucha preocupación y hasta censura observaron las autoridades hace un par de meses, dos enfrentamientos que involucraron sofisticadas armas automáticas entre fuerzas radicales islámicas y la policía. De lo que sucede dentro de sus fronteras poco se sabe. Una es la imagen que se lleva el turista y otra la que corre pierna arriba en el intrincado mundo de los clanes de las comunidades fronterizas con Argelia.
Los gobiernos, aunque reconocen la amenaza, no se atreven a hacerla pública para no matar a la gallina de los huevos de oro del turismo. Pocos quieren imaginar que esos dos atentados sean coordinados por una sola organización, porque entonces tendrían que acpetar que sus países se han convertido en un objetivo real y que bien puede ser un recorderis de las luchas en Somalia o en Afganistán.
El punto sin retorno surgió en septiembre de 2006 cuando el Grupo Salafista para la Predicación y el Combate (un grupo armado suní que surgió en Algeria durante la guerra civil del Grupo Armado Islámico, otro grupo terrorista) comunicó que se unía a Al Qaeda. El anuncio, que acaparó los titulares de todos los periódicos en el norte africano, fue interpretado entonces como la expansión del terrorismo islámico. Los expertos en el tema aseguran que el grupo tiene puntos de operación en Canadá, Mauritania, España, Italia, Mali y Francia a quienes consideran enemigo número uno. Según los comunicados de prensa, en un video colgado en internet a principios de enero, el grupo salafista acusaba a "Francia y a Estados Unidos del saqueo de Argelia con el beneplácito de su presidente" y anunciaba atacar "con toda la voluntad de Dios".
http://info.france3.fr/monde/29886531-fr.php (en francés)
Por eso Nicolas Zarkozy, el candidato francés a la presidencia, ha dicho varias veces que la principal amenaza de terrorismo para su país proviene de Argelia. Y es que aunque sus sus opositores lo acusen de estar montando una victoria política cabalgando sobre el miedo hacia el terror, no exagera. De la misma opinión es Jean Louis Bruguiere, juez especializado en anti terrorismo, que en las entrevistas a medios internacionales asegura que el objetivo de esta nueva facción de Al Qaeda en el norte de África, es desestabilizar el área y "llevar la espada a Europa, particularmente a Francia, que sin duda está en el corazón de la amenaza."
La preocupación no se quedará en Europa y el Mediterráneo. África el continente más rico y más pobre del mundo es una mina de oro para la organización terrorista: recursos naturales monumentales, milicias ya establecidas y bien armadas dispuestas a venderse al mejor postor, y un comercio de diamantes bañados de sangre desde donde sale, según algunos informes, parte del financiamiento de Al Qaeda... eso, sin mencionar a la miseria.
Saludos,