Estamos en plena Semana Santa. Yo todavía en parte de mis vacaciones antes de iniciar la jornada en serio. Tengo tiempo para escribir, lo extrañaré a partir de la próxima semana.
Al grano. Ya tenemos claro, por lo menos muchos, que el amor apasionado no es más si no una manifestación hormonal provocada por el cerebro. Afirmación que sin duda causa revuelo entre los románticos e idealistas. Partiendo de esa misma base, ¿Qué tal ahondar en al teoría de que también nuestras conexiones cerebrales rigen los sentimientos religiosos?
Semejante tema tan interesante lo aborda Chris Gajilan, productor en jefe de CNN en noticias de salud.
En su informe se refiere a la gran cantidad de experiencias que dicen tener los creyentes con relación a la existencia de Dios. Y es que no hace falta leer al prestigioso productor de noticias, para escuchar lo que la gente tiene que decir: "Dios está conmigo", "Siento que estoy siempre acompañado y protegido". Los pastores de las iglesias pentecostales y evangélicas son un poco más osados: "hablan otras lenguas que nunca han aprendido antes, gracias a la voluntad de Dios o del Espiritu Santo, que habla a través de mí". ¿Les suena? Lo he escuchado cientos de veces.
A todos nos pone a pensar el tema religioso. Con él hemos crecido, primero porque de aquello se encargaron nuestros padres y los curas del colegio. Segundo, porque es inevitable que el hombre piense en el más alla de su propia vida y de su propia trascendencia de energía. El estado de fe. Aquel que es capaz de provocar contorsiones en unos, meditaciones profundas en otros, y éxtasis en los más avanzados en estos menesteres.
El Doctor Andrew Newberg, autor de del libro "Por qué creemos lo que creemos", "quiere cambiar todo aquello", nos cuenta el informe de CNN. Dice que Newberg se encuentra en el camino para encontrar el punto y la forma exacta como el cerebro procesa la religión y la espiritualidad. Lo que ahora llaman neuroteología. Recuerden bien la palabrita.
El Dr. Newberg se ha dedicado a explorar el cerebro mediante escáneres cerebrales en monjas franciscanas, budistas tibetanos, crisitanos pentecostales -que dicen hablar en lenguas diferentes- y confirmó lo que ya habían sugerido otros. Que el cerebro es entrenado para alcanzar cierto tipo de estados "religiosos".
El lóbulo frontal por ejemplo, justo en la frente -donde muchos dicen sentir un hueco que emana energía, o tercer ojo - es el responsable de nuestra atención al rezo y a la meditación. (Ahora entiendo por qué mis abuelas y mis tías entran en trance cuando rezan el rosario. La práctica hace al maestro, dicen).
El lóbulo parietal, el encargado del frío, del calor, del tacto, y responsable de toda nuestra información sensorial, es el encargado del sentiemiento de sentirse parte de algo más grande de lo que uno es. Interpretado desde mi opinión, como el encargado de ponerle a uno los pies sobre la tierra. Uno es una minúscula partícula en el gran universo de la energía.
El sistema límbico, que es el encargado de gestionar las respuestas físicas a los estímulos emocionales, es el que regula las emociones y es responsable por nuestros sentimientos de tristeza y alegría. El mismo sistema además debe cumplir con la medio bobadita de administrar: memoria, personalidad, conducta y emociones. Y como si fuera poco está formado por tálamo, hipotálamo, hipocampo, amígdala cerebral, cuerpo calloso, septum y meséncefalo. Todo un repaso de biología. El verdadero motor de la vida total de nuestro cuerpo.
Refresquemos la memoria: Tálamo: Allí se representan todas las vía sensoriales, excepto la olfativa. Hipotálamo: Centro integrador del sistema nervioso vegetativo. Es decir controlador por excelencia de frecuencia cardiaca, contracción y dilatación de vasos sanguíneos, contracción y relajación en los músculos lisos, acomodación visual, tamaño de pupilas, secreción glandular. Mejor dicho, regula digestión, circulación sanguínea, respiración y metabolismo. El hipotálamo también regula el sistema nervioso central. Hipocampo: mente a corto y a largo plazo. Amígdala cerebral: encargadas de las reacciones agresivas ante ciertos estímulos. Cuerpo Calloso: Interconexión de los hemisferios.
Pero volvamos al tema. Newberg dice que nuestros cerebros vienen con una opción predeterminada para creer en Dios. A todos les encanta la idea. Los creyentes dicen que entonces prueba que somos hijos de Dios y que es la forma que el Altísimo nos ha dado para comunicarnos con él. Los ateos dicen que eso prueba que Dios no existe y que por tanto es una creación básica de los circuitos cerebrales. Otros simplemente dicen que es una adaptación lógica de la evolución, de acuerdo a las necesidades que plantea el mundo.
De acuerdo a eso sería lógico pensar que entre más avanzados estemos, necesitamos explicaciones más sofisticadas? Es decir, comenzó el hombre primario creyendo en el fuego porque no lo entendía y ahora vamos en un Dios creado por los circuitos neuronales?
Llevamos milenios creyendo en religiones, una fuerza brutal para integrar y en el peor de los casos para manipular sociedades. Tenemos que reconocer que la misma religión ha sido la fuerza para sobrevellevar las condiciones más duras en algunos y fuente de inspiración en otros. Ha sido la única forma posible para que miles de millones de personas no se sientan abandonadas en un mundo más convulsionado y ante la certeza de la muerte. Ha sido la única forma de justificar la propia existencia.
Cerebral o no cerebral, Dios existe en cada persona a su manera. Ninguna opción es mejor que otra, ninguna tiene la verdad absoluta. La única verdad aplicable en un tema tan delicado es el respeto.
Interesante será ver la evolución del estudio y su resultado final, que por supuesto no caerá en gracia en las cortes celestiales, como en su momento no gustó la exploración del cuerpo humano al interior. Queda la sensación de estar moviéndonos en áreas radicales: la que pretende inculcar la existencia de Dios sobre todas las cosas mediante la inserción obligatoria de "religión" como cátedra en las escuelas, y la que pretende demostrarnos que si bien socialmente la religión existe, se encuentra como el sexo, en lo más profundo del cerebro.
Cada cual que esocoja lo que mejor le convenga.
Saludos,