03 noviembre
SUS CALZONCILLOS SON BLANCOS
Tokio, noviembre 3 del 2006
Buenos días,
Por cuenta de la guerra por el terrorismo hemos sido despojados de nuestro derecho a la presunción de inocencia tan pronto entramos en cualquier aeropuerto del mundo. No vale que usted sea diplomático, militar, anciano, niño, loco o tonto para despertar la paranoia de los encargados de turno. Por cuenta de la misma guerra se vigilan nuestros andares por internet por más inocentes que parezcan. Poco a poco hemos dejado de ser número y foto de cédula para convertirnos en ADNs clasificados, en huellas dactilares que viajan por todos los sistemas de seguridad, en impresiones oculares que producen escalofrío cuando se piensa en la maladad de la gente, y lo último, en impresiones venosas y arteriales que hacen el boom dentro de las investigaciones biométricas.
El Reino Unido ha sido catalogado como una sociedad de "vigilancia endémica" por un informe que pone a los británicos al lado de los rusos y a los chinos en términos de control estatal e intrusión en la vida de los ciudadanos.
El asunto empieza a generar controversia por cuenta de quienes dicen que es imperativo dibujar los límites entre la cantidad y la calidad de información que circula: los hábitos de consumo y otros temas más personales que ahora poseen las agencias gubernamentales británicas y las casas comerciales.
Según una encuesta realizada por Privacy Internacional, una ONG por las libertades civiles, el Reino Unido, junto a Rusia, China, Malasia y Singapur practican una vigilancia enfermiza en contra del individuo. En su estudio establecen que los británicos tienen que soportar 4.2 millones de cámaras de circuito cerrado, que equivalen a un aparato por cada 14 personas, y que un británico corriente puede aparecer hasta 300 veces en diferentes videos.
El Reino Unido, como otros en Europa, y Estados Unidos han puesto en marcha ambiciosos planes para desarrollar y ejecutar el sistema de tarjetas de identidad biométricas. Incluso, el Primer Ministro británico ha llegado a sugerir una ampliación de las bases de datos de ADN existente, para que incluyan no solo a los sentenciados de crímenes, sino a quienes han sido declarados inocentes en los estrados judiciales.
Cada vez que un británico utiliza su celular, compra con su tarjeta de crédito, navega internet, conduce su carro, etc, es monitoreado por todos los ángulos; lo que implica para los grupos defensores de la privacidad que el humano va perdiendo inexorablemente el control de su propia vida para dejarlo en entidades supranacionales y en últimas, en las máquinas.
Las proyecciones del informe de Privacy International son preocupantes. Contempla dispositivos que añadidos a los GPS de los automóviles ayudarán a monitorear al conductor y en tiempo real informarán a la policía de las contravenciones de tránsito. Contempla examenes de ADN que alertarán al empleador sobre futuros problemas de salud que pueda sufrir el candidato -que en mi concepto no provocará otra cosa que la histeria colectiva para seleccionar genéticamente al bebé que deba ser encargado, ya no de la cigüeña-. El informe, al estilo "Dark Angel" una cotizada y ya fuera del aire producción de Fox, asegura que habrá un incremento alarmante en dispositivos aéreos de vigilancia no tripulados y de cámaras de seguridad con tecnología de reconocimiento facial.
Así que mejor será disfrutar las mieles de la libertad -por lo menos de la que queda- antes de que tengamos que rendir cuenta sobre los calzoncillos, cucos o brassieres -entre otros implementos- blancos, verdes, rojos o azules que usamos. No faltará el astuto funcionario que relacione los colores con el terrorismo.
Saludos.
http://www.privacyinternational.org/article.shtml?cmd[347]=x-347-545269
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