LA CONEXION IRANI
Buenos días, Julio 28 de 2006 (Tokio, 0829)
Los analistas del mercado aseguraban que la guerra entre Israel y Hezhollah no duraría mucho. Ahora, desencantados con sus fallidos pronósticos miran con temor el próximo 22 de agosto, día en el que Irán ha prometido responder a Occidente su propuesta para detener el programa de enriquecimiento de uranio. Esa fecha, dicen los que saben, será otro punto de partida para los precios del petróleo.
Aunque yo, Soros, opina que el actual conflicto ha sido previamente estudiado y muy bien calculado por Irán, otros creen que no hay relación alguna entre la ofensiva militar israelí y la estrategia nuclear iraní.
¿Cómo no llegar a pensar que esta confrontación a gran escala fue planeada desde Teherán justamente para hacer más válida la razón de su programa nuclear a gran escala? Demasiada coincidencia pienso yo.
Condolezza Rice ayer ser refería a las "puntadas para un nuevo Medio Oriente". Estamos entonces ante el nacimiento de una región en la que Siria, Iran, Hezbollah, Hamas y los militantes islámicos tendrían más poder desestabilizador que el actual. Con mucho temor deben estar mirando este nuevo resurgimiento Arabia Saudita, Jordania, Kuwait y otros más ricos y menos beligerantes.
Así que mientras muchos culpan a Israel - que entre otras cosas ha bombardeado sin misericordia el Líbano, haciéndolo retroceder décadas - sería sabio mirar no muy lejos de las fronteras libanesas e isralíes y reconocer quién realmente lleva bajo su manga el as ganador.
Irán ya tiene una victoria entre sus manos. Los ojos del mundo que antes tildaban a Mahmoud Ahmadinejad como un musulmán radical con una labia similar a la de nuestro Hugo Chávez, se han dirigido a su archienemigo, Israel. Ahora el mundo no percibe la política nuclear iraní como descabellada, en cambio asegura que la reacción israelí ha sido desproporcionada y en el mejor de los términos, asesina. Ha sido un golpe bajo, contundente y tremendamente efectista, a expensas de la vida de millones de civiles que poco o nada tienen que ver con las aspiraciones nucleares iraníes.
Si Mahmoud Ahmadinejad tenía algún tipo de oposición en casa seguro la habrá pulido y emerge ante el medio oriente como el guardia de la resistencia musulmana ante la agresión judía. Menudo título que sustentar en una zona con un efecto de combustión inmediato, en todo el sentido de la palabra.
"Irán no tendrá más remedio que cambiar su estrategia política nuclear", ha dicho el negociador iraní Ali Larijani el pasado 21 de julio. Y aunque no ha explicado bien la misteriosa frase, implica su retiro de le Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares. Más tensión, más peligro. Basta con imaginar qué pasaría si Teheran tuviera realmente armas nucleares.
De otro lado, llegan tardías las declaraciones del número dos de Alaqeda, como siempre amenazantes. ¿Estará Osama Bin Laden dispuesto a dejarse quitar su controvertido título de "liberador del Islam"? Lo dudo. Por ahora parece disputárselo, por lo menos legalmente, el presidente Ahmadinejad.
En el interín, Rusia y China observan, se abstienen, y van con mucho cuidado. Saben que el incendio puede hacerles pasar malos ratos en propio jardín de su casa.
Saludos,
Soros