martes, 19 de diciembre de 2006

DE RICO A LIMOSNERO

12月18日
DE RICO A LIMOSNERO
Buenos días,

Robert Mugabe, nacido en 1924, llegó a nuestros oidos cuando se convirtió en Primer Ministro y posteriormente Presidente del riquísimo Zimbawe. Es para muchos símbolo de la unidad africana, pero para otros, incluyendo los organismos de derechos humanos, el exponente de las gravísimas violaciones que a diario se cometen en Africa.

Pero el asunto pordría referirse a una anécdota más de los regímenes africanos de no ser porque deja una lección bastante apropiada para las promesas populistas y sin asidero de la que suelen echar mano los mesías de turno para ganar votos, sin tener en cuenta las realidades de cada región. Una cosa es pararse en el púlpito a echar tierra, criticar y levantar a la población, y otra muy distinta es sentarse en la presidencia y gobernar adecuadamente un país. Así pues que quedan dos opciones: gobernar democráticamente aceptando que pudo estar equivocado en su visión de cara al electorado, o cerrar el congreso, hacerse a una bancada completamente leal sin importar las consecuencias, conformar un ejército duro que no respete las libertades fundamentales, y atemorizar a los ciudadanos con el fin del mundo en manos de alguna potencia o vecino extranjero.

El personaje de la historia escogió la segunda opción y lo que comenzó como una campaña moralista terminó por convertirse en una homofóbica que tildaba a los homosexuales de ser "menos que perros y cerdos" y en una racista que proclamaba que la "homosexualidad era una enfermedad de blancos". Lo que incialmente pretendía ser un gobierno democrático de relativo marxismo, fue paulatinamente cerrando los espacios de partipación hasta convertirse en uno acusado por los propios estados africanos de persecusión a la oposición, a los defensores de los derechos humanos y a la prensa.

Una justa reforma agraria luego de la independencia de Zimbawe de Gran Bretaña en 1980, pretendía de cierta forma reparar los daños sufridos por los habitantes negros a manos de sus antiguos amos coloniales que se habían quedado con las mejores tierras disponibles a expensas de los "sin tierra" negros. En 1990 existían cerca de 4,500 granjeros blancos en Zimbawe. En 2000 luego de un referendo convocado y perdido por Mugabe la cifra se redujo a 600. El proceso no pudo ser más caótico. Humillado por la derrota, un particular comando paramilitar -antes aliado y posteriormente enemigo de Mugabe- invadió las haciendas que pertenecían a los blancos no sin antes dejar por el camino un gran número de muertos y heridos durante ocupaciones violentas.

Para el 2005 Mugabe gritaba a los cuatro vientos que su reforma no estaría completa hasta que "no hubiera un solo blanco propietario de tierras". Pronto llegaron una severa contracción de la economía, una inflación insoportable y una falta de comida tan drástica que fue necesario que el país pidiera ayuda a los organismos de socorro mundial. Todo el panorama ha obligado a Mugabe a pedir el regreso de algunos hacendados blancos y ha comenzado a recibir las aplicaciones para la recuperación de las tierras que serán otorgadas en concesión, según el Gobierno de Zimbawe por 99 años.

El brusco cambio se debió a que una vez salieron los que sabían cultivar y tenían la capacidad para ello, Zimbawe se enfrentó a la falta de dinero y de fertilizantes. Muchos de los nuevos granjeros no sabían cultivar la tierra productivamente y así las granjas que surtían de alimentos al país quedaron ante el abandono y la decidia. La tierra da, sí, pero hay que saberla trabajar. De acuerdo al Programa Mundial de Alimentos más de dos millones de zimbawenses no sorbrevirían en los próximos seis meses sin ningún tipo de ayuda.

Para los analistas internacionales no hay opciones a corto plazo para Zimbawe. En una conferencia presidida por Mugabe el viernes pasado llamada "Consolidando la Independencia a través de la Reforma de Tierras", Mugabe juró ante 3000 encantados asistentes que su país no cederá ante la presión occidental y que "Zimbawe nunca caerá".

Sin embargo, la inflación ha llegado al 1204,6 por ciento -en agosto 2006- y puede ser ya muy tarde para persuadir a más de un puñado de granjeros blancos para regresar a un país donde el odio hacia ellos se ha gestado. Los que se fueron se encuentran ya produciendo en Zambia, Sur Africa e incluso Nigeria. Otros se han ido para Australia y la mayoría, dice un zimbawense, nunca volverán.

En el interín Mugabe sabe bien en dónde está el futuro y durante la recuperación a sangre y fuego de las otroras tierras blancas, se hizo a tres de las más grandes y mejores haciendas, que por ningún motivo pretende compartir con sus hermanos zimbawenses.

Adorado por muchos en Africa -incluyendo el Presidente Chávez- y criticado por otros que recuerdan con tristeza la Operación Murambatsvina (destrucción forzosa de más de 2 millones de viviendas ilegales ocupadas, según los ong's de Derechos Humanos de Zimbawe, por los más pobres desde el gobierno consideraba emanaba el foco de resistencia), Mugabe deberá hacer gala de buena salud hasta el 2010 cuando ha convocado las siguientes elecciones parlamentarias, para evitar que su país termine de hundirse. Para entonces tendrá 86 años y puede haber pasado a la historia como aquel que convirtió a su país de rico en pordiosero en menos de 5 años.

Bien administrado, Zimbawe podría subsistir gracias a sus yacimientos de cromita, carbón, asbestos, cobre, niquel, hierro, platino y oro.

Saludos,