viernes, 2 de marzo de 2012

JAPON: Historia de una información oculta.

Cuando el 17 de marzo publiqué en este blog “Japón: Fallaron los cálculos”, algunos me sugirieron que era mejor eliminar la siguiente frase: “Cabe entonces la pregunta si algo falló en el sistema de predicción de terremotos. Si los científicos lo sabían y por alguna razón no lo informaron”. No la borré y en cambio todo este tiempo no he hecho sino aferrarme a la corazonada y a la apabullante realidad que me aportaban los datos que había logrado extraer de muchas fuentes, y con un gran esfuerzo. Primero porque no entiendo de sismología, luego, por la dificultad del tema.

Pues bien, casi un año después, unos documentos sobre el informe presentado por un panel especializado han salido a la luz gracias a la acción legal interpuesta por una agencia de noticias japonesa. El informe tan largo como tan simple deja ver un aterrador vistazo a los intereses de las compañías eléctricas por ocultar un dato que de saberse, quizá hubiera salvado muchas vidas y nos hubiera ahorrado las penurias de Fukushima.

Días antes del terremoto del 11 de marzo, un grupo de científicos a cargo de un informe especializado omitió la advertencia de un gran tsunami que podría golpear el noreste de Japón “a cualquier momento”.   El Comité para la Investigación de Terremotos había presentado el informe ocho días antes del desastre en una reunión no oficial entre el Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología, TEPCO, y otras dos empresas de energía eléctrica. Entre todos, al final acordaron no publicar la información.

Los miembros del comité decidieron eliminar la advertencia por considerar que era “inapropiado utilizar la misma expresión” para describir el esperado y “más inminente” gran terremoto que habrá de golpear la región de Tokai, en el centro del Japón en un futuro no muy lejano.  El  desacuerdo en el uso de ese "inminente"  terminó con cualquier referencia a un seguro gran  terremoto en el Pacífico justo en frente del este de Japón.  La alarma se desvaneció el 3 de marzo en el informe final luego de una reunión del comité con las compañías de energía eléctrica.

El comité, compuesto por lo menos por 12 miembros la mayoría de los cuales eran académicos, estaba realizando un  informe especializado, encargado por el gobierno con el fin de revisar su estrategia a largo plazo teniendo en cuenta la frecuencia con la que ocurren los grandes sismos desde la región de Sanriku –donde sucedió el pasado gran terremoto – hasta la península de Boso en la prefectura de Chiba, justo en frente de Tokio.  [Por lo menos bien enfocados sí que estaban].

El borrador del informe, que incluso comprendía un artículo titulado “Desde el mar de la Prefectura de Miyagi hasta el mar de la Prefectura de Fukushima”, establecía que un sismo de proporciones gigantescas podría ocurrir en cualquier momento de acuerdo a una reciente investigación que indicaba que ese tipo de mega terremotos y tsunamis se habían presentado cuatro veces en los pasados 2,500 años.

Muchos argumentaron que semejante frase podría ser relacionada con el proyectado terremoto de Tokai, que se supone tiene un 87% de posibilidades de ocurrir en 30 años. Así, la alerta que en un principio estaba subrayada y en negrilla, quedó relacionada sin más explicación como “un fuerte terremoto podría ocurrir en la costa del Océano Pacífico”. Un fuerte terremoto como muchos otros.  Las demás referencias a investigaciones que encontraron sedimentos causados por tsunamis entre 450 a 800 años, así como la advertencia de que ya habían pasado 500 años luego del último gran evento sísmico, fueron eliminadas.

Luego del 11 de marzo, el día en que mitad de Tohoku murió, el comité adscrito al Ministerio de Educación, Cultura, Deportes, Ciencia y Tecnología estimó que el terremoto de Tokai, si es que era predecible, tenía de un 10 a 20 por ciento de posibilidades de ocurrir dentro de los próximos 30 años.

No hace mucho unos científicos independientes, a quienes últimamente se les cree más, han sido mucho más tajantes en su alarma. 30 años es mucho. Son menos de 4 los que Tokio tendría para prepararse para un evento de más de magnitud 7. 

“Desde el mar de la Prefectura de Miyagi hasta el mar de la Prefectura de Fukushima”… nadie responderá en todo caso.  Todos lo sabían: el ministerio a cargo, TEPCO, los cíentíficos.  Ya decía yo aquel 17 de marzo, que en un país tan estudioso de los fenómenos sísmicos alguien debía saberlo. Lo que no entendía, hasta ahora, es por qué nadie lo dijo.