viernes, 30 de marzo de 2012

Ártico: Muy caliente

De que la tierra se está calentando no cabe la menor duda. Lo que antes eran vuelos tranquilos ahora tienen una buena dosis de adrenalina. O mala suerte, o el A380 no me acaba de convencer. Mis últimos dos vuelos han tenido turbulencias fuertes en por lo menos una parte del trayecto.

Mientras vuelo a estos 10,000 metros de altura y  a unos 900 kms/h, dejando una estela de C02 por la atmósfera que los europeos pretenden cobrar, hay unos científicos reunidos en Estocolmo debatiendo la parte más “caliente” del planeta. Se reúne el Consejo Ártico, el de los super amigos, compuesto por Estados Unidos, Canadá, Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega, y Rusia más seis observadores sin derecho al voto que representan a las tribus indígenas del Ártico, entre ellas los Inuit, que entre otras cosas llevan años alertando sobre el deshielo .

Ya lo comentaba con algunos amigos hace un tiempo luego de un vuelo un poco más al norte de lo acostumbrado en un vuelo lleno de percances desde Minneapolis a Tokio. Desde arriba en pleno invierno, y un cielo totalmente despejado, se advertía el derretimiento. A 2012, el agua entre Groenlandia y Noruega ha subido 3.5°C. Menos hielo, más calor. Así pues, que si los cálculos no fallan tendremos agua en el Polo Norte desde la siguiente década. Razón más para volar transpolar así signifique un poco más de radiación, y como no, un poco más de desgaste en las inmisericordes aerolíneas americanas.

Al igual que en la Antártica, ya hemos conversado sobre este asunto antes, van quedando al descubierto importantísimos yacimientos de gas, petróleo y otros minerales. Y estamos jodidos, perdonen la crudeza. El Ártico tiene un cuarto de las reservas de gas y petróleo todavía inexploradas.

Lo lamento por mis amigos de Panamá, y cómo no, por mi bolsillo. Esta apertura de la ruta transpolar acortará la distancia entre Europa y Asia dramáticamente. De hecho, el año pasado un supertanquero ruso apoyado por dos rompehielos nucleares, se convirtió en el primer barco en cruzar el Pasaje Nororiental a través del Ártico, pegándose a la costa siberiana. La maniobra fue bien observada por aquellos que dominan las rutas marítimas comerciales: China, Corea del Sur, Japón, Singapur… todos ellos, incluso Italia quieren formar parte del Consejo Ártico como observadores… bueno, la Unión Europea no se queda atrás.

¡Muchos intereses, mucho calor! Noruega intenta bloquear el ingreso de China, aunque sea como observador. El malestar se remonta a los pasados premios Nobel, cuando fue galardonado Liu Xiaobo. El tema es que si los europeos lo ven como una revancha por el pataleo chino, otros no lo consideran así. Al gobierno moscovita no le hace ninguna gracia que Beijing entre en la jugada de los pesados, con todas sus mañas. A Canadá le molesta la sola insinuación de que la Unión Europea entre a complicar las cosas (ya molesta suficiente con el tema de la caza de las focas). Suecia dice que espera solucionar el tema de los países observadores para 2013. El club está cerrado. La soberanía de semejantes trozos de hielo ya está definida. (Por eso señores, al Reino Unido no le interesa en lo más mínimo despegarse de las Malvinas).

No todo es cordialidad cuando de islotes y territorio se trata. Groenlandia y Canadá se disputan la “franja danesa”. Canadá y Estados Unidos se pelean sobre el peaje de la ruta del Paso del Noroeste. Y así discusiones y rifirrafes en los que Estados Unidos por lo pronto lleva las perder. Demasiada acción en el Medio Oriente y miopía exagerada en el Ártico.

En todo caso, el grupo de los 6 del Ártico funciona mejor que Mercosur o los conflictivos países del ALBA. El año pasado firmaron por primera vez tratados vinculantes sobre polución, conservación marina y mapeo. El próximo tratado, lo advierten a las petroleras, tiene que ver con accidentes que contemplen derrame de petróleo. Debajo de la mesa helada, Putin va ganando. Recuerden que hace unos años Rusia, que se lo quiere quedar todo, se apresuró a plantar su bandera bajo una placa del Polo Norte en nombre del explorador Arthur Chilingarov. Contra las cuerdas Noruega. Adivinen quién gana…

Ahora, la idea no es pelear, como sí de pronto sucederá en el Polo Sur. Los países del norte, más educados y con una agenda política en común saben que más se logra en consenso. Se han abierto importantísimos proyectos conjuntos (joint venture) entre los rusos y los europeos en el mar de Kara. Vienen de encime las rentabilísimas líneas marítimas. Una nueva era, en la que China podría no entrar. Por eso quizá se encarga de coger todo el Pacífico Sur para ella. Esa, amigos, es otra historia.

Saludos,