miércoles, 2 de noviembre de 2011

GRECIA: Papandreau: La decisión que no puede tomar solo.

George Papandreau, el Primer Ministro de Grecia, dejó temblando a toda Europa y a una buena parte del mundo cuando avisó su convocatoria a un referendo, tan rápido como sea posible, para decidir no solo el futuro del rescate propuesto por la Eurozona, sino la misma permanencia de Grecia bajo el manto protector del euro.

Europa se enfrenta literalmente al inminente colapso del gobierno griego. Papandreau no quiere cargar con semejante responsabilidad, y deja la quiebra del país en manos de los mismos ciudadanos. Lo que antes se veía como un «default controlado» disfrazado de un plan de rescate increiblemente ambicioso, se refleja como la caida más estrepitosa de un miembro de la Unión Europea.

El euro sin duda sufrirá un grave revés que rebotará en la economía mundial pero eventualmente sobrevivirá. La economía griega es muy pequeña para causar un impacto notorio o un efecto dominó en las economías del resto de los países miembros. En cambio, plantea interrogantes sobre la capacidad de los otros países europeos de la Unión para resolver sus propios problemas económicos.

A estas alturas la deuda de Grecia es impagable por lo menos a corto plazo, y los sacrificios impuestos serían tan enormes, que el país entraría en un círculo vicioso de protestas y parálisis a medida que la austeridad propuesta por las autoridades económicas mundiales hace mella en todos y cada uno de los griegos. Papandreau, que ha debido tener las noches más aciagas últimamente, seguro habrá considerado en que lo mejor para su país es abandonar la Unión Europea, pero no se atreve a dar el paso solo. La quiebra de Grecia en términos internos e inmediatos, se reflejería en la caida del consumo interno en un 30 por ciento y de aproximadamente el 10 por ciento en su PIB.

Los críticos del euro, entre los que se encuentran muchos «indignados», ven a la Unión Europa como un sistema parásito, arbitrario y poco democrático construido sobre diferentes culturas, idiomas y nacionalidades que tenían sus propias características. Insisten, que Europa es una entidad geográfica y no una cultural o política como Bruselas quiere que sea.

Los euroburócratas temen que la rebeldía griega termine por contagiarse en otros países de la zona también en problemas, y termine por fallar uno de los proyectos económicos más grandes de la historia. Y es que, recordando, puede uno fácilmente traer a colación el rechazo que causaba el ingreso a la Unión Europea en muchos sectores de la sociedad ante el profundo desconocimiento del nuevo sistema que los regiría. Para otros sectores el euro tan solo parecía un tiquete gratis a la riqueza. En España, la gran mayoría sintió el pinchazo del cambio de la peseta al euro, no solo en los precios diarios sino en la menor capacidad adquisitiva de su salario.

Grecia no parece tener solución Aún si logra sobrevivir a semejante crisis, para el 2020 su deuda será todavía el 120% de su producto interno bruto. Lo peor del caso es que aunque España e Italia se crean de mejor familia, el espejo griego les debe estar causando náusesas.

Mientras tanto China amaga, se toca el bolsillo, y como en un juego hace el ademán de sacar el dinero sin realmente tener ganas de hacerlo. La ayuda china no sera gratuita. Será dolorosa para la dignidad europea. (Ese es otro tema...)