martes, 24 de mayo de 2011

JAPON: Ibaraki. El análisis científico.

Quienes no somos sismólogos pero seguimos juiciosamente desde hace tiempo la actividad sísmica  en Japón hemos notado que luego del terremoto de Tohoku del 11 de marzo se han activado puntos que hasta entonces habían permanecido tranquilos. Especialmente llamativos han sido los sismos en las prefecturas de Ibaraki y Chiba – vecinas de Tokio – que han llegado incluso a los 6M.

Pues bien, un informe publicado hace un par de días en Science, devela la preocupación de los científicos por estudiar y vigilar cuidadosamente la región de Ibaraki, inmediatamente al sur de donde termina la fractura terrestre producida por el mega terremoto del 11 de marzo.

Las advertencias llegan luego de una serie de publicaciones técnicas en la edición en línea de ese prestigioso magazine, con datos valiosos sobre el Terremoto de Tohoku. La atención de los sismólogos se concentra en Ibaraki y regiones cercanas porque “los segmentos adyacentes a los grandes eventos sísmicos siempre son de preocupación”. En este caso, con mayor razón por encontrarse tan cerca de Tokio.  El “segmento de Ibaraki” podría tener un comportamiento similar al de Miyagi.  Anteriormente tan solo ha registrado un evento superior a los 8M, lo que significa, según los científicos “que está maduro para producir su propia fractura”.

El artículo también se refiere al gran estrés que se estaría acumulando cerca de la costa de Ibaraki pero asegura que “es difícil saber qué está ocurriendo a 100 o 150 kilómetros mar adentro”. La Guarda Costera Japonesa, que también se ha involucrado en la investigación, incluye datos sorprendentes sobre el desplazamiento lateral de más de 20 metros de la corteza terrestre y del desplazamiento vertical de 3 metros en una larguísima sección submarina de la dorsal oceánica que marca la frontera del movimiento de las placas que causaron el terremoto.

El terremoto evolucionó en tres etapas, según otro investigador de la Universidad de Tokio. “Comenzó con una pequeña fase inicial de ruptura profunda durante unos 40 segundos. Inmediatamente después continuó con una gran ruptura superficial entre 60 y 70 segundos.  Finalizó con una ruptura continua y profunda por más de 100 segundos”. Tecnicamente hablando, así se desarrollo uno de los peores terremotos de la historia.

Hasta el momento los investigadores no pueden determinar si la porción de la falla (marcada con una interrogaciónen el mapa) ha seguido deslizándose poco a poco, sin generar terremotos, o si está atorada acumulando más estrés.   Si la parte del sur de la falla está atorada, como se teme, existe la enorme posibilidad de que desarrolle un terremoto de iguales proporciones al ocurrido en marzo de 2011. "Similar a lo que justamente ocurrió fuera de las costas del norte".  La diferencia está en que esta ocasión afectaría Tokio, sin lugar a dudas.

Radón y sismos previos


La atmosfera sobre el epicentro del 11 de marzo en Japón, sufrió cambios notorios en los días anteriores al terremoto. Este estudio que todavía no se ha publicado porque no ha pasado la etapa de corrección ofrece una nueva mirada sobre la predicción sísmica.

Se trata de la teoría que en círculos científicos se conoce como “Mecanismo de acoplamiento litósfera-atmósfera-ionósfera”. (Vale la pena recordar que la litósfera es la capa superficial de la tierra; la atmósfera, la capa de gases que nos envuelve; y la ionósfera o la parte de la atmósfera que está ionizada debido a la continua radiación solar). La teoría explica que justo antes de un terremoto, la falla afectada emite gases, especialmente radón. Una vez en la ionósfera, el radón le quita a las moléculas de aire los electrones que a su vez se convierten en partículas de carga negativa y positiva. Estas partículas atraen agua condensada en un proceso que desprende calor, que puede ser rastreado por los científicos en forma de radiación infrarroja.

Mediante el uso de los datos recogidos por los satélites, Dimitar Ouzonouv, de la Universidad Chapman en California, encontró que la concentración de electrones en la ionósfera incrementó los días previos al terremoto. Comprando estos datos con los de otros 100 sismos en Asia, dedujeron que hay relación similar con otros sismos mayores a 5.5M con profundidades menores a los 50 kilómetros.


Los sismos previos también tienen a los científicos escudriñando la región de Ibaraki, ya comentada anteriormente. Para los expertos japoneses el sismo comenzó a gestarse tan temprano como el 16 de febrero de 2011. Una sorpresa para el público en general, pero no para quienes han leído este blog con detalle, y quienes pudieron leer a menos de una semana de ocurrido el sismo, una teoría sobre  sobre cómo los cálculos en la prevención de terremotos habrían fallado. Les comentaba en aquella ocasión que la zona había registrado, entre el 9 y el 11 de marzo,  por lo menos 22 sismos mayores a 5M que si bien no hubieran podido indicar con certeza la aproximación de un mega terremoto, si hubieran servido para mantener a la comunidad en alerta ante el posible desarrollo de un gran evento sísmico.