miércoles, 27 de octubre de 2010

DARNOTT V

   Darnott regresó a Maicao y se integró en la comunidad árabe, no necesariamente islámica, local. Desde las selvas de Colombia vivió el golpe de Estado contra Chávez de abril de 2002 y el “paro petrolero” de finales de ese año y principios de 2003, aún resentido por lo mal que el gobierno chavista había tratado sus proyectos. Durante los siguientes dos años, Darnott viajó por diferentes ciudades de Colombia, aprovechando la hospitalidad de las mezquitas y de las comunidades isl:amicas. Y frecuentaba los cibercafés desde donde comenzaba a familiarizase con el funcionamiento del correo electrónico, los foros de debate, los blogs... Por fin en Bogotá, Darnott descubrió mucho antes que yo que el Islam no es esa unidad doctrinal, genérica y cohesionada que creemos en Occidente. De la misma forma que el cristianismo está lleno de escuelas, tendencias, sectas, herejías, en muchos casos enfrentados (católicos, protestantes, ortodoxos, anglicanos, coptos, etcétera), lo mismo ocurre en el Islam. Y hasta en una comunidad tan relativamente pequeña como la de Bogotá existían encendidas divisiones. “La comunidad musulmana estaba dividida y enfrentada en varios grupos – declara Darnott –, los más importantes son la Asociación Islámica de Bogotá, dirigida por un imam colombiano, el doctor Carlos Sánchez, y un kuwaití. Los asistentes son colombianos, abogados y abogadas. El hermano Sánchez tenía un crédito abierto en el restaurante de la planta baja, donde funciona el Bufete Mezquita. Los participantes tenían autorización para hacer uso de este crédito, en comidas y bebidas. El tercer grupo es el Centro Cultural Islámico de Bogotá y su director el doctor Julián Zapata, ubicado a pocos metros de la embajada de Estados Unidos”.
Darnott me aeguró haber sido testigo de cómo funcionarios de la embajada de Estados Unidos en Bogotá habían recultado a varias miembros de la comunidad islámica colombiana para que trabajasen como informadores de los servicios de inteligencia norteamericanos, en su búsqueda incansable de terroristas islamistas. E incluso señalaba algunos nombres de esos supuestos espías de la CIA en la comunidad árabe de Bogotá que no voy a reproducir aquí.

En aquellos tiempos, y a pesar de su estrecha relación con las comunidades árabes, en realidad Teodoro Darnott no se había convertido todavía al Islam. Más bien, y como buen superviviente, utilizaba los recursos y la ayuda de las mezquitas para vivir y viajar. Y en su viaje hacia Hizbullah todavía quedaban dos etapas. La primera le esperaría en Bucaramanga, donde casualmente conoció unas informaciones sobre ecumenismo, y ese intento de diálogo interconfesional llamó su atención. Supongo que buscaba algo a medio camino entre el Islam, una religión que todavía le resultaba extraña, y el cristianismo, con el que se había educado. En Bucaramanga, y de la mano de los misioneros católicos, conoció la teoría de la liberación, y la obra de personajes tan “extraordinarios” -las comillas son mías- como el padre Camilo Torres, cofundador del Ejército de Liberación Nacional (ELN), la segunda guerrilla colombiana más importante después de las FARC. Y por unos meses se distanció del Islam, de la misma forma que se dejaba fascinar por esa corriente de pensamiento en la que sacerdotes cristianos justificaban la lucha armada. Para Darnott, un hombre que se confiesa profundamente religioso, disponer en el catolicismo de una justificación argumentada por personajes como el padre Camilo Torres para legitimar la lucha armada en pro de la liberación indígena era perfecto. Había encontrado su particular “yihad cristiano”. En la civilizada Europa, los católicos irlandeses del IRA habían llegado a la conclusión de que, en ciertas circunstancias, las bombas y los fusiles son compatibles con la Biblia mucho antes que Camilo Torres.

Durante los siguientes meses, Darnott estudió a Gustavo Gutiérrez, Leonardo Boff, Pedro Casadáliga, Manuel Pérez o el mismo Camilo Torres, ideólogos de la teología de la liberación. Y fue dando forma a us particular idea de un “yihad cristiano”. De regreso a Maicao, con sus amigos de la comunidad árabe, buscó y buscó hasta encontrar una forma de integrar el Islam y teología de la liberación en un solo cuerpo teórico que pudiese utilizar en su lucha revolucionaria por la comunidad indígena, y en la que el subcomandante Marcos continuaba siendo un referente. Y claro, el que busca encuentra. Darnott descubrió su particular “...teología islamo-cristiana de la liberación. Esta teología era una mezcla de la liberación de Gustavo Gutiérrez y la teología del imam Jomeini. Y me encontré que esta teología es la misma teología de la liberación, pero en este caso desde el monoteísmo islámico, mucho más completa que la desarrollada por Gustavo Gutiérrez. Esto me afianza al Islam, y es en ese momento cuando comienza mi verdadera conversión al Islam, y lo primero que hice fue cambiar los mensajes y los símbolos en los grupos de autonomía wayuu. Pasó a ser Autonomía Islámica Wayuu, y al comunidad MGLN la dejé con la misma denominación, pero los mensajes y las imágenes que coloqué eran islámicos. Hubo protestas en el grupo de participantes, unos se retiraron y otros ingresaron, hice una promoción de la comunidad hacia grupos y entidades islámicas, e ingresaron un importante número de musulmanes. La comunidad ahora se identificó como revolucionaria islámica y los diálogos trataban sobre teología islámica de la liberación, y colocaba mensajes del ayatolá Jomeini...”.

Según Darnott, a principios de 2005 el foro del MGNL, versus Hizbul Islam en MSN Groups, tenía 1140 asociados. Y aunque los foros fueron clausurados por MSN Groups, aún es posible seguir el rastro en la red a través de diferentes webs y blogs que se realizaron en 2005 y 2006.
Durante este año se trataban todo tipo de temas islámicos y revolucionarios en sus websites. Hasta que en 2006 todo se salió de las manos....

Libro recomendado: El Palestino, Antonio Salas
(Esta transcripción de las páginas 217,218,219 no se realiza con fines comerciales. Simplemente para guía del lector)