domingo, 9 de mayo de 2010

COLOMBIA: Las matemáticas de una revolución Verde.

Antanas Mockus es en muchas formas opuesto al popular Alvaro Uribe, el saliente presidente. Entonces, ¿Por qué las encuestas dicen que este novato podría reemplazarlo?

Hace unos meses cuando Antanas Mockus comenzó su campaña de cara a las elecciones de este mes, su seguridad estaba compuesta por su gerente de campaña, que caminaba unos pasos delante de él, a medida que recorrían cada ciudad y que acaparaban más audiencia. Pero en una reciente manifestación en Santa Marta, en el Caribe colombiano, Mockus, un ex alcalde de Bogotá y candidato del recién formado Partido Verde, llegó en una camioneta blindada. Media docena de guardaespaldas lo acompañaban mientras muchos de sus seguidores se apretujaban para poder darle la mano. A cuatro semanas antes de la votación, Mockus llega al tope de las encuestas de opinión. Una de ellas, publicada el 26 de abril por Semana, le daba el 38% de los votos. Hacía tan solo un mes, el mismo candidato escasamente llegaba al 9%. Esta semana, otra encuesta, de Invamer-Gallup, le dio el 32% tan solo 3 puntos por debajo de Juan Manuel Santos, quien dice ser el heredero de Alvaro Uribe, el saliente presidente. Las dos encuestas sugieren que Mockus derrotará a Santos apretadamente.

Tan solo hace unas semanas, Santos era el fijo para muchos. La política de seguridad del presidente Uribe que construyó una ofensiva contra las guerrillas de las FARC, a partir de su elección en 2002, le dio una extraordinaria popularidad (la encuesta de Semana le daba un porcentaje de aprobación del 74%). Como Ministro de Defensa de Uribe por tres años, Santos fue el responsable por golpes certeros contra la guerrilla, incluyendo una operación espectacular en la que fueron liberados Ingrid Betancourt, una política franco- colombiana, y otros catorce secuestrados de las FARC. Este competente tecnócrata, de una familia cercana al poder, también se ha desempeñado como Ministro de Hacienda.

Pero aunque los colombianos se sienten agradecidos con el presidente Uribe por hacer del país un lugar más seguro (aunque no totalmente), muchos están en desacuerdo con los escándalos que han rodeado a su gobierno. Su coalición se ha fracturado por luchas internas entre otros dos candidatos enfrentados a Santos.

Mockus, es diferente en casi todo sentido. Hijo de inmigrantes lituanos, tiene un aire de pastor báltico. Tiene reputación de honesto y un irrevocable rechazo a la corrupción de los políticos. Elegido dos veces como alcalde de Bogotá, como independiente, ha despreciado a los partidos tradicionales colombianos. Dice que los colombianos quieren “decencia” y que ven en él a alguien “que es bueno”. Repite sin descanso que la vida y los fondos públicos son “sagrados”, y que el combate de la violencia que ha desgarrado al país, se debe hacer en la “legalidad democrática”.

Como rector de la Universidad Nacional en Bogotá, Mockus una vez se bajó los pantalones para acaparar la atención de unos estudiantes rebeldes y silenció al auditorio. Como alcalde, era el jefe de la pedagogía. Urgía a los bogotanos a no pasarse la luz roja, a no tirar basuras en la calle y a no pegarle a sus mujeres, algunas veces se metía en una licra para disfrazarse de “Super Ciudadano” y difundir su mensaje.

Detrás de esos trucos, representa una revolución en los gobiernos locales que han transformado recientemente a algunas ciudades colombianas, con una mezcla de responsabilidad e innovación. Formó el Partido Verde con otros dos exitosos alcaldes de la capital, Luis Eduardo Garzón, y Enrique Peñalosa, quienes también se mostraban en desacuerdo con la política tradicional, y lograron atraer a 1.6 millones de votantes para la elección de representantes a la Cámara y al Senado. El grupo recibió un gran empuje cuando otro rival, independiente, Sergio Fajardo -quien después de un gobierno exitoso en la Alcaldía de Medellín, llevaba dos años preparándose para su propia carrera presidencial- se unió a Mockus como formula vicepresidencial. Ambos hombres son ex profesores de matemáticas.

Otra razón por la cual Mockus ha repuntado es el hecho de que él y sus aliados son de centro. Ellos han dicho que no están ni a favor ni en contra del Presidente Uribe. Ha jurado continuar con las políticas de seguridad de su gobierno, pero no con la actitud de “sobradez” que según el ha causado el abuso a los derechos humanos. Ha dicho también que no hablara con las FARC a menos de que se ajusten a la Constitución.

¿Son los verdes imparables? Las opiniones filosóficas de Mockus parecen indescifrables (en las manifestaciones él se apoya en Garzón o en Peñalosa para romper el hielo en las multitudes). Un gran problema es que su mayor fortaleza política – la independencia – también es su debilidad electoral. Carece de lazos con las maquinarias políticas locales que siempre entregan materiales de construcción, o comida, o dinero por los votos. Normalmente decisivos en las elecciones colombianas.

En cambio, el financia su campaña con un préstamo bancario. Sus seguidores se apoyan en Facebook y hacen sus propios carteles; los vendedores callejeros venden camisetas no-oficiales. Si gana, encontrará muy difícil gobernar. En las elecciones legislativas del pasado marzo, su partido tan solo gano 5 escaños en un Senado de 102, y 4 en la Cámara. Aun así dice que no tendrá acuerdos: “Presentaré el mismo proyecto una y otra vez hasta que sea aprobado”.

A medida que su apoyo crece, particularmente en la clase media bogotana, ha quedado claro que Mockus representa el deseo nacional de cambio pero también de continuidad luego del Presidente Uribe. Aun tendrá que luchar por los electores del campo, muchos de los cuales veneran al presidente saliente y quienes probablemente no estan representados en las encuestas de opinión. A pesar del auge de Mockus, 40% de los encuestados en Semana dicen creer que el próximo presidente de Colombia será Santos. Ciertamente Santos no ha ganado, pero enfrenta una pelea mucho más dura de la que nunca imaginó.

Nota: El presente articulo es una traducción libre del articulo de The Economist (versión impresa). No pretende ser una traducción oficial del mismo, ni busca remuneración alguna. Para ver el articulo original en inglés por favor vaya al enlace en el inicio de esta entrada.