La gravísima consideración se cuela tímidamente por los diarios internacionales, luego de que el Rey Abdullah de Jordania dijera la semana pasada que una guerra regional en el Medio Oriente podría reventar antes del verano. El monarca jordano se refería a una tercera intifada en gestación comprobada, teniendo en cuenta el creciente numero de armas y misiles que han llegado a Hezbollah por cuenta de Irán. Sin embargo, en Telaviv, las proyecciones van por otro lado, y no son pocos los que afirman que hoy, más que nunca, estamos cerca de un conflicto de inimaginables proporciones.
Israel, en otrora incondicional de Estados Unidos, ha mostrado que está comenzando a actuar por su cuenta, y deja ver que no necesita consejos de su aliado americano para defender su propio territorio. Según el diario Hareetz, de Telaviv, se especula que Irán – cuyo presidente ha pedido la destrucción total de Israel – estará en posesión de una cabeza nuclear armada en menos de un año.
Las posturas de Washington y Telaviv con relación a Teheran, nunca han estado mas alejadas. Mientras Obama le apuesta a las duras sanciones que impondrán a Irán en junio, Peres y su equipo intuyen que no funcionarán, y concluyen que no están dispuestos a permitir un Irán nuclear. Así que no descartan y mantienen muy abierta la posibilidad de irse solos en un ataque devastador.
En Washington, tiemblan ante la perspectiva de estar perdiendo influencia en las esferas de poder de Telaviv, y predicen que un ataque unilateral a Irán desencadenaría ataques a intereses militares estadounidenses por toda la región, así Estados Unidos no esté de acuerdo con una decisión de semejante calibre. No es la primera vez que Israel actua en solitario. No es sino traer a colación la sorpresa mundial que provocó el ataque israelí al reactor nuclear de Osirak en 1981. Israel tiene claro que su ataque debe ser, como en ocasiones anteriores, inesperado, potente, y antes de que el enemigo se arme mucho más de lo que está.
La preocupación de Estados Unidos no solo son sus tropas. Es que para que Israel pueda atacar Irán debe volar sobre Irak, que es un espacio controlado por Estados Unidos; o volar sobre Arabia Saudita o Turquía. De no ser rastreado o detenido el ataque, Irán podría concluir que se trata de una agresión conjunta, y desencadenar una guerra en la que no habrá ganadores.
El problema, según el informe, está en el exceso de confianza de los expertos militares de Israel, que aseguran poder aguantar perfectamente un ataque desde Irán puesto que sus misiles actuales de medio alcance son poco acertados y pueden ser destruidos por el sofisticado sistema de defensa de misiles israelí. Los militares también asumen que cualquier ataque en progreso, sería detectado por los finísimos radares de los que dispone un contingente de tropas estadounidense apostado en Israel.
Las repercusiones inmediatas –por no hablar del escalamiento –de un ataque serían impredecibles. Desde el ataque sistemático a tropas estadounidenses que combaten en Irak y Afganistán, hasta una detención completa del suministro de petróeo, con consecuencias devastadoras para una economía mundial que se encuentra en cuidados intensivos.
Los ecos del debate en Tel Aviv se escuchan en el ya radicalizado Senado de Estados Unidos. James Miller, Subscretario para la Política en Defensa, aseguró sta semana en su testimonio ante los legisladores, que Teheran tendrá misiles de largo alcance que podrían llegar a suelo estadounidense antes de 2015. Como si fuera poco, y para acentuar la sensación de que la administración Obama no sabe qué hacer, sigue causando malestar en la Casa Blanca la filtración de un memorando interno del Secretario de Defensa estadounidense, Robert Gates, que afirma que su país carece de políticas adecuadas a largo plazo para manejar el tema iraní, y que es importante prepararse, incluso militarmente, para enfrentar a un Irán nuclear.
Al final, la pregunta que se hacen israelíes y estadounidenses es la misma. ¿Qué posibilidades reales hay de frenar el programa nuclear iraní sin recurrir a un bombardeo? La respuesta está en qué tan lejos quieran llegar los miembros del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas – Reino Unido, China, Francia, Rusia, Estados Unidos y Alemania – en sus decisiones. El texto de las sanciones no solo tendrá que ser suficientemente digerible para China y Rusia, con capacidad de veto, sino también para Austria, Bosnia Herzegovina, Brasil, Gabón, Japón, Líbano, México, Nigeria, Turquía y Uganda.
El próximo mes se discutirá el Tratado de Proliferación de Armas Nucleares en Nueva York. Se espera que como en ocasiones anteriores, Irán convoque a su propia conferencia anti- Estados Unidos, para boicotear cualquier intento de aislar a su país, y de paso explicar las bondades de los átomos. (Venezuela, escucha).