Tailandia se está preparando para una profunda y delicada transición. La Agencia de la Casa Real no ha dejado de expedir comunicados en los que insiste que el rey se recupera de una neumonía que lo tiene hospitalizado hace casi un mes. Los tailandeses no lo creen. La bolsa de Tailandia se desploma.
Lo cierto es que la incertidumbre ha destapado la caja de Pandora y ha puesto a Tailandia bajo el camino de un riesgo político inevitable. Bhumibol siempre ha dicho que su hijo de 57 años, el Príncipe Maha Vajialongkorn, es quien debe asumir como décimo rey de la dinastía Chakri, que no ha dejado el trono desde finales del siglo 18. Sin embargo, no pocos le apuestan a una reina. Esperando la corona estarían la segunda hija del rey - Chakri Sirindhorn- , y su propia esposa, la Reina Sirikit Rajini.
Cuando muera el Rey Bhumibol, el reino entrará en un duelo que podría durar hasta 999 días. Solo después, y solo si no suceden acontecimientos graves que no pongan en peligro la estabilidad del país, asumiría el miembro de la realeza designado. Entre tanto, de acuerdo a la constitución de 2007, el Consejo Real Privy se encargará del trono.
Pero, ¿Quién está detrás del Consejo Real Privy? Lo dirige Prem Tinsulanonda, de 89 años, ex primer ministro y comandante del ejército. Con él, otro exmilitar, y también ex primer ministro, Surayud Chulanont. Ambos acusados –pero no culpados- de estar detrás del golpe militar en 2006 contra ex Primer Ministro Thaksin Shinawatra. Su implicación, cierta o no, será utilizada durante ese vacío de poder por el Frente Unido para la Democracia contra la Dictadura (UDD), alineado con Thaksin. De hecho, antes de que el rey muera, las protestas del UDD, el de las camisas rojas, inundan las calles exigiendo el perdón real para Thaksin, sentenciado en 2008 a dos años de cárcel por cargos de corrupción.
Los miembros del Privy, no están cubiertos como sí lo está la familia real, de un código estricto de lesa majestad – lèse majesté – que prohíbe cualquier crítica hacia la realeza, a la que se le considera por ley, superior a la política. Algunos funcionarios del Gobierno de Tailandia, han reconocido que hasta julio habían bloqueado cerca de 8000 sitios de Internet que violaban el código de lesa majestad. Las penas a los infractores han sido duras. En abril, un ingeniero de petróleos fue sentenciado a 20 años de cárcel por difundir material “profano”. La sentencia fue rebajada a 10 años luego de que el infractor reconociera su culpabilidad.
El actual Primer Ministro, Abhisit Vejjajiva, no es ajeno a la compleja situacion y ha invocado repetidamente la Ley de Seguridad Interna ante las intensas manifestaciones del UDD, y si está todavía en el cargo cuando muera el rey, no dudará en hacerlo para proteger la sucesión de la monarquía. Las consecuencias no serían otras que el poder discrecional a los militares, incluyendo la suspensión de las libertades básicas, la censura a la prensa, etc. Con semejante escenario la pregunta vuelve a surgir. ¿Quién estará realmente a cargo de Tailandia?
Bajo esas circunstancias cabe otra posibilidad. Que el Príncipe Vajiralongkorn sea nombrado inmediatamente como próximo rey. Y es que aunque el retoño del monarca tailandés tiene su casa en Alemania, la prensa informa que últimamente se ha estado preparando para la transición real.
Una pregunta que le quiebra la cabeza a más de uno, es si Vajiralongkorn respetará a los ancianos miembros del Consejo Privy, nombrados por su padre. Las leyes le permiten remover o nombrar consejeros o a miembros de la agencia real, de acuerdo “ a los gustos del rey”. Aquí se complica de nuevo el panorama. Aunque Vajiralongkorn tiene los más altos rangos en el ejército, la armada y la fuerza aérea de su país, y es visto como un héroe por su lucha contra los rebeldes comunistas en 1970, su posición es muy ceremonial y carece de influencia dentro de las filas castrenses. Algo que sí tiene el Consejo Privy.
Es bajo este complicado ajedrez que se espera la intervención política o de poder de las fuerzas armadas tailandesas reales a la Reina Sirikit, que favorece incondicionalmente el reinado de su hijo y se espera que tenga una gran influencia en las decisiones del príncipe, aún después de su coronación.
Por lo pronto, volviendo al presente, y mientras el Rey Bhumibol se recupera, vale la pena traer a colación la frase de un corresponsal de Reuters en Bangkok que se refería a lo complicado que es explicar la política tailandesa: “cubrir estas crisis es como tratar de explicar lo inexplicable, sin mencionar lo inmencionable”.
Es bajo este complicado ajedrez que se espera la intervención política o de poder de las fuerzas armadas tailandesas reales a la Reina Sirikit, que favorece incondicionalmente el reinado de su hijo y se espera que tenga una gran influencia en las decisiones del príncipe, aún después de su coronación.
Por lo pronto, volviendo al presente, y mientras el Rey Bhumibol se recupera, vale la pena traer a colación la frase de un corresponsal de Reuters en Bangkok que se refería a lo complicado que es explicar la política tailandesa: “cubrir estas crisis es como tratar de explicar lo inexplicable, sin mencionar lo inmencionable”.
Foto (click para ampliar) : Altar en el Hospital Siriraj de Bangkok.