miércoles, 12 de agosto de 2009

IRAN-VENEZUELA: El puente (II)

La cooperación militar es uno de los temas más controvertidos. El Ministro de Defensa de Irán, Mostafa Mohammad Najjar, en su visita a Venezuela en abril de este año, prometió “apoyo total para mejorar la capacidad de defensa del ejército venezolano dentro del marco de los acuerdos mutuos de defensa”. Un informe de France Press de diciembre de 2008, ya hablaba de que Irán proveía entrenamiento y apoyo a los militares venezolanos, con la asistencia de miembros de la Guardia Revolucionaria Iraní que operan con unidades del ejército venezolano. Esto en preparación para la famosa guerra asimétrica – o guerra de guerrillas en la que insiste el mandatario venezolano. Un tema, que sin duda crispa y preocupa a Colombia.

El asunto va más allá. El apoyo expresado por el Presidente Chávez al programa de enriquecimiento de Uranio de Irán ha encendido alarmas, aunque Teherán insista que lo hace con propósitos civiles. Algunos controvertidos informes de inteligencia de Israel, dan cuenta de que Bolivia y Venezuela suministran uranio a Irán. En este punto no hay que olvidar que aparentemente Venezuela todavía no explota sus reservas estimadas de 50 000 toneladas de uranio y que ya ha dejado saber que quiere entrar en las grandes ligas de los reactores nucleares. Bolivia ha aceptado que tiene proyectos de exploración de uranio, pero descarta su cooperación directa con Irán.

Venezuela, en cabeza del Presidente Chávez, se ha convertido en el puente del acceso de Irán a otros países de la región. Las relaciones con Bolivia eran prácticamente inexistentes hasta hace dos años, cuando el Presidente Evo Morales apoyó públicamente el programa nuclear de Irán. Irán se comprometió con mil millones de ayuda a Bolivia y de paso se ha comprometido con la exploración de los inmensos yacimientos de gas bolivianos. Según el presidente boliviano, Irán también financiará la creación de la televisora estatal de Bolivia.

Como es de imaginar, el patrón seguido por Ecuador es similar al de Bolivia. En 2007, el Presidente Rafael Correa apoya el programa nuclear iraní, y en ese mismo año se establecen embajadas en los dos países. Este año Irán ha comprometido más de US$200 millones de dólares para el desarrollo y gracias a las gestiones del presidente venezolano entre sus homólogos ecuatoriano e iraní, Teherán ha enviado importantes misiones a Ecuador para robustecer acuerdos energéticos. Pero lo que ha logrado la negrilla, es la sugerencia del presidente ecuatoriano de comprar armas iraníes para apostarlas en su frontera con Colombia.

A partir de 2007, al igual que con Ecuador y Bolivia, y a través del Presidente Chávez, Irán se acercó a Nicaragua, y siguió un programa idéntico. Seguida a la declaración de apoyo al programa nuclear, llegó el efectivo. En esta ocasión US$230 millones de dólares para una represa, US$2 millones para un nuevo hospital, US$200 millones más para desarrollo energético, y US$350 millones más comprometidos entre Irán y Venezuela para construir un puerto en Monkey Point, en el caribe nicaragüense, un proyecto todavía en remojo, en el que están interesados otros países, que piden ante todo claridad jurídica y una negociación con los reales dueños de las tierras que son comunidades descendientes de los esclavos del Siglo XVII.

Con Nicaragua las cosas quedarían en ese punto de no ser porque, según el Diario Nicaragua Hoy, el Jefe del Ejército nicaragüense, Omar Halleslevens A., solicitó hace algún tiempo a Irán el suministro de helicópteros, lanchas patrulleras y otras armas. Aunque la entrega parece no haberse llevado cabo, diferentes medios nicaragüenses y extranjeros han informado de avanzadillas de pasdaranes – como se le conoce a la Guardia Revolucionaria Iraní – en Monkey Point. Los militares extranjeros habrían llegado en helicópteros del Ejército Nacional de Nicaragua. Entonces la explicación del Presidente Ortega, nadie la creyó. Para el mandatario los militares iraníes estaban grabando programas de televisión “destinados a rivalizar con las telenovelas colombianas, mexicanas y argentinas”.

En un gran error están los analistas internacionales que quieren hacer ver la lucha de América Latina entre líderes de izquierda y de derecha, y una lucha de clases. El común denominador está por los lados del poder económico y estratégico. Un poder que para enquistarse requerirá mandatarios de largo alcance, y para tal fin serán necesarios los millones que compren los amores requeridos y la bota que aplaste cualquier oposición popular que cuestione las decisiones. ¿Cómo podrían entonces los iraníes confiar en el dinero invertido, si no lo tuvieran asegurado?