lunes, 20 de abril de 2009

INGRID III

(Pag.198)
KEITH
… Además del libro de Gloria y de las lecciones con Orlando y Consuelo, tenía un libro sencillo sobre el Canal de Panamá, que había sido traducido de inglés a español. Era perfecto para mí porque así podía mejorar mi español de principiante. Yo pedía prestado el diccionario, cogía el libro y lo leía por cuarenta y cinco minutos. Todos los días a las nueve y media, estudiaba. Todo parecía sin alteraciones en mi rutina. Entonces, una mañana, fui a pedir el diccionario y ya no estaba. Ingrid lo tenía. Entonces hablé con Gloria y Jorge para que pusiéramos un horario así todos tendríamos una oportunidad justa de acceder al diccionario. Las FARC habían dispuesto un pequeño escritorio, y naturalmente Ingrid, y su sombra, Lucho, lo usaban casi exclusivamente. Ella se sentaba en el escritorio con el diccionario como pisapapeles, básicamente.

Su necesidad de no usarlo o necesitarlo pero aún así tenerlo era parte de un gran patrón de pertenencia que ella demostraba todo el tiempo. Los libros eran tan importantes para nosotros, que Ingrid, Lucho, y Clara en particular tenían cierto número de ellos apilados bajo su cama y se rehusaban a compartirlos. Nosotros tres queríamos proponer un sistema, como una librería para adultos honestos, donde los libros pudieran ser utilizados colectivamente. Nuestra idea no tuvo eco.
“No los estamos leyendo pero los necesitaremos en el futuro” era la respuesta que siempre encontrábamos. Incluso en el campamento había quienes tenían y quienes no tenían. Marc y yo solíamos decir que vivíamos en un gueto. Teníamos lo peor del cambuche, mientras Ingrid y Lucho vivían en el mejor vecindario.

(Pag.219)
MARC
El Plan Patriota fue designado para tener éxito donde el Plan Colombia había fallado: acabar con las FARC. No teníamos ni idea de hacía cuánto tiempo el Plan Patriota había comenzado, pero un buen número de periodistas de la radio creían que con el Plan Patriota, los gobiernos de Colombia y Estados Unidos habían decidido dejar de lado la interdicción aérea y atacar más directamente a las FARC. Esto causó la ira de algunos de los políticos en Caribe, pero ninguno de nosotros queríamos debatir el tema de la ayuda de Estados Unidos a Colombia….
...Las radios no mantenían conectados con todos estos acontecimientos. ….Un día las FARC vinieron a confiscarnos las radios, yo estaba junto a Orlando. 2.5 [uno de los guardias] llegó a nuestro cambuche, y Gloria y Consuelo entregaron los cuatro aparatos que tenían. Se me ocurrió mirar hacia atrás del cambuche y vi que Ingrid se estaba metiendo uno pequeño en la bota. Ella me vio y señaló la bota como indicándome que allí lo había escondido. Keith y Orlando también. Mientras tanto, 2.5 miraba a Keith.
“¿Ingrid tiene una radio?, preguntó.
Keith miró fijamente a 2.5
“No, señor” dijo sin titubear. “No tiene ninguno”.
Orlando dijo lo mismo cuando le preguntaron, así que 2.5 se dio la vuelta y se fue.
Al principio me pregunté por qué Ingrid se había arriesgado tanto. O era un acto de valentía o de egoísmo, porque de pronto ella creía que entre todos, era la única que merecía tener un aparato.
Keith le había mentido a 2.5 por Ingrid. Sabía que lo había hecho no por ella sino por todos nosotros. Esa única radio sería la línea de vida para todos. La actuación de Ingrid nos sorprendió. Keith pensaba que lo que había pasado era parte del juego del poder, en un intento de usar el aparato para controlarnos a todos.

(Pag.222)
…Keith se quejaba del egoísmo de Ingrid con quisiera escucharlo. … En algún momento Keith y Orlando decidieron que lo mejor era confrontar a Ingrid y exigirle que compartiera la información con nosotros. Lucho e Ingrid estaban en su parte del cambuche , y asumimos que Orlando fue a llamarla. Cuando Ingrid salió, estaba lívida, ardiendo de la ira y temblando. Se sentó en una silla, cruzó las piernas e intentó prender un cigarrillo, a duras penas podía mantener el fósforo. Mirándola fijamente, Keith le dijo que a menos de que ella comenzara a compartir la información que obtenía de la radio con el resto, la acusaríamos con las FARC.
Todos sabíamos que se trataba de una treta, que ya habíamos discutido y que no pensábamos llevar a cabo. Todos éramos secuestrados y pasábamos por las mismas penas, pero como Ingrid aún siendo parte del grupo se rehusaba a entenderlo, ella realmente creyó que éramos capaces de hacerlo.
“En vez de preocuparse por mi y la radio, deberían estarlo por Consuelo”,dijo con la voz a punto de quebrarse. “ Después de todo, Consuelo era la que tenía el radio grande. Cómo piensan que ella lo obtuvo?” Ingrid insinuaba que la única forma posible era cooperando con las FARC.
Una parte de mí admiraba a Ingrid por su rapidez mental. Su respuesta no tenía nada que ver con la situación. Nos estaba enredando y no era justo de su parte acusar a Consuelo de conspirar con nuestro enemigo. Además, Consuelo ya lo había entregado. De la forma que uno lo mire, había sido un golpe bajo.
…Aunque Orlando era una buena persona, era un maestro de la manipulación. Varias veces nos dijo que Ingrid le escribía cartas a Sombra diciéndole que nosotros éramos agentes de la CIA, o que éramos una influencia negativa y peligrosa en el campamento. Cuando Clara fue sacada del campamento para dar a luz, Orlando nos dijo que Ingrid le había escrito cartas a Clara, animándola a decir que Tom era el padre del niño.

Apartes de Out of Captivity. Marc Gonsalves, Keith Stansell, y Tom Howes.*La traducción de los apartes de las páginas referidas no constituye ningún intento de plagio, ni de una traducción oficial del libro en mención. Se trata de párrafos escogidos que dan una visión general de algunos temas interesantes y que se han debatido en los medios de comunicación. La traducción es libre y no existe de por medio ningún interés económico o de violación de los derechos de autor.