miércoles, 15 de octubre de 2008

TAILANDIA - CAMBOYA: al borde de la guerra

Quien lo creyera. El nombramiento por la UNESCO del precioso templo Preah Vihear como Patrimonio de la Humanidad, en una zona en disputa entre Camboya y Tailandia ha terminado por encender la mecha y es posible que hasta una guerra, la más nueva entre dos países asiáticos, uno exitoso y otro todavía reponiéndose del sanguinario regimen maoista de Pol Pot.

La disputa comenzó por celos. Tailandia se oponía abiertamente a que el templo, presentado por Camboya ante la UNESCO, fuera incluído dentro de la lista de los nuevos patrimonios de la humanidad. El antiquísimo templo hindú del Siglo XI, incrustado en un pendiente rocosa de la Montaña Dangrek que define la frontera entre Tailandia y Camboya ya había sido objeto de serios roces diplomáticos entre los dos países.

Pero el asunto, que en tiempos modernos se esperaría que no escalara el nivel de las escaramuzas, se convirtió hoy en una confrontación que por el momento deja un soldado camboyano muerto y varios heridos. Los combates se han registrado luego de que el Primer Ministro de Camboya, Hun Sen, dió un ultimatum a los soldados tailandeses,que habían invadido el territorio aledaño al templo, para que se retiraran en 24 horas. De no hacerlo, advirtió, declararía el lugar como "zona de guerra".

Los camboyanos desconfían enormemente de los talilandeses a quienes acusan de querer invadir Camboya. No es sino recordar que hace cinco años una turba enfurecida quemó la Embajada de Tailandia en Phnom Penh -la capital camboyana-, luego de que un periódico erróneamente informó que una actriz tailandesa había dicho que el antiquísimo templo de Angkor Wat era propiedad de Tailandia. Hoy 15 de octubre, Tailandia ha enviado a la frontera gran cantidad de artillería, tanques, la Sexta División de su ejército y tiene en espera varios aviones de combate de la fuerza aérea. Los camboyanos temen perder más de su país ya reducido por los diferentes conflictos con Vietnam y Tailandia. Temen perder el Preah Vihear y temen que Tailandia quiera extender el conflicto hasta el mismo corazón de la cultura camboyana: el precioso complejo de Angkor Wat.

En julio, miles de camboyanos celebraban el nombramiento del templo Preah Viehar como Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. Lo consideraron motivo de "orgullo camboyano" ajenos a que unidades del ejército de Tailandia llegarían a los pocos días a acampar alrededor del templo acompañados de armas ligeras y piezas de artilleria. Tailandia había logrado que el templo no fuera incluido por la UNESCO en 2006 y 2007 argumentando que parte del terreno que lo ocupa está en territorio en disputa.

El templo pertenece a Camboya desde 1962 cuando la Corte de Justicia Internacional falló a favor de la petición de Phnom Penh. El veredicto nunca ha sido reconocido por Tailandia, que argumenta que el mapa sobre el cual se basó la decisión de la Corte estaba errado. El templo además, representa un lugar histórico durante los años de la guerra civil en Camboya. En 1979, miles de refugiados camboyanos, enfermos y hambrientos, que huían a Tailandia escapando del horror de los Jemeres Rojos (Khemer Rouge) de Pol Pot fueron repatriados a la fuerza por el ejército tailandés que obligó a hombres, mujeres y niños a un trayecto penoso y doloroso por una cuesta sembrada de minas y a donde los esperaban sus verdugos. El templo fue recuperado por el ejército camboyano en 1998.

Asia observa con preocupación. Tailandia es superior militarmente a la empobrecida Camboya. Mientras la primera cuenta incluso con aviones de combate F-16, Camboya cuenta con algunos viejos Mirage y otros aviones soviéticos obsoletos. Aunque se espera que la disputa no se agrave, no se descarta que se convierta en una guerra de guerrillas como la que dominó la guerra entre Laos y Tailandia en 1987.

No es descabellado pensar que el gobierno de Tailandia, agobiado por una grave crisis interna y de popularidad, esté provocando un conflicto para aliviar incluso las protestas ciudadanas que piden a los militares un golpe de estado. De otra parte, esta nueva disputa no deja de ser peligrosa para la estabilidad política del frágil Camboya. Muchos de los sanguinarios ex combatientes del Jemer Rojo están vivos y bien podrían estar buscando la oportunidad para reagruparse y buscar de nuevo el poder.