Del moreno Obama al negro petróleo hay solo un tono en la escala de colores, y el primero sabe que lo que ha propuesto sobre la independencia estadounidense del petróleo extranjero es inexacto, por decirlo suave, a menos claro está, que termine por aceptar que el "incapaz y viejo" McCain tiene toda la razón cuando dice que la única opción es explorar nuevos yacimientos en Estados Unidos.
Este lunes viendo a B. Obama en Ohio me preguntaba cuántos de quienes escuchaban entendían realmente lo que el candidato decía: "Invertiré $15 mil millones de dólares en fuentes de energía renovable para crear cinco millones de trabajos en la próxima década - trabajos bien pagos y que no pueden ser exportados; trabajos que construyan páneles solares y turbinas de viento, no en Japón o Corea del Sur sino en los Estados Unidos de América; trabajos que eliminarán el petróleo que importamos del Medio Oriente en diez años".
No se por qué, lo dicho por Obama es particularmente parecido a lo que prometía en su momento el presidente Bush, los mismos diez años para desarrollar fuentes alternas de energía fuera del Medio Oriente. Con seguridad podríamos encontrar la misma referencia en discursos de Reagan y Clinton, porque esta transferencia desproporcionada de riqueza desde Estados Unidos -y del mundo en general- al Medio Oriente, no es nueva. Es tan vieja como la adicción americana al "negro petróleo".
Es curioso que la propuesta se repita justo en medio de una crisis financiera brutal que ha causado practicamente la detención en gigantescos proyectos de energía alternativa. Es curioso, por no decir diabólico, pensar en la opción de que detrás del bajón de los precios del petróleo exista la estrategia de darle un poco más de droga al adicto para evitar que se desintoxique. Es decir, un barril a US$60 hace perfectamente que la urgencia de nuevas alternativas de energía desaparezca por lo menos ante la inmediatez del desclabro económico. Por lo pronto basta con recordar que los principales yacimientos están en Arabia Saudita, Kuwait, los Emiratos Árabes e Irak - que tiene la segunda reserva más grande del mundo-.
Con semejante escenario es inexacto asegurar y tendencioso prometer la eliminación de la dependencia del petróleo del Medio Oriente. No es más sino traer a colación las declaraciones del Presidente del Instituto de Petróleo de Francia, Oliver Appert, quien dijo que de continuar las tendencias actuales, el petróleo árabe seguirá siendo el primer recurso energético por lo menos hasta el 2030. Los árabes van más lejos, ellos le apuestan al 2108.
El discurso político del demócrata y el republicano tienen su más firme base en los temores y angustias del estadounidense del común. Un temor que no es otro a perder el "american way of life" cuyo pilar fundamental es el petróleo. Cambiar el modo de vida en los Estados Unidos y japonizarlo, por dar un ejemplo, es algo mucho más árduo que explorar los nuevos yacimientos que pide McCain para evitar que sus verdes dólares se conviertan en la riqueza de otros. Implica un cambio de cultura y de conceptos profundos que tardarán décadas en echar raiz.
Entenderán realmente quienes escuchan el discurso energético de Obama?