La visita, que para el estaodunidense de a pié, ha pasado desapercibida, es una señal de honda preocupación. Técnicamente Estados Unidos perdió su estatus de super potencia cuando el barril cruzó los US$110 dólares en los mercados internacionales y las estaciones de servicio se vieron obligadas a marcar a US$3.50. Durante décadas la prosperidad de Estados Unidos descansó no solo en su propia capacidad para abastecerse con su propio petróleo. Esa misma ventaja, le permitió un crecimiento sin precedentes en la industria automotriz, la petroquímica, la de transportes terrestres y aéreos y en la agricultura pues sin su mecanización hubiera sido imposible lograr los impresionantes niveles de efectividad en los cultivos estadounidenses. El mismo petróleo permitió una expansión militar y una ambiciosa carrera especial sin paralelo.
Gracias al océano petrolero, Estados Unidos desbancó a Inglaterra como líder militar estratégico después de la II Guerra Mundial. La guerra de Vietnam en los 70 fue tolerable, aunque no en vidas humanas, gracias a que el costo de poner cualquier cantidad de contingentes en el exterior era relativamente barato. Curiosamente, según Fareed Zakaria, editor de Newsweek, fue esa década del tope de producción la que dió paso al progresivo declive y a la dependencia cada vez más evidente de la importación de crudo, que cruzó la frontera del 50% en 1998, y actualmente ya ha pasado del 65%.
Los datos del Departamento de Energía de los Estados Unidos son apabullantes y dejan el sabor de que si bien parte del desangre económico estadounidense llega gracias a la actual guerra con Irak, la otra es producto de la importación de combustible. Estados Unidos actualmente importa de 12 a 14 millones de barriles de petróleo por día, que a US$127 dólares por barril, se traducen en US$1.7 mil millones de dólares diarios. Suma que se va directamente a las arcas de los países productores que van adquiriendo poco a poco compañías típicamente estadounidenses. Un movimiento puramente económico para unos, pero que en la opinión de algunos analistas no significa otra cosa que el contínuo menoscabo del poder americano.
Parte del desangre sin duda se detendrá con la vuelta de las tropas de Iraq muy incierta a corto plazo por lo menos en palabras de los candidatos. McCain la contempla para 2013. Para ese entonces, y si las cosas siguen como van, las tropas seguirán gastando un promedio de 4.37 millones de galones de combustible diarios. El combustible es iraquí pero no por ello es más barato, o regalado, como podrían pensar los antiamericanistas. De hecho, mientras cada soldado estadounidense en Iraq paga más de los US$3 dólares por galón, el ciudadano iraquí paga US$1,36. Una cuota que el gobierno iraquí no está dispuesto a rebajar a favor de sus "liberadores" por una sencilla razón: el precio les representa 70 mil millones de dólares en ganancias por exportación total de petróleo.
El gobierno de Estados Unidos intenta bajar el precio de sus combustibles internos incluso dejando de enviar su cuota de ahorro a la Reserva Estratégica de Petróleo que actualmente cuenta con 702.7 millones de barriles almacenados en cavernas de sal en Louisina y Texas. La idea era ahorrar 13 millones de barriles más. La estrategia no tuvo eco, al sábado de hoy en Tokio el petróleo marcaba US$127.82 y perfilándose a los US$141 dólares para mediados de año.
A principios de mes, un analista de Goldman Sachs, predijo lo que nadie en Estados Unidos estaría dispuesto a soportar. El petróleo estaría entre US$150 y US$200 por barril en los próximos dos años. Entre muchas otras razones, argumenta que Petro China inciará una gran importación de petróleo para cubrir las necesidades que ha generado el devastador terremoto de Sichuan.
La solución para el vicio petrolero de los Estados Unidos no la tienen ni Obama, ni Clinton, ni McCain. Como en otras partes lo he comentado, el sistema de vida en los Estados Unidos es incompatible con la nueva dictadura del petróleo. Lo más irónico es que si el petróleo lo llevó a la cumbre, será el mismo petróleo el que lo lleve a la ruina. Todo, por una imperdonable miopía. Esa que llega de la mano de la prepotencia.
Caricatura: Pat Bagley, Salt Lake Tribune, Utah. http://extras.sltrib.com/bagley/