Buenos días,
El golpe político y militar de Hamas contra Fatah a cargo del gobierno de Palestina, causa preocupaciones y alerta general en el Medio Oriente. Todos miran con cautela un conflicto que aunque parece muy limitado a Gaza y a Cisjordania puede tener repercusiones suficientemente graves como para complicarle la vida a todo el mundo.
El tan nombrado proceso de paz del Medio Oriente, que no es otra cosa que un intento de solucionar el conflicto árabe-israelí y palestino-israelí, ha fallado sistemáticamente. El asunto parece empeorar con los dos gobiernos paralelos que han surgido en el corazón de Palestina.
La historia de Hamas, que según quien escriba lleva calificativos desde grupo terrorista hasta salvador de la brutal ocupación israelita, cambió cuando decidió presentarse a las elecciones parlamentarias de 2006. En ellas su discurso anti Israel y profundamente islámico caló en el electorado y la puso a iguales con Fatah del partido de gobierno. Hamas tenía el control del congreso, Fatah el poder ejecutivo. Desde entonces, la lucha entre los dos grupos se había intensificado por el control total. En 2006, dicen las estadísticas, murieron más palestinos por cuenta del conflicto sectario que en manos de Israel.
Todo parecía mejorar en Ramala, la capital de Palestina, luego de que Hamas y Fatah acordaron en febrero unirse en un gobierno de coalición, gracias a los oficios de Arabia Saudita que logró reunirlos en un encuentro histórico en la Meca. Sin embargo, el encuentro fue el preludio de la lucha entre un Hamas armado hasta los dientes y subsidiado según los entendidos por Siria e Irán, y un Fatah reconocido por occidente como gobernante legítimo.
La respuesta de Israel fue inmediata. Advirtió que no descongelaría los millones de dólares de los fondos de impuestos palestinos estancados desde la victoria de Hamas en el parlamento por temor a que el grupo, ya en el gobierno, pudiera utilizarlos en atentados terroristas. Estados Unidos y Europa, tampoco se quedaron atrás. Todo su peso se inclinó al respaldo de Fatah en un implícito desprecio al esfuerzo de Arabia Saudita por terminar la lucha intrapalestina.
Así se gestó la división de Palestina en dos grandes grupos conocidos por los expertos en Medio Oriente como "Hamastan", uno radical islámico, que niega rotundamente la existencia de Israel y que ahora gobierna desde Gaza, y "Fatahstan", moderado y secular que ahora gobierna desde Cisjordania. Un bocado de cardenal para todos. Para Europa y Estados Unidos a favor de todo lo que huela a moderado y que pueda oponerse a los planes nucleares de Irán. Para los países musulmanes actualmente divididos por su propia religión entre los enemigos y los defensores del Islam, dependiendo del ángulo desde el que se mire. Fieles contra infieles, moderados contra radicales, a favor o en contra de Israel.
Hamas acusa a occidente de apoyar al gobierno ilegítimo de la Autoridad Palestina e insiste que el objetivo es restarle apoyo popular a Ismail Haniyeh, su líder. No es para menos, mientras la ayuda internacional fluye a Cisjordania, llega a cuenta gotas a Gaza. Muchos palestinos huyen de la Franja. Las condiciones empeoran. Hamas es ahora responsable por 356 kilómetros cuadrados, y millón y medio de habitantes, un millón de los cuales son refugiados, un tercio de ellos sin empleo. Israel, que controla las fronteras de Gaza y Cisjordania (la Rivera Occidental del Río Jordán), así como el espacio aéreo de la zona, pretende ahogar a Hamas en su propio terreno y ha limitado el acceso de combustible y electricidad. Para muchos observadores, una clara contravención del Derecho Humanitario. Para otros, la única forma de asegurar la continuidad de un estado palestino moderado que en últimas reconozca el derecho de la existencia israelí .
La solución no parece estar en el camino. Pocos desean una Franja de Gaza radical unida a Irán y a Siria, que no desaprovecharán la oportunidad para proveerla de más armamento para atacar en lo profundo de Israel. La solución dicen otros, está en el envío de una fuerza internacional que controle las fronteras entre Gaza y Egipto para evitar el tráfico de armas. Pero Hamas ha sido categórico, "Cualquier fuerza extranjera, independientemente de su nacionalidad, que llegue a la Franja de Gaza será considerada como fuerza de ocupación". Cualquier solución que implique el uso de militares, sería por demás suicida. Nadie parece estar dispuesto por ahora a asumir el riesgo.
Saludos,
El golpe político y militar de Hamas contra Fatah a cargo del gobierno de Palestina, causa preocupaciones y alerta general en el Medio Oriente. Todos miran con cautela un conflicto que aunque parece muy limitado a Gaza y a Cisjordania puede tener repercusiones suficientemente graves como para complicarle la vida a todo el mundo.
El tan nombrado proceso de paz del Medio Oriente, que no es otra cosa que un intento de solucionar el conflicto árabe-israelí y palestino-israelí, ha fallado sistemáticamente. El asunto parece empeorar con los dos gobiernos paralelos que han surgido en el corazón de Palestina.
La historia de Hamas, que según quien escriba lleva calificativos desde grupo terrorista hasta salvador de la brutal ocupación israelita, cambió cuando decidió presentarse a las elecciones parlamentarias de 2006. En ellas su discurso anti Israel y profundamente islámico caló en el electorado y la puso a iguales con Fatah del partido de gobierno. Hamas tenía el control del congreso, Fatah el poder ejecutivo. Desde entonces, la lucha entre los dos grupos se había intensificado por el control total. En 2006, dicen las estadísticas, murieron más palestinos por cuenta del conflicto sectario que en manos de Israel.
Todo parecía mejorar en Ramala, la capital de Palestina, luego de que Hamas y Fatah acordaron en febrero unirse en un gobierno de coalición, gracias a los oficios de Arabia Saudita que logró reunirlos en un encuentro histórico en la Meca. Sin embargo, el encuentro fue el preludio de la lucha entre un Hamas armado hasta los dientes y subsidiado según los entendidos por Siria e Irán, y un Fatah reconocido por occidente como gobernante legítimo.
La respuesta de Israel fue inmediata. Advirtió que no descongelaría los millones de dólares de los fondos de impuestos palestinos estancados desde la victoria de Hamas en el parlamento por temor a que el grupo, ya en el gobierno, pudiera utilizarlos en atentados terroristas. Estados Unidos y Europa, tampoco se quedaron atrás. Todo su peso se inclinó al respaldo de Fatah en un implícito desprecio al esfuerzo de Arabia Saudita por terminar la lucha intrapalestina.
Así se gestó la división de Palestina en dos grandes grupos conocidos por los expertos en Medio Oriente como "Hamastan", uno radical islámico, que niega rotundamente la existencia de Israel y que ahora gobierna desde Gaza, y "Fatahstan", moderado y secular que ahora gobierna desde Cisjordania. Un bocado de cardenal para todos. Para Europa y Estados Unidos a favor de todo lo que huela a moderado y que pueda oponerse a los planes nucleares de Irán. Para los países musulmanes actualmente divididos por su propia religión entre los enemigos y los defensores del Islam, dependiendo del ángulo desde el que se mire. Fieles contra infieles, moderados contra radicales, a favor o en contra de Israel.
Hamas acusa a occidente de apoyar al gobierno ilegítimo de la Autoridad Palestina e insiste que el objetivo es restarle apoyo popular a Ismail Haniyeh, su líder. No es para menos, mientras la ayuda internacional fluye a Cisjordania, llega a cuenta gotas a Gaza. Muchos palestinos huyen de la Franja. Las condiciones empeoran. Hamas es ahora responsable por 356 kilómetros cuadrados, y millón y medio de habitantes, un millón de los cuales son refugiados, un tercio de ellos sin empleo. Israel, que controla las fronteras de Gaza y Cisjordania (la Rivera Occidental del Río Jordán), así como el espacio aéreo de la zona, pretende ahogar a Hamas en su propio terreno y ha limitado el acceso de combustible y electricidad. Para muchos observadores, una clara contravención del Derecho Humanitario. Para otros, la única forma de asegurar la continuidad de un estado palestino moderado que en últimas reconozca el derecho de la existencia israelí .
La solución no parece estar en el camino. Pocos desean una Franja de Gaza radical unida a Irán y a Siria, que no desaprovecharán la oportunidad para proveerla de más armamento para atacar en lo profundo de Israel. La solución dicen otros, está en el envío de una fuerza internacional que controle las fronteras entre Gaza y Egipto para evitar el tráfico de armas. Pero Hamas ha sido categórico, "Cualquier fuerza extranjera, independientemente de su nacionalidad, que llegue a la Franja de Gaza será considerada como fuerza de ocupación". Cualquier solución que implique el uso de militares, sería por demás suicida. Nadie parece estar dispuesto por ahora a asumir el riesgo.
Saludos,