sábado, 2 de junio de 2007

Hay que parar

Buenos días,

Lavamos la ropa al menos una vez por semana, el cuerpo todos los días, las manos mínimo tres veces al día al igual que los dientes. Ordenamos el pelo ante cualquier espejo en un ascensor, o en el vidrio de la calle, vigilamos las arrugas del vestido y en ocasiones el polvo de los zapatos.

Hay que parar. Parar para lavar el alma. Hay que detenerse para descansar la mente. En medio del verde muy verde, de bosques llenos de musgo y aguas cristalinas que fluyen sin parar se deja volar el alma. Esa misma que sin duda mantiene a los secuestrados vivos en medio de la miseria de la tortura.Uno se sienta, mira y se deja llevar. La mente ni piensa ni deja de pensar.

Simplemente los pensamientos pasan, y se ven pasar como las nubes que van rápidas en el cielo. A veces atento y absorto, a veces con los ojos cerrados y mirando adentro tratando de encontrar el propio calor de lo que se tiene y nunca se contempla, y no por estar escondido.

Me detengo de cuerpo y mente, pero agradezco. Me detengo de cuerpo y mente y me gustaría detener conmigo a los demás. Inmovilizarlos y dejarlos 24 horas ante el chorro de agua que cae sin parar, cada vez con gotas diferentes, o ante el verde que evoluciona con las horas del día. 24 horas de contemplación, 24 horas de vacío aparente, 24 horas de enfrentar el alma, 24 horas de silencio, 24 horas sin una detonación, 24 horas sin pensamientos negativos, 24 horas de paz.

Es hora de parar... es hora de parar y dejar tanta locura.

Saludos, Buenos días a todos,