martes, 1 de mayo de 2007

TURQUIA: EL PODER DEL VELO Y LA REVANCHA




Buenos días,




Caminar por las calles de Estambul y embarcarse en un recorrido por el Bósforo es una experiencia única e irrepetible. Su modernidad disputa en belleza con una mezcla espectacular de vestigios de los imperios romano, bizantino y otomano. No en vano la ciudad ha sido designada como Capital Europea de la Cultura para el 2010. Es la mezcla perfecta entre el Medio Oriente y Occidente.

La cúpula del Aya Sofía -primero cristiana, luego ortodoxa, luego musulmana y ahora museo- contrasta con el sol poniente, y la frescura interior de la Mezquita Azul es la panacea para un día sofocante de verano. Estambul parece más capital que Ankara y las dos parecen infinitamente distantes de la rural Turquía, donde no es raro encontrar en las regiones más apartadas el uso de la burka negra y en donde, sino es obligatorio es por lo menos sabio, cubrirse la cabeza, taparse los brazos y las piernas, y camuflarse entre la multitud y el llamado de los imanes. En Turquía literalmente se tiene un pie en Occidente y el otro en Oriente.

Pero un velo, el mismo que ha provocado violentas protestas en París, reacciones extremas en Berlín, incomodidades en Madrid y en Londres, sospechas en Nueva York e incomprensión entre los menos entendidos, amenaza con echar a pique lo conquistado hasta ahora por el estado turco. Ese mismo velo ha demostrado al mundo, para desgracia de los políticos turcos y para dicha de los eurodiputados, que Turquía no podrá pertenecer a la Unión Europea.

Y es que el prospecto de tener por primera vez una primera dama enfundada en un velo islámico ha hecho tronar las botas militares que “vigilarán de cerca las elecciones”, y ha polarizado un país que había logrado convivir a pesar de su marcado islamismo, libre de las presiones políticas religiosas en temas de gobierno. Ha sido Hayrunsa Gul, de 42 años, la esposa del Ministro de Asuntos Exteriores Abdullah Gul – ahora candidato presidencial turco- quien ha encendido la mecha.

Turquía, secular, y que ha prohibido el velo en las oficinas de gobierno, colegios y universidades ha sufrido un golpe fuerte en su orgullo y en las bases que dejó el idolatrado gobernante Mustafa Kemal Ataturk (1881-1938) para el moderno país.
No solo la posible primera dama había demandado a su país ante la Comisión Europea de Derechos Humanos en 2002 por haber prohibido el uso del velo en la Universidad de Ankara, sino que además muy convenientemente desestimó su demanda desde que su esposo se convirtió en canciller en representación del Partido de Justicia y Desarrollo (AKP), conocido por ser muy derechas y ultra conservador. Eso en plata blanca, para el turco de a pie es igual a un paso adelante hacia la temida sharia, el marco legal en el que algunos aspectos morales son sancionados en el mundo musulmán.

Para Gul es cuestión de orgullo. Ser elegido presidente le daría a Hayrunisa Gul la revancha de ser la huésped de un palacio cuyo acceso le ha sido negado en los pasados siete años, justamente por el velo. Pero no solo a ella. El actual presidente turco Ahmet Necdet Sezer fue bastante cuidadoso en aquello de no invitar mujeres con velo a sus recepciones. Así que dejó por fuera no solo a las esposas del partido de derecha, sino además a la esposa de su primer ministro, ferviente seguidora islámica.
No tardó Gul en ser anunciado como contendor presidencial, que millones de turcos en protestar por el velo de su esposa. “El velo es una decisión personal y todos debemos respertarla. En toda las democracias, todos los individuos tienen derechos y libertades”, argumentaba el acalorado candidato en una rueda de prensa. Sin embargo, poco convenció.

Ataturk, en sus reformas al estado turco le pedía a las mujeres desechar el velo islámico y entrar en la vida pública. Para el creador de la moderna Turquía “el velo enfatiza la inequidad entre hombres y mujeres y simboliza imposiciones sociales que requieren que la mujer se cubra como condición para entrar junto con el hombre en la vida social”.

La hora de la verdad llegará el miércoles, cuando el paralmento turco defina si la nominación de Gul sigue o no en pie. Difícil luego de que por lo menos un millón de manifestantes bloquearan las calles de Estambul, acusaran al gobierno de estar dirigiendo su destino hacia un estado islámico y exigiendo el retiro de la candidatura de Gul. Aunque el AKP lo niega, el velo lo contradice y envía un mensaje preocupante a los turcos que no quieren verse en la misma situación de sus vecinos de oriente, luego de años de libertad para ambos sexos.

El asunto no está fácil ni para Gul ni para los seculares. Entre tanto, Turquía se enciende ante las pasiones, los militares se preparan, Gul anuncia que no retira su candidatura, Europa se persigna y pide calma. No quiere ver sus fronteras más cercanas embarcadas en un conflicto que de estallar podría ser de impresionantes proporciones.

Saludos,

Fotos:Arriba: Mezquita Azul, Estambul. Abajo: Aya Sofía, Estambul.