domingo, 10 de diciembre de 2006

DOS VIEJOS ALCRANES

12月9日
DOS VIEJOS ALACRANES COMPITEN POR LA LONGEVIDAD
**Uno de los alacranes de la historia se ha ido a buen retiro en un súbito emporamiento de salud. Quedan en la tierra seguidores y detractores peleándose por lo que fue y no pudo ser. El otro alacrán también se irá sin ser juzgado: para eso sirve el poder. **

Buenos días.

Dos viejos alacranes, uno de la derecha más extrema y otro de la izquierda más rancia, compiten por su derecho a permanecer disfrutando de las mieles de la tierra. Y es que Pinochet le va ganando la partida a Fidel Castro, que no ha pasado de una postración sanitaria de la que solo se reciben grabaciones de audio, fotos y abrazos previamente programados por sus nuevos pupilos y amigos de vieja data. Del otro lado de la línea ecuatorial Pinochet sufre un pre-infarto, que entre otras cosas no es exclusivo del exdictador, y se recupera satisfactoriamente y sin aspavientos.

Mientras Pinochet, usa o no -eso lo dejo a manos del lector- una buena estrategia para evadir cualquier castigo que ya sería ridículo a los noventa y tantos años, Castro hace lo propio corriéndole a la muerte. La diferencia está en que mientras el régimen de Pinochet cayó y se lograron conocer sus verdades, el de Castro continúa arrebatando la esperanza de dejar ver las sucias mañas de su régimen, para muchos, impoluto. Porque no nos digamos mentiras, no todo ha sido de dulce en Cuba a partir de 1959, como tampoco todo fue malo en la dictadura de Pinochet a partir de 1973.

En Cuba sus defensores hablan de educación, medicina y nutrición -último punto que yo particularmente discuto luego de pasearme por incontables lugares en la Habana- y en Chile se habla del milagro económico que no deja de tener sus lunares. El "Milagro Chileno"que puso las bases para que el país austral pudiera comenzar a jugar con las grandes ligas mediante sendos tratados de Libre Comercio con Europa, Canadá, China, Corea del Sur, Estados Unidos y a una participación activa en la APEC junto a los dragones emergentes del Oriente, durante el gobierno de Patricio Alwyn y Eduardo Frei.

Cuba por su parte cita el "inmisericorde" bloqueo norteamericano, que en mi concepto si bien existe en papel ha influido ciertamente pero no ha sido el detonante de la quiebra cubana. Tal como lo recordaba en otra columna, no hay sino que echar mano de la historia para ver que recién empezando el gobierno de Castro y cuando su figura no se alazaba como la de un dictador, fue el mismo Estados Unidos en reconocerlo como gobierno legítimo a pesar del golpe de estado que el entonces rebelde le había dado a Batista. Luego por todos es conocido, en plena guerra fría Castro se alió a la Unión Soviética, que posteriormente lo traicionaría luego de la crisis de los misiles nucleares en Cuba, y perdió el subsidio millonario del COMECON** cuando el bloque comunista cambió de posición ante el mundo. El embargo que fue instaurado desde 1962 fue tan solo convertido en ley en 1992 y fue en 1999 cuando Bill Clinton lo endureció prohibiendo a las filiales comerciales extranjeras comerciar con la isla por valores superiores a los 700 millones de dólares anuales. Fueron 30 años en los que la pasión y la terquedad superaron a la razón. Durante ese tiempo las restricciones solo se referían a viajes entre la isla y los Estados Unidos, al comercio entre los dos países, y no existía como tal la prohibición para las compañías extranjeras con filiales en territorio estadounidense de comerciar con Cuba. Quedaba pues el resto del planeta. ¿Qué pasó?

Cuba está quebrada. Sus exportaciones llegan a los 2618 millones de dólares y sus importaciones ascienden a los 6916 millones. La deuda externa llega facilito a los 30 mil millones de dólares. 13 mil millones prestados a diferentes países desarrollados y aliados de los Estados Unidos más 15 mil millones que todavía le debe a la Rusia de Putín. Ni idea de cuánto le debe a Chávez. Los principales socios comerciales cubanos son en su orden en cuanto a importaciones: China, Venezuela, España, Estados Unidos, Canadá, Alemania, Italia y México. Entre tanto sus socios para exportar incluyen: Países Bajos, Canadá, China, España, Venezuela.

La diferencia entre nuestros dos ancianos que se disputan la maratón está en que Pinochet estuvo en el poder desde 1973 a 1988, cuando dejó la silla presidencial por elección popular. Castro está sentado desde 1959 hasta nuestros días sin elección popular, y sí bajo un sistema particularmente "democrático". Ya lo decía el Rey Abdallah de Jordania en una reciente entrevista cuando le preguntaban sobre la democracia en el Oriente Medio: "La democracia no tiene el mismo significado para todos".

Los venerables ancianos, tan distantes políticamente, parecen gemelos en otra oscura faceta de su vida: las torturas. Y aunque sin lugar a dudas Pinochet se lleva por ahora el macabro campeonato con 30 mil presos políticos confirmados y aproximadamente 3000 muertes, Castro no se queda atrás. A su haber: más de 20 mil presos políticos mal contados durante su largo mandato según los archivos de Amnistía Internacional, y un larga listado de ejecutados cuyo número varía de acuerdo al investigador: El historiador británico en su estudio "Cuba en busca de la libertad" se refiere a aproximadamente 5,000 ejecuciones hasta 1978; el Atlas de Indicadores Políticos y Sociales habla de 2,113 ejecuciones entre 1959 y 1967; otras publicaciones van más allá y se van hasta los 30 mil asesinatos de opositores, no necesariamente encarcelados, a manos de los "Guardias de la Revolución", vistos por especialistas europeos como escuadrones paramilitares -no necesariamente de las mismas características de los colombianos-.

Las cifras reales son desconocidas por obvias razones. Lo cierto es que en 1986 un Tribunal sobre Cuba fue realizado en París. La reunión auspiciada por Resistencia Internacional y la Coalición de Comités por los Derechos Humanos en Cuba, develó los testimonios de golpes, experimentos biológicos, interrogatorios violentos y condiciones higiénicas deplorables, precedidos de arrestos arbitrarios, cortes marciales sin derecho a la defensa, campos de labores forzadas sin alimento suficiente, y arresto de niños de más de nueve años.

"A la revolución no se le podrá imputar jamás haber asesinado a un solo ciudadano, haber torturado un solo preso ... digan lo que digan los calumniadores extranjeros" (Fidel Castro en vivo: documental netforcuba.org). "Nunca fui aspirante a dictador porque considero que las dictaduras terminan mal. Yo siempre actué con sentido democrático" (Augusto Pinochet: WDLP-22). Hasta en eso son increiblemente parecidos. Le llaman democracia a la dictadura. Uno dice no haber torturado jamás a un prisionero político, el otro simplemente ha sido un "ángel" de la democracia.

Saludos.
Soros


COMECON: Consejo de Ayuda Mutua Económica