jueves, 5 de octubre de 2006

40 ACRES Y UNA MULA

CUARENTA ACRES Y UNA MULA

Tokio, 5 de octubre de 2006

Hace ya 141 años que fue abolida la esclavitud. en los Estados Unidos. Muchos dan por zanjado el tema, otros devuelven la película cuantas veces sea necesario para hacer entender que en pleno siglo XXI existen deudas pendientes hacia aquellas familias sobrevivientes de esclavos que demandan recibir lo justo, así sea representativo.

Ya en el 2001 un grupo de descendientes de ex africanos esclavizados había intentado demandar a varias compañías argumentando que habían sido mantenidos como esclavos hasta los 60 en inmensas plantaciones. Y que aunque las compañías sabían que ya era totalmente ilegal, fallaron en tomar las medidas del caso para liberar a su servidumbre, consiguiendo enormes ganancias gracias a salarios y a otras obligaciones nunca pagas.

Los demandados como en esta ocasión, pertenecían a los 500 más ricos de la revista Fortune, lo que desvirtuó en gran parte la demanda que hubiera podido tener un mejor futuro en los tribunales. La demanda, curiosamente parecida a la de ahora, apuntó por ejemplo a la desaparecida Brown Brothers Arriman cuyo delito consistió en que sus firmas predecesoras prestaron millones de dólares a los dueños de las plantaciones de algodón del sur.

La New York Life llevó parte de la acusación por los seguros de vida que habían tomado los propietarios de los estados. Otra, por utilizar el algodón de plantaciones sureñas, y así en la lista aparecían el Chase Manhattan Bank, JP Morgan, las tabacaleras y otras más.

La propuesta actual está en línea con el planteamiento que Evo Morales comunicó a los gobernantes españoles cuando les dijo que España tenía una deuda con su país que debía ser saldada a cuenta del oro y plata que habían robado por toneladas durante el descubrimiento y conquista de América. Similar a la queja en su momento elevada por el Presidente Chávez que sugirió el pago de Europa por el robo sistemático de los bienes y recursos naturales de América Latina.

Sin embargo, es aquí donde la cosa se complica. Es en realidad África la que debe estar demandando por el secuestro masivo de sus habitantes hacia el nuevo continente, es el continente negro el que debe demandar por la colonización europea y el abuso en la explotación de diamantes y otros minerales importantes. Es África la que debería estar demandando por la imposición de un sistema de estados que destrozó su base social y puso a convivir a etnias enemigas, una al lado de otra, por aquello de divide y vencerás. De ahí las guerras fraticidas que sacuden gran parte de su territorio.

Poco futuro le veo a la demanda negra americana. ¿Quién paga? ¿A quién? ¿Cuánto? No alcanzaría todo el dinero del mundo para pagar la crueldad sufrida por África y la América Indígena a través de los siglos.

http://www.elpais.es/articulo/internacional/Cuarenta/acres/mula/elpporint/20061004elpepiint_15/Tes/


Cuarenta acres y una mula
Una demanda colectiva reclama a 17 empresas de EE UU indemnizaciones por los daños de la esclavitud

"¿Quién debería beneficiarse de los sueldos nunca pagados a los esclavos? ¿Los bancos que financiaron el tráfico humano o los descendientes de esos mismos esclavos?" El abogado Bruce Afran ha vuelto a poner voz a la vieja reivindicación que exige compensaciones económicas por 250 años de esclavitud. Las reclamaciones se centran ahora en 17 empresas, desde JP Morgan, Bank of America y Lloyd's de Londres hasta las tabaqueras Brown and Williamson y Reynolds, pasando por la Union Pacific Railroad.

Diferentes demandas se han unido en una colectiva con un argumento: muchas empresas del norte de Estados Unidos, donde la esclavitud era ya ilegal antes de la guerra, facilitaron el comercio humano con préstamos para la compra y pólizas de seguros. "Las aseguradoras extendieron pólizas a los barcos que traían esclavos de África; los bancos lo financiaron. Todos formaron parte del mecanismo", dijo el abogado Roger Wareharm a los periodistas en la vista celebrada el pasado miércoles en un tribunal federal de Chicago. "Quiero justicia por daños físicos, por daños emocionales", explicó Antoinette Harrell, especialista en Genealogía de Luisiana y descendiente de esclavos.

¿A la tercera irá la vencida? No es fácil, pero el movimiento es tenaz y está al acecho de un resquicio legal. En 2004 y 2005 un juez desestimó la reivindicación: "El sufrimiento fue terrible, y las cicatrices no se pueden borrar", pero "las reclamaciones que tienen más de un siglo han prescrito". La demanda dice que hay nuevos datos, y los representantes de las empresas lo niegan: "Son todo conjeturas, especulaciones". El tribunal debe decidir si anula de nuevo la demanda o si la envía al juez para que reconsidere sus méritos.

El movimiento nació con la famosa y confusa orden de campaña del general William Tecumseh Sherman del 16 de enero de 1865 -meses antes de acabar la guerra civil- conocida como la ley de "los cuarenta acres y una mula" prometidos a los negros recién liberados que le siguieron en masa después de la caída de Atlanta (el director de cine Spike Lee bautizó su productora 40 Acres & A Mule Filmworks en homenaje).

Después, ha habido muchos intentos -sobre todo tras las luchas por los derechos civiles que desembocaron en la extraordinaria legislación del presidente Johnson- pero siempre han topado con las mismas dificultades: cómo determinar las responsabilidades y los eventuales beneficiarios.

La reclamación se relanzó en el año 2000, cuando Deadria Farmer-Paellmann, una profesora de Derecho, documentó que su tatarabuelo fue un esclavo en Carolina del Sur que había estado asegurado por la compañía Aetna, creada en 1850 y que extendía pólizas a esclavos, siendo sus amos los beneficiarios. Farmer-Paellmann exigió disculpas y reparaciones; y Aetna pidió perdón. Ese año se publicó La deuda; lo que EE UU debe a los negros, de Randall Robinson. Entre la declaración de Aetna y el libro nació la actual corriente. En 2002 hubo nueve demandas coordinadas por Deadria Farmer-Paellmann y su Grupo de Estudios sobre la Restitución; ésas, y las posteriores, se unificaron en el caso que se revisa en Chicago.

Algunas iglesias han pedido disculpas por su papel, y algunas empresas, como JP Morgan, han financiado fondos de ayuda a las comunidades negras. Pero el movimiento quiere más. "Somos los herederos de la riqueza que crearon millones de esclavos", según Farmer-Paellmann. Si esta demanda colectiva tiene éxito, las 17 compañías tendrían que dotar un fondo de asistencia para proyectos en educación, salud y otros campos. Si fracasa de nuevo, abogados y querellantes irán al Supremo.

Aparte de la reclamación económica, "el objetivo es simbólico", explica Teresa Prados Torreira, profesora de Historia de EE UU en la Universidad de Columbia, Chicago. "No es realista pensar que se pueden determinar cantidades o beneficiarios; creo que se pretende que se reconozca el legado de la esclavitud, que se asuma que el problema no acabó al terminar la guerra civil".

Los argumentos contrarios a las indemnizaciones señalan que la discriminación positiva, las ayudas y las leyes son la restitución. "Y es cierto", coincide Prados, "pero también es cierto que la población negra ha sufrido más que otras; para verlo, no hay más que ir al norte de Chicago, próspero y de mayoría blanca, y a las zonas sur y oeste, pobres y con mayoría negra. Aunque las leyes no discriminen, hay un legado cultural que sí lo hace. Eso no debe justificar el victimismo, pero es bueno entender por qué hay tantos negros que son pobres, y es bueno que este país mire más a su historia".

http://www.elpais.es/articulo/internacional/Cuarenta/acres/mula/elpporint/20061004elpepiint_15/Tes/