miércoles, 21 de febrero de 2007

A CALZON QUITADO

2月20日
A CALZON QUITADO -o la doble moral de las cirugias
Buenos días desde un avión Bogotá-Armenia,

Solo basta aterrizar en Colombia, y me atrevería a ampliar el espectro a cualquier país suramericano para darse cuenta de la ambivalencia y el populismo del que hacen alarde los congresistas y cualquier partido político que pretenda ganar puntos a costa de la salud social.
La reflexión llega luego de una interesante conversación con un gran amigo ginecólogo de profesión y la propuesta de una ex actriz y ahora congresista colombiana que pretende mediante un decreto prohibir las cirugías estéticas en menores de 18 años.

Trágico facilismo si se tiene en cuenta que hay peores amenazas que acechan a los adolescentes. Una talla de más o menos en un sujetador, una nariz más respingada que otra, no debería estar ocupando las brillantes mentes de los proponentes y los firmantes de las leyes. Las operaciones a fin de cuentas, en un menor de edad, deben ser autorizadas por los padres que son en últimas los responsables por el desarrollo de sus hijos.

Pero hablemos a calzón quitado, sin prevenciones y con mente amplia. Lejos de la famosa congresista estar pensando en la prohibición por ley de las tallas 34 por aumento o disminución en los senos de las menores de edad, debería estar concentrada en la salud sexual de las colombianas. No me refiero al embarazo. Problema de marras y difícil de resolver mientras la educación sexual no sea adecuada y el estado sin temor de perder votos populares, le meta el diente hasta el fondo del problema.

Me refiero al Virus del Papiloma Humano (VHP) causante en primera instancia del cáncer del cuello uterino en mujeres de todas las edades, cada vez más jóvenes. Absurdo sería pretender que los adolescentes (hombres y mujeres) crezcan sin una vida sexual activa en una sociedad que bombardea sexo en la gran mayoría de expresiones sociales. La castidad, sin duda una propuesta loable, es altamente improbable.

Nos hemos acostumbrados a considerar el sexo como solo la consumación del acto sexual, en la mayoría de los casos relacionado a la penetración vaginal. Por fuera de la imaginación de los padres quedan las relaciones sexuales anales, las orales y los mismos besos que pueden traer y llevar virus de boca en boca. Para la muestra los ocasionales fuegos provocados por el herpes que suele atacar a cualquier besador.

Nadie puede rastrear los y las ex de la actual pareja. Es un acto de fe el creer que hemos sido los únicos en 22 años de vida sexual, partiendo del supuesto de que hayamos empezado a los 18. Es un acto de fe creerle a la pareja estable que nunca ha tocado otros u otras que no sean los / las mías. Es un acto de fe el sexo aun dentro del matrimonio. Muchas son las parejas infectadas de ETS (enfermedades de transmisión sexual) desde la fuente menos esperada: de los novios de marras y hasta de los mismos esposos.

Tenemos millones de adolescentes, madres y padres del futuro, con vida sexual activa y en un altísimo riesgo de contraer el Virus del Papiloma Humano, entre otras enfermedades. Entonces, o los enseñamos y los acostumbramos a usar el vilipendiado condón o los vacunamos contra el virus. ¡Pero cómo se le ocurre! Me han dicho.

Sin embargo tenemos la doble moral de pagarle a una hija una cirugía plástica de aumento de senos que cuesta como mínimo US$3,000, o a un hijo un trabajo de nariz o un refinamiento de orejas y hasta de pronto una liposucción que puede costarnos también otro billete.
Entendemos que la niña se sienta frustrada porque como me decían en alguna ocasión “la naturaleza la doto de dos limones que parecen de su padre” o que el hijo se sienta feo y sin llamativo sexual por cuenta de las super orejas de Dumbo que heredó del abuelo.

En fin que entre mil y mil dólares nos olvidamos que antes que la corrección de los senos o de otras partes del cuerpo, que tienen por objeto levantar la autoestima y por ende hacernos atractivos al sexo opuesto con el único fin a futuro de aparearnos, si me permite la expresión, está la prevención a futuro del cáncer del cuello uterino, que entre otras cosas no cosa exclusiva de mujeres.

No es sino consultar al médico más cercano y en últimas en la Internet, para entender que se transmite de hombre a mujer sin ningún problema, siendo en los hombres asintomático. En las mujeres tarde o temprano se detecta el problema.

Tampoco se requieren una gran cantidad de dedos en la frente para ser concientes de la responsabilidad que lleva como factor desencadenante el hombre dentro de todo el proceso.
La vacuna existe y aunque por el momento es cara, bien valdría la pena plantearse en si es mejor regalarle a la hija unos senos o una vacuna anti cáncer que le costará cerca del millón de pesos. Debe plantearse si no vale la pena vacunar incluso a mi hijo para que no se convierta en un factor contaminante en su futura vida sexual.

Aunque, actualmente la vacuna contra el Virus del Papiloma Humano es prioritaria en las mujeres con vida sexual activa y que bien pueden estar entre el rango de los 16 a los 25 años -mejor confirmar este dato con su medico de confianza- no tiene todavía el carácter de una política de salud general que sin duda ahorrará millones de dinero a los servicios de seguridad social y de medicina prepagada por cuenta de futuros cánceres del cuello uterino.

La solución, mientras el estado resuelve qué hacer con el problema, está en nuestras manos. No faltará quien tache de libertina la propuesta y de ir en contra de los parámetros morales de la iglesia. El problema es que los parámetros morales y de la iglesia los tiene usted dentro de su conciencia y no necesariamente tienen que ser compartidos por el resto de la raza humana.
Todos nos ponemos la vacuna del polio, la del sarampión, la de la tuberculosis. Si existiera una contra el SIDA la gran mayoría terminaríamos poniendo el brazo o la nalga con tal de salvarnos de tal flagelo. ¿Entonces, por qué no asegurarse de una vez contra el cáncer del cuello uterino?.
Saludos,
Los médicos responsables del desarrollo de la vacuna en Colombia han creado Vancunarte. En Bogotá podrán tener más información en los siguientes teléfonos: 621-7246, 621-7246. Email: vacunartePAIS@gmail.com