La historia interesante de esta semana corre por cuenta de dos ingenieros especializados en análisis aeronáutico, que entre otras compañías, trabajan para Boeing.
Luego de ver las tremendas imágenes del tsunami que arrasó con una buena parte de la costa del norte del Japón, Julian Sharpe y Scout Hill se han dado a la tarea de diseñar un tipo cápsula, a prueba de agua, que puede ser usada por personas que habitan en las comunidades costeras condenadas a sufrir la violencia de la naturaleza.
Para Sharpe y Hill era apenas obvio que un esférico tendría las mayores posibilidades de sobrevivir a un tsunami. La idea era crear un objeto redondo capaz de rebotar contra estructuras sólidas, y resistente a los impactos de escombros flotantes. El primer diseño contemplaba una especie de suelo fijo, con espacio para 4 personas ubicadas alrededor de un eje central. Cada silla de plástico lleva cinturones de seguridad y un depósito inferior para equipo y provisiones de emergencia. La esfera tiene dos puertas de acceso a prueba de agua, y un ducto para recuperación de aire. En el diseño posterior el piso puede rotar dentro de la esfera. Ambos modelos están diseñados para ser atados a un punto específico con un cable de alta resistencia.
La idea de estos ingenieros es dar la oportunidad las víctimas potenciales de un tsunami o de una inundación a gran escala de escapar hacia su supervivencia inmediata. Tomando en cuenta casos como el tsunami de Indonesia, en zonas escasamente pobladas, o como el tsunami de Tohoku, donde el tsunami arrasó con autos, tanques, edificios, y cuanto se le cruzara el camino, Sharpe y Hill están considerando tres tipos de material diferente para revestir la cápsula, de suerte que el cascarón sea suficientemente fuerte para resistir diferentes clases de golpes. La esfera salvavidas también va equipada con un faro pequeño que permitirá la detección por parte de equipos de rescate.
Sharpe y Hill han inscrito su diseño para participar en el Concurso de Diseño del Futuro, convocado por la revista NASA Tech Briefs. Aún si su diseño no gana, la idea es poner la cápsula en el mercado. Según sus cálculos, desarrollar la cápsula costaría cerca de US$250 mil dólares y comprarla cerca de US$1000.