Mañana, abril 26 se cumplen los 25 años del desastre nuclear de Chernobyl, el peor accidente atómico de la historia, hasta el arribo de Fukushima.
Solo un mes después de que el tsunami provocado por el terremoto del 11 de marzo arrasara con el sistema de enfriamiento de la planta nuclear de Fukushima, el gobierno y la Agencia Internacional de Energía Atómica (IAEA, por sus siglas en inglés), tuvieron que reconocer que la enorme cantidad de radioactividad emanada por la planta era suficientemente grave como para elevar el nivel del accidente de 5 – uno con amplias consecuencias – a 7, o accidente grave. En otras palabras, 20 veces más en términos de severidad.
Solo un mes después de que el tsunami provocado por el terremoto del 11 de marzo arrasara con el sistema de enfriamiento de la planta nuclear de Fukushima, el gobierno y la Agencia Internacional de Energía Atómica (IAEA, por sus siglas en inglés), tuvieron que reconocer que la enorme cantidad de radioactividad emanada por la planta era suficientemente grave como para elevar el nivel del accidente de 5 – uno con amplias consecuencias – a 7, o accidente grave. En otras palabras, 20 veces más en términos de severidad.
Desde el 11 de marzo, solo hemos encontrado un rosario de desinformación proveniente de todos los rincones. Primero, dijeron que la radiación emanada por la planta de Fukushima “es segura y no supone riesgos para la salud”. Luego, el término fue un poco más amplio “no existe peligro inmediato” de la radiación, cualquiera que ésta sea, porque el cancer toma décadas en desarrollarse. Luego vino la evacuación. Mientras el gobierno japonés insistía que 20 kilómetros era suficiente para un desalojo forzoso, el gobierno de Estados Unidos pidió a sus nacionales abandonar la zona dentro de un radio de 80 kilómetros. A los pocos días nos informaron que el agua en Tokio, a más de 200 kilómetros mostraba trazos radioactivos.
Desde el principio la Embajada de Francia publica en su página web, y envía a sus nacionales por correo electrónico los índices de radioactividad. Sus propias mediciones. El embajador Ross de los Estados Unidos, está enviando constantemente información a sus ciudadanos. Para muchos, la expresión máxima de la histeria europea y de la exageración americana.
La noticia publicada por el Yomiuri Shimbum no deja ninguna duda. Ni los franceses sufren de un ataque de histeria colectivo, ni el embajador Ross está paranóico. La radiación emanada hacia la atmósfera ha sido subestimada. Los datos publicados por el gobierno indican que el material que expulsaba Fukushima el 5 de abril llegaba a cerca de 154 terabecquereles por día, muy diferente a la lectura de la Comisión para la Seguridad Nuclear que indicaba que para el mismo día el índice era de 1 terabecquerel por hora. (Un terabecquerel es equivalente a 1 trillon de becquereles). Una enorme diferencia.
El 17 de abril, Tokyo Electric Power (TEPCO) dijo que el plan para estabilizar los reactores no controlaría las sustancias que se emanarían hacia la atmósfera dentro de los próximos 3 meses. No es sino hacer un cálculo sencillo para determinar que cerca de 10,000 terabecquereles serán expulsados hacia la atmósfera, si continúa el mismo patrón.
Las emisiones en esos meses por supuesto que exceden el nivel 6 del estándar INES para los accidentes nucleares. El total de radioactividad descargado por la planta desde el 11 de marzo hasta principios de abril está entre 370,000 y 600,000 terabecquereles, de acuerdo a fuentes del mismo gobierno.
Cierra el comunicado diciendo que los índices son estimados, “con un considerable margen de error”.
Un libro publicado en 2009 por la Academia de Ciencias de Nueva York titulado: Chernobyl, Consecuencias de la Catástrofe para la Población y el Ambiente, establece que las muertes relacionadas por el accidente, entre 1986 y 2004 ascendieron a 985,000. Dice que cerca del 1% de la radiación que provenía de Ucrania causó por lo menos 170,00 muertes por cáncer tan solo en América del Norte. En Chernobyl explotó solo un reactor nuclear. La crisis duró un mes. En Fukushima tenemos 4 reactores todavía "fuera de control" y 1760 toneladas de barras usadas de combustible nuclear en "piscinas temporales" algunas de las cuales muestran signos de estar averiadas.
Así que no hay por qué desestimar el daño que causa y causará en 9 meses (hasta que logren controlar los reactores, si es que la naturaleza de aquí a allá no nos juega otra mala pasada). Los analistas extranjeros aseguran que de ninguna forma es ser alarmista cuando se piensa que el accidente de Fukushima puede ser mucho peor que el de Chernobyl. Hoy, según NHK **, el reactor No.4 sigue calentándose a pesar de estar recibiendo agua para el enfriamiento.
En Japón el público en general tiene esa desagradable sensación de no estar siendo informado como se debe, y que el gobierno está pobremente preparado para lidiar con una emergencia de mayor magnitud. Adivinen ustedes quien pagará semejante desastre...
**Video en inglés
Foto: Desechos acumulados en la Planta de Fukushima (Chemical & Engineering News)
Print Page