El reciente fallo de La Haya en contra de Colombia sobre las
aguas territoriales alrededor de San Andrés y Providencia, y la enorme pérdida
en riqueza de recursos marinos y en petróleo me llevó directamente a las aguas
del Mediterráneo donde podrían reaparecer viejas disputas mantenidas a fuego
lento.
El Mediterráneo es el
nuevo foco de exploración petrolera.
Desde la costa española hasta Chipre y aguas territoriales de Líbano, se
abren nuevas perforaciones que pretenden descubrir otros yacimientos que según
los expertos podrían existir bajo el lecho marino.
La nueva fiebre petrolera del Mediterráneo ha magnificado el
interés de una zona que se debate en los estertores del euro y ha incrementado
la posibilidad de un escalamiento de tensiones especialmente en el este donde
coinciden Chipre, Israel, Jordania, Palestina, Jordania y Siria. La frontera marítima entre Israel y Líbano es
ambigua y Chipre es un polvorín griego, turco y chipriota que apenas guarda un
delicado balance.
El Instituto Geológico de los Estados Unidos dice que esta
región de El Levante, o Gran Siria, contiene 3.45 trillones de metros cúbicos
de reservas en gas natural, y 1.7 mil millones de barriles de petróleo. Israel ya ha comenzado la exploración de lo
que le corresponde y pronto comenzará a obtener riqueza de los yacimientos de
Tamar y Leviathan que albergan 765 mil millones de metros cúbicos de gas. Semejante reserva le eximiría de su
dependencia de recursos energéticos de otros países de Medio Oriente en tiempos
de incertidumbre. Pronto comenzará el
estudio para localizar posibles yacimientos de petróleo también en la costa
israelí, peligrosamente cercanos a los ricos pozos palestinos tan codiciados
por Israel.
El año
pasado, Noble Energy –también involucrada en la exploración de yacimientos en
Nicaragua justo en la zona adjudicada por La Haya-, descubrió en Chipre un
yacimiento de gas que contendría 198 mil millones de metros cúbicos y en
licitación está el estudio para detectar yacimientos petroleros. El anuncio ha provocado fricciones entre los
chipriotas griegos y los chipriotas turcos que comparten la isla pero divididos
en casi dos países diferentes. La
comunidad internacional reconoce la unidad de Chipre y considera el norte como
territorio ocupado por los turcos.
Otro posible
conflicto está a las puertas de Israel y Líbano en una zona de mar en disputa
que cubre 855 kilómetros cuadrados. En
septiembre Líbano estimó que bajo su jurisdicción habría 340 mil millones de
metros cúbicos de gas.
De otra
parte Malta y Libia también podrían verse enfrentadas luego de que la Compañía
de Gas y Petróleo del Mediterráneo anunció que los mares de Malta contendrían
una extensión de la riqueza geológica de Libia.
Se prevé que la exploración en ese otro punto inicie a finales de 2013.
Un estudio
desarrollado por German Marshall Fund alerta de las riesgos políticos y de
seguridad que enfrentaría la zona: Disputas Israel –Líbano y Chipre –Turquía,
conflictos políticos en Chipre, estatus de las relaciones Isarel-Líbano,
agudización del conflicto Israel-Palestina, y más tensión entre las relaciones
de Israel y Turquía. Cita además la
incertidumbre de los nuevos gobiernos de Egipto, Líbano, y Siria. El mismo documento
contempla también riesgos de seguridad: Posibles incidentes navales y aéreos
entre Israel y Turquía, y terrorismo en las plataformas que se encuentren
localizadas fuera de la costa.
Tal es el
panorama que surge en el Mediterráneo por cuenta de la combinación explosiva de
recursos energéticos y disputas marítimas. Poco a poco estaríamos acercándonos
a lo que los expertos en energía no vacilan en llamar “La Guerra del Levante mediterráneo”. Ninguno acataría el fallo de una corte internacional.