sábado, 14 de abril de 2012

EGIPTO: De camino al colapso.

Lo que comenzó como una réplica de lo que todos se apresuraron a etiquetar como la “revolución de los jazmines” está a punto de convertirse en la peor pesadilla de uno de los socios más importantes de Estados Unidos y Europa en el Medio Oriente. La semana pasada la Hermandad Musulmana de Egipto ha dicho que bloqueará US$3 mil millones de dólares de ayuda económica del Fondo Monetario Internacional a menos que el SCAF (Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas) entregue completamente el poder.  Los militares se niegan, entretanto el país bordea el abismo.

El anuncio no es de poca envergadura, si se tiene en cuenta que esos tres mil millones son el oxígeno necesario para un país que cuenta con tan solo dos meses de reservas internacionales, y donde el pánico, las importaciones y el acaparamiento se disparan ante el caos que se avecina. No es sino imaginar lo que pasará con la mitad de egipcios que viven con menos de US$2 dólares al mes, con una falta de alimentos nunca antes vista.

Semejante caos y hambruna facilitaría enormemente la posición política de los radicales de la Hermandad Musulmana, a medida que la economía y la política de subsidios colapsa, tal como lo habían previsto algunos analistas conocedores de los grupos radicales que operan en el Medio Oriente. Una vez instaurado el desorden son justamente las organizaciones islámicas regionales las que tomarán el control no solo de la distribución de comida sino de la seguridad y el orden en cada calle egipcia. De hecho, desde la caída de Mubarak, la Hermandad ha aprovechado los vacíos dejados por el antiguo régimen civil através de comités revolucionarios. La Hermandad Musulmana sabe perfectamente lo que se avecina y apuesta a que una gravísima contracción económica egipcia podría comenzar a mediados del próximo mayo.

Previendo una devaluación sin precedentes, el gobierno se ha aprovisionado de efectivo, y el publico comienza a acaparar todo lo que se pueda comprar. Ni los estadounidenses, que invirtieron US$75 mil millones de dólares de ayuda militar desde 1979, ni los europeos pudieron prever semejante fracaso político, que ahora queda en manos de quienes intervengan en la redacción de la nueva constitución egipcia.

Muchos conocedores de la región insisten en que el resultado será poco deseable: la Hermandad Musulmana, dicen, podría consolidarse en el poder entronizada por la devaluación y la falta de alimentos, utilizando técnicas bolcheviques o nazis. Tal deducción de acuerdo a los historiadores que afirman que al-Banna, el fundador de la Hermandad era un devoto admirador de Adolfo Hitler y el régimen nazi.

Los estados modernos del Golfo también miran con recelo el desarrollo de la crisis egipcia por cuanto la Hermandad reencaucha todo el radicalismo islámico en forma de un partido revolucionario totalitario. El lógico discurso victimizaría a los ciudadanos egipcios haciendo notar la culpabilidad de la riqueza de otros como Arabia Saudita, y los Emiratos. Algunos analistas en Dubai aseguran que la Hermandad Musulmana es una amenaza tan real como la bomba nuclear de Irán, y advierten del deseo de la Hermandad Musulmana de apropiarse del proceso en Siria através de la oposición que románticamente invade los titulares de prensa de occidente.

En medio de todo este ajedrez se comprende por qué el régimen sirio no ha caído. Si bien sus crímenes son repugnantes, son preferibles al remolino desestabilizador que pondría en peligro los ambiciosos proyectos de desarrollo del Golfo Pérsico. Nadie quiere que Siria pierda unos de los arsenales más completos no solo en misiles de largo alcance sino en armas químicas y biológicas.

Parte del Medio Oriente pareciera aproximarse al desorden, y entonces cabe preguntarse si lo que veremos ahora será el aprovechamiento del caos por parte de los radicales, y la profundización del mismo caos para desacreditar a los primeros. Todo depende en quién gane el pulso en Egipto y si los militares logren quedarse con el poder tras bambalinas. Dos meses no son nada  y mientras Egipto se asoma al colapso se van gestando nuevas protestas violentas.    Quien lo creyera... la opción menos drástica pareciera ser la de los militares.