sábado, 5 de febrero de 2011

EGIPTO: El conjuro del trigo y la sed de Asia.

Mientras la suerte de Egipto y del Medio Oriente se define y toda la prensa internacional toma partido entre los anti y los pro Mubarak, hay detalles que pasan olvidados y que dan una aproximación más clara del asunto egipcio. Las voces de reconocidos economistas, como la de Nourel Roubini, se ahogan entre declaraciones de jefes de estado y las tremendas imágines que llegan de El Cairo.

Y es que las razones para la revuelta han sido más económicas que religiosas o políticas, por supuesto envalentonadas por la conveniencia de grupos extremistas que han perdido el control de la situación. Para Roubini, no hay que bucear entre las profundidades del Corán para entender que el precio del trigo casi se dobla el año pasado, con consecuencias tremendas para el Medio Oriente, especialmente para Egipto que es el mayor importador del cereal en el mundo. La mitad de la dieta egipcia es a base de trigo.

No se puede argumentar, sin embargo, que la causa de las protestas sea exlcusivamente la comida. Solamente en las manifestaciones de Jordania la comida ha salido a relucir como punto base de las protestas. Egipto es un país al que el mismo Mubarak ha dejado debilitar. Yendo a los índices encontramos un país en el que el 35% de los hombres y el 45% de las mujeres no sabe leer.

En Egipto, 9 de 10 mujeres sufren algún tipo de mutilación genital. Operación que no ha sido incluida, incluso por el presidente Obama en su celebrado discurso en el Cairo, dentro del abuso de los derechos humanos. Aunque Mubarak ha ordenado una completa prohibición de la práctica en dos ocasiones, nadie le ha hecho caso. Su esposa, una reconocida luchadora en contra de semejante práctica la ha denunciado como “violencia sicológica y fìsica contra los niños”, así que cuando el pasado 28 de octubre la señora Mubarak inauguró una conferencia africana en contra de la mutilación genital, los musulmantes conservadores y radicales sintieron el pinchazo contra lo que es su propia interpretación de las escrituras del Corán.

No es sino ir a la página web de Islam Online y ver la explicación de Yusuf al-Qaradaw, presidente de la Asociación Internacional de Eruditos del Islam: “La opinión más moderada y la seguramente la más correcta es a favor de la práctica de la circuncisión en la moderada forma moderada islámica indicada en algunos de los “hadiths” del Profeta. Se dice que el Profeta (paz y bendiciones para él) le dijo a una partera: ‘Reduce el tamaño de su clítoris pero no excedas el límite, así es mejor para su salud y más preferida por su esposo”. La práctica sin embargo no es común al mundo musulmán, no se practica ni en Turquía, ni en Irak, Irán o Pakistán. Es la interpretación egipcia. Tres cuartos de las mutilaciones genitales son realizadas por médicos.

Conseguir el sustento tanto en Túnez como en Egipto se convierte en un embudo. Es necesario generar empleo, sin embargo tal como lo dice en un cable Omar Alghanim,un importante empresario árabe, en el Medio Oriente “el talento es escaso, y no es es lo que se necesita para una economía globalizada”. Los miles o millones capacitados del mundo árabe prefieren no quedarse y terminan trabajando en zonas más libres y estables, Estados Unidos o Europa. En solo Egipto, la tasa oficial de desempleo es del 9%, casi la misma de Estados Unidos, pero estudios independientes dan cuenta de un por lo menos un cuarto de los hombres y tres quintos de la población femenina. Un informe de la BBC no hace mucho decía que 700,000 universitarios graduados tenían que competir por 200,000 trabajos disponibles.

Pero volviendo al tema de la comida, la demanda de trigo por parte de China lo ha dejado por fuera del alcance del presupuesto árabe que en muchos casos no llega ni a los US$2 dólares por día. A medida que Asia consume más y más proteina, la demanda en granos es más fuerte (3,18 kilos de grano para producir solo un kilo de carne). Para Egitpo, Jordania, Tunez, Yemen y otros, el alza del grano significa hambre y por supuesto descontento.

El gobierno de Mubarak sabe del problema y cuando a principios de año Rusia decretó la prohibición en la exportación de trigo, el ministerio egipcio de agricultura aplicó medidas para aumentar la producción de comida en los próximos 20 años en un 75%, contra solo 56% que se producía en 2009. Y es que 18 sacos (27 kilos aprox. por saco) por acre, no es nada comparados a los 60 que se producen en tierra no irrigada en Estados Unidos, o a los 100 de un terreno con agua. Asia pues, y con nombre propio China, se ha convertido en el peor enemigo de la dieta y el estómago árabe. Los cultivos del grano permanecen estables, pero no así la demanda que ha distorcionado completamente el mercado.

Lo peor lo veremos después de estas revueltas que paradójicamente buscaban una mejora en las condiciones. Con el turismo literalmente en ceros, Egipto ha perdido una gran parte de esos US$15 mil millones de dólares que recibe al año, justo en la época invernal del hemisferio norte. Ha perdido en la confianza inversionista que teme al vacío de poder, y puede estar perdiendo calificacion en US$25 mil millones de bonos del tesoro egipcio que se mueven de mano a mano a un precio muy por debajo en los mercados internacionales. La devaluación en Egipto provocada por todo este caos, tendrá sus efectos, no ahora, en unos días más cuando el valor del dinero solo permita comprar menos comida y combustible.

Si hay país que pudiera estar necesitando ayuda alimentaria urgente en este momento, es Egipto, todo Egipto no solo la grandes ciudades. Independientemente de que Mubarak se vaya o permanezca en un gobierno de transición. De otra manera, y tal como lo comentaba en la pasada entrega, no solo los Hermanos Musulmanes sino también al-Qaeda tendrán el terreno fértil para el radicalismo en el estómago vacío de los egipcios.

Al final y mirándolo desde un gran espectro, toda esta cobertura internacional podría estar causando más mal que bien, y de eso quizá no se han dado cuenta quienes permanecen en la plaza Tahrir. Las negociaciones tienen un punto de equilibrio donde se puede llegar con éxito a la meta. Si esa negociación se excede y se enfoca hacia el radicalismo, es posible que se gane por fatiga pero esa victoria no necesariamente es contundente, tampoco la mejor.

Imagen: Israel Matzav