Mientras el gobierno y en últimas, los ciudadanos japoneses (a regañadientes por supuesto), se prestan a salvar financieramente a la Compañía Eléctrica de Tokyo, propietaria de la desafortunada planta de Fukushima, salen a luz documentos que indican que todas las advertencias anteriores a la catástrofe fueron desestimadas.
La historia, publicada por el periódico Mainichi el domingo, echa por tierra la cacareada excusa de TEPCO y de otros funcionarios públicos que han repetido hasta el cansancio que el terremoto de 9M y el posterior tsunami de 15 metros de alto estaban fuera de todo cáclulo.
La Organización para la Energía Nuclear de Japón, afiliada al Ministerio de Economía, Comercio e Industria, investigó y publicó en diciembre un estudio sobre los posibles daños esperados en caso un tsunami entre 3 y 23 metros. “Nuestro análisis, dice el informe, indica que un tsunami de cierta altura (entre 7 y 15 metros) tendría el 100% de posibilidades de dañar los reactores nucleares…”. “Presumimos que un tsunami de por lo menos 7 metros destruiría las funciones de las bombas de agua, y que uno de 15 metros destruiría equipos como los transformadores eléctricos..”.
Las campanas de advertencia comenzaron a sonar insistentemente desde hace unos 7 años. Entonces, varios científicos, entre ellos Leuren Moret, acusaba a las compañías eléctricas japonesas de haber situado las centrales nucleares en plena zona de subducción a lo largo de la costa del Pacífico. Argumentaba que era irónico ver como el lugar más peligroso del mundo para poner plantas nucleares era el tercero del mundo en utilizar la energía de los reactores.
Durante una reunión de la Unión Internacional de Geodesia y Geofísicos en Sapporo, en 2003, KatsuhikoIshibashi, sismólogo de la Universidad de Kobe, fue claro al predecir el tipo de desastre que enfrentaría Japón este año: “Los diseños sísmicos de las instalaciones nucleares están basados en estándares demasiado viejos desde el punto de vista de la sismología moderna y son insuficientes. Las autoridades tienen que admitir la posibilidad de que un desastre sísmico-nuclear puede ocurrir, y deben evaluar los riesgos objetivamente”
TEPCO incluso desconoció las advertencias de uno de sus más notables expertos en seguridad, a quien el complejo de Fukushima, con 40 años de uso, construido cerca de una zona sísmica que había producido terremotos de más de 8M en los pasados 40 años (1896, 1793,1611, y 1677), le preocupaba. En una investigación el equipo de Sakai determinó que era totalmente seguro que la planta sería golpeada por un tsunami de uno a dos metros en un periodo de 50 años. También calcularon en un 10% las posibilidades de que un tsunami de más de 6 metros impactara las instalaciones nucleares.
Para acabar de completar el abanico del descuido está el ejemplo de un ingeniero de la propia planta de Fukushima, Mitsuhiko Tanaka, que ya había denunciado ampliamente que TEPCO estaba encubriendo un defecto en uno de los contenedores de la planta. Otros ingenieros nucleares advertían de fallas existentes en los ductos de enfriamiento ocasionados por la vibración del reactor.
Como a Tanaka y a muchos más, a Kei Sugaoka** , un experto ingeniero de campo que ha trabajado para General Electric en Estados Unidos, tampoco le creyeron. Suagaoka llevaba años alertando sobre la falta de transparencia de TEPCO y el encubrimiento sistemático de los defectos en sus unidades nucleares.
La historia no ha terminado. No hay que dudar que en materia de verdad todavía nos quedan muchas sorpresas.
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