3月12日
QUE RIDICULOS NOS VEMOS
Qué ridículos nos vemos desde el exterior!
Era de esperarse que el Presidente Bush atizara los más salvajes sentimientos en América Latina. Por petulante, por engreído, por mantenernos en la sombra, por creernos a todos criminales luego del 9-11, por querernos imponer tratados de libre comercio propablemente desventajosos para nuestras economías debilitadas por la corrupción, el narcotráfico y los conflictos paramilitares (donde por supuesto incluyo a la guerrilla y a los paras paras, así a muchos se les crispen los pelos).
Pero sonrisa burlona debieron soltar muchos al ver las calles de Bogota con 1500 encapuchados -aproximadamente según los cables internacionales y pocos para 7 millones de habitantes - que se dedicaron a tirar piedras y a acabar con la propiedad pública, en un alarde de vandalismo sin precedentes, ¿Ondeando acaso banderas rojas con la estrella china? Vaya ignorancia! o ¿Quizá banderas del partido comunista de Colombia? Vaya despropósito.
Ignorancia de los que no han caído en cuenta de que el imperialismo, como lo he dicho hasta el cansancio cambió de manos y que los descendientes de Mao son tan capitalistas como nuestros vecinos del norte. Despropósito de quienes con acciones como esas, repetidas por casi todas las agencias de noticias internacionales - en cámara lenta como para que no quede duda- siguen dando una imagen equivocada de la izquierda latinoamericana en general. Una imagen de populismo, manipulación y radicalismo que dista de la izquierda respetada europea.
La protesta, convocada por la Gran Coalición (que representa a sindicatos, partidos oposición, campesinos y estudiantes), ha mandado a un puñado de adolescentes a enfrentarse con la policía sin que se vean los líderes políticos, que deberían según su admirada beligerancia ante los micrófonos, estar encabezando a las masas. ¿O será que solo ellas existen para hacer el trabajo sucio y la bulla? Valientes líderes de oposición, valientes líderes de sindicatos! Qué grandeza!
Manifestantes en otros países y en Colombia (que es el que me atañe) demostrando que el Presidente Bush es importantísimo. Tan importante que por él hay que dejarse arrestar, hay que tirar bombas molotov, y por supuesto hay que destrozar lo que nos ha costado dinero de los impuestos, y todo lo que huela a dinero. Importantísimo, tan importante como para que Chávez parezca un macho cabrío al que le han tocado la mujer y respira celos y rabia por la herida. Lo persigue por el mundo como quien persigue al ingrato con quien la mujer le ha puesto los cachos: primero en Argentina, luego en Nicaragua.
Me pregunto si no hubiera sido mucho más humillante dejarlo pasar sin pena ni gloria. Dejarlo sentir que políticamente vale poco porque va terminando su mandato y porque su influencia en el mundo va en decadencia. Pero no, tenemos agitadores violentos profesionales que nos hacen ver como trogloditas y poco inteligentes. Seguimos arrastrando las pasiones políticas como arrastramos las de la cama: sin verguenza, con orgullo falso porque nos creemos únicos, y con violencia como los tangos de arrabal, la música de carrilera, y los corridos. O en últimas, a golpes. Con poca elegancia y llorando las desdichas del despecho.
Ridículos nos vemos y no seguiremos viendo a punta de populismo barato, de bravuconadas para destruir lo poco que tenemos, y enarbolando símbolos en uso de soberbia ignorancia. Patéticos ... patéticos. Qué manera de desperdiciar un domingo!